La foto para sellar la unidad, entre Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa, lejos estuvo de resolver el fuerte conflicto de fondo en el Frente de Todos, que continúa con nuevos capítulos y protagonistas. La interna por la política económica que divide al Gobierno, a pesar del acto del miércoles, dejó heridas abiertas y suma capas. Los embates llegan a la Casa Rosada desde el Instituto Patria, desde la provincia de Buenos Aires, con Axel Kicillof al frente, pero también desde los movimientos sociales que integran la coalición de gobierno.
La “fumata blanca” que se escenificó el miércoles es temporal, admiten por lo bajo en la Casa Rosada, mientras ensayan muestras de fortaleza frente al avance de la Provincia sobre las decisiones nacionales y las exigencias de los movimientos sociales. El Gobierno busca formas de paliar la situación económica y social a través de aumentos de tarifas con “sintonía fina” y entrega de ayudas sociales pero limitadas. El objetivo es evitar un impacto exagerado de las subas de precios en los bolsillos y contener la situación social, aunque sin perder de vista la necesidad de frenar la emisión y la suba de la inflación. Una ecuación difícil pero de necesaria resolución, en especial, en el año electoral.
“El dilema de fondo, que debemos resolver, es entre la academia y el territorio”, dijo un hombre cercano a Alberto Fernández respecto de las disfunciones que se repiten producto de la crisis económica y las diferentes miradas sobre cómo hacerle frente sin perder votos.
La pelea entre el subsecretario de Energía, Federico Basualdo y el ministro de Economía, Martín Guzmán, que el Gobierno buscó dejar atrás con la imagen conjunta en Ensenada, el miércoles, dio lugar progresivamente, con el avance de la semana, a diferencias por las ayudas sociales.
El lunes, mientras seguía en su pico el conflicto por las tarifas, el ministro de Desarrollo Comunitario bonaerense, el camporista Andrés “El Cuervo” Larroque, que no suele hablar en público, le reclamó a Guzmán en una entrevista la re-instauración del Ingreso Federal de Emergencia (IFE), que llegó a alcanzar a 9 millones de personas el año pasado y que fue planteada en su momento como una medida puntual. “Es indispensable que continúe el IFE y creemos que debemos reconvertir esas instancias en políticas para que no reciban ningún tipo de cuestionamientos”, dijo el exdiputado nacional.
Hace meses que el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, y el propio Presidente insisten en que no hay disponibilidad de fondos públicos para un nuevo IFE, y buscan otras opciones de ayuda social que requieran menores desembolsos. El mensaje de Larroque se leyó con malestar en la Casa Rosada, al igual que la defensa de Basualdo que hizo el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, quien sostuvo que lo considera un “excelente funcionario” en medio de la pelea.
Desde La Plata dijeron que Guzmán “le hizo muy mal a Alberto Fernández”, pero remarcaron “debe quedarse” y que Axel Kicillof “quiere que se quede”. También descartaron las versiones sobre una puja del gobernador para imponer en su lugar a un funcionario bonaerense. “Ya bastante tenemos con la grave situación que atraviesa la Provincia en este momento, como para encima hacernos cargo de la situación económica nacional”, aseguró una fuente provincial que también relativizó la incidencia del gobernador en la decisión sobre Basualdo.
Atentos a evitar mayores roces, en Balcarce 50 relativizaron la postura de la Provincia por Basualdo y desde el Ministerio de Desarrollo Social negaron a Infobae que haya una disputa con el gobierno bonaerense por el tipo de ayuda social, aunque dijeron que no hubo ni habrá diálogos entre la cartera nacional y la provincial. “No hace falta, porque no hay un problema”, dijo un funcionario al promediar la semana.
Cuando todavía humeaba la pelea entre Guzmán y Basualdo, y asomaban las exigencias de la Provincia por el IFE, el Frente de Todos, en alerta por la ventilación de las disputas internas, decidió hacer un “gesto de unidad”, que terminó con la foto del Presidente, la vice, y el presidente de la Cámara de Diputados durante un acto en Ensenada, donde solo habló Alberto Fernández. Con la foto buscaron sellar una reconciliación, a pesar de que las diferencias por las tarifas siguen a flor de piel.
En la Casa Rosada aseguran que hubo un pacto de reconciliación con el Instituto Patria, pero admiten que la disputa por la política económica sigue vigente. Tanto Guzmán como Basualdo continúan en sus cargos, y ahora la pregunta es si el ministro buscará avanzar con una segunda suba de tarifas a pesar de la resistencia de Cristina Kirchner y de Axel Kicillof, que buscan que la prioridad del oficialismo sea el cuidado de los bolsillos en el conurbano bonaerense frente a las elecciones, y el acuerdo con el Fondo “se patee para más adelante”, como describió una fuente oficial.
Después de la foto, el Presidente confirmó que Guzmán lo acompañaría en su gira por Europa, como estaba previsto, a pesar de que circularon versiones de que podía bajarse. Y le dio un lugar preponderante en el acto del viernes en el Museo del Bicentenario que Alberto Fernández encabezó junto a su tropa, en su propio territorio. Otro acto de unidad, pero del entorno del primer mandatario. Guzmán, encargado de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), se tomó su tiempo para brindar un extenso discurso donde defendió nuevamente sus argumentos sobre la situación actual de la macroeconomía y las medidas que deben tomarse para hacer frente a la crisis.
En la escenificación, que se montó para anunciar un incremento en las ayudas sociales, también tuvo un rol importante el ministro Arroyo, entre los altos funcionarios del riñón del Presidente. Su presencia, después de los cuestionamientos de Larroque, fue otro mensaje de resistencia del Presidente y su entorno.
La calma duró poco. Al día siguiente de la puesta en escena en la Casa Rosada, Emilio Pérsico, titular de Movimiento Evita -una de las organizaciones sociales que integran la coalición de gobierno- cuestionó el aumento en los montos de la tarjeta Alimentar que Alberto Fernández había anunciado el día anterior. “El gasto en ayuda directa, la tarjeta Alimentar, nos incluye como consumidores, pero eso no es inclusión social, la única inclusión es el trabajo”, dijo Pérsico en un video simple y directo. “No resuelve el problema de la inflación, porque se la come la inflación. La tarjeta es pan para hoy y hambre para mañana”, lanzó.
Fue la muestra más reciente de la saga de cuestionamientos internos que recibe la Casa Rosada. “Por primera vez, Axel Kicillof, que es La Cámpora, y los movimientos sociales, están en sintonía. Es toda una novedad”, deslizó a Infobae, con ironía, un alfil de la Casa Rosada. Una fuente de Desarrollo Social aseguró que “la pandemia complicó todo” en términos de medidas frente a la pobreza. “Nos vimos obligados a dar paliativos de la situación social, que es crítica, pero el plan de brindar trabajo sigue en marcha”, sostuvo un vocero del ministerio.
Con matices, las críticas desde la provincia y los movimientos responden a la misma espina vertebral: el conflicto por la política económica, que después de la pelea por las tarifas, lleva nuevamente las miradas a la cartera de Guzmán, quien es finalmente, el encargado de abrir y cerrar la canilla para el gasto público y de negociar la deuda, y quien responde directamente a un presidente tironeado por dos formas de hacer frente a la crisis económica cuatro meses antes de las elecciones.
Seguí leyendo: