Roberto Navarro recibió a Infobae, vía zoom, en la biblioteca de su casa, donde vive en riguroso aislamiento. Allí armó su estudio de radio y desde el 13 de marzo del año pasado hace el programa. Sale poco a la calle, únicamente para reuniones imprescindibles, y afirmó que se ha propuesto sobrevivir a la pandemia.
Un Navarro íntimo, habló de su familia, de sentirse enamorado y de su rol de abuelo; también acerca de la angustia que le provoca el sufrimiento por la pandemia. El periodista afirmó estar muy conforme con la gestión de Alberto en la crisis sanitaria: “A mí me parece que hizo un trabajo extraordinario. Me parece que va a pasar a la historia”. De hecho, cree que debería armarse el “albertismo”, algo que represente un centro en el peronismo.
Duro con el periodismo, confesó que no le gustaría hacer televisión hoy: “Me parece que los periodistas que más o menos tienen rating van creando como una caricatura de sí mismos, que no me gusta. No quisiera yo hacer eso ahora”. Sin embargo, apuesta a una nueva y mejor generación de periodistas.
—¿En qué momento de su vida se encuentra hoy, en lo profesional y en lo personal?
—La verdad es que es muy difícil decir algo ahora por fuera de la pandemia. Yo tengo una vida muy feliz. Tengo una pareja espléndida, que me hace muy feliz, tengo dos hijos que trabajaban conmigo y los adoro, acabo de tener una nieta, tengo amigos entrañables. Trabajo de lo que me gusta. Me va bien. Pude crear mis propios medios. Pero tengo mucha angustia por lo que está pasando. Sufro cada muerte, cada persona a la que le falta oxígeno. Tengo muchos momentos de angustia. Sabés, me hace recordar a la Guerra de Malvinas, yo no la sufría personalmente, porque no bombardeaban Buenos Aires, pero había personas de mi edad que estaban muriendo. Yo sabía que yo me iba a dormir y que había un chico que estaba muerto de frío y sufría mucho. Y hoy me pasa eso. El otro día en la radio, hablando con el director del Otamendi, me puse a llorar. No pude seguir. Me asusté mucho por Víctor Hugo, yo lo quiero mucho y tuve miedo de perderlo. Eso, me angustia. Me angustia hablarlo.
—¿Cuál fue la muerte que más lo impactó en pandemia?
—La de Maradona. Yo lo quería mucho a Diego y él fue muy generoso conmigo. Es muy difícil… Significó mucho para mí. Maradona era más que un deportista, era un político que jugó al fútbol. Él tenía ese megáfono enorme, para decir muchas cosas, para expresar su rebeldía, que yo aprendí a querer.
—¿De qué piensa que murió?
—Yo no entiendo nada de eso. Me desagrada hablar de esa parte.
—¿Cómo fue insertarse de nuevo a los medios durante el gobierno anterior?
—Cuando me echaron de C5N, en donde está claro que hubo una exigencia de Mauricio Macri para que me vaya, lo primero que hice fue buscar trabajo. Fui a Crónica y me dijeron: “No, a ver si todavía nos meten presos a nosotros”. Fui a la AM 750 me dijeron: “No, no te podemos tomar porque vamos a tener problemas con Macri”. Así que no me quedaba otra que arreglarme con lo que tenía. Fui, pedí un estudio prestado a la Universidad de General Sarmiento, mandé a hacer una escenografía e hice el programa que yo hacía los domingos, en YouTube, y le pedí a la gente que se suscriba y que nos dé unos pesos por mes para mantenernos.
Pude usarlo una sola vez, porque el gobierno de turno inmediatamente pidió que no lo siga usando. Ya la segunda vez pude alquilar un estudio, nos vio mucha gente ese primer programa en vivo, había más de 100.000 personas mirándolo y finalmente terminaron viéndolo más de 500.000. El Destape ya había nacido. De hecho, nació cuando fui a ver a Luis Inácio Lula da Silva. Lula, que conocía mi trabajo, me dijo: “Buscate un lugar personal donde hacer tu trabajo, porque aquí en la región va a ser muy difícil que vos puedas sostenerte en un medio grande”. Y tuvo razón. Hoy el portal es el quinto del país. Estamos entre los primeros cinco. La radio funciona muy bien. Y hoy a mí me ofrecen volver a la televisión todo el tiempo.
—¿Quién lo convocó? ¿Va a volver a la televisión?
—No (risas). No porque queda feo cuando uno dice que no. Pero no me gusta la televisión. Me parece que ha caído mucho. Hace falta mucho presupuesto para hacerlo y no hay, entonces, hacen programas muy feos. Me parece que los periodistas que más o menos tienen rating van creando como una caricatura de sí mismos, que no me gusta. No quisiera yo hacer eso ahora. En cambio, haciendo los videos que estamos haciendo, funciona muy bien. Uno hace lo que quiere. No está presionado por el minuto a minuto. Y me parece que salen productos de mucha mejor calidad, que la gente aprueba más.
—Cuando se quedó sin trabajo, cuando lo echaron, ¿cómo hizo emocionalmente para seguir?
—Tengo mucha actitud, quizás debe ser mi única virtud. No me doy por vencido.
—¿Cómo vivió su familia esa etapa de transición?
—Bueno, lo que pasa es que no se puede hablar de eso sin un contexto. En ese momento, me sonaba el teléfono a las tres de la mañana y me decían que me iban a matar. Me seguían, seguían a mi mujer. Tuve una amenaza de bomba en C5N. Me hicieron juicios para sacarme dinero. Era un acoso constante. Entonces no la pasaba bien, desde luego.
—¿En algún momento tuvo miedo por su vida?
—No, no, hace muchos años que no matan a un periodista en Argentina. No digo que nunca más vaya a ocurrir eso, alguna vez volverá a ocurrir. Pero no es algo frecuente. Y además cuando vos tenés tanta visibilidad tendría un costo muy alto.
—Hablemos de periodismo. ¿Cómo ve al periodismo hoy?
—Un desastre (risas). Tengo una opinión paupérrima, en general, de los periodistas. A mí me gusta mucho formar periodistas. No sé si formar es la palabra, apoyarlos, que haya periodistas nuevos. De El Destape salieron Iván Schargrodsky, Darío Gannio, Juan Amorín. Me parece que va a haber una camada nueva que va a reemplazar esto. Supongo que en algún momento llegará eso.
—¿Cuál es su evaluación del Gobierno?
—Está totalmente teñido de pandemia. Esto es lo peor que nos pasó, quizás, en nuestra historia. Entonces uno tiene que analizar sobre qué hizo Alberto con la pandemia. Y la verdad es que, con la pandemia, a mí me parece que hizo un trabajo extraordinario. Me parece que va a pasar a la historia. Que va a ser un hombre muy recordado por su tarea en la pandemia. Digo, creó hospitales, consiguió camas, consiguió respiradores, consiguió vacunas. Argentina es el país número trece, entre los grandes, que más vacunas consiguió. A nosotros no nos faltaron respiradores. No hemos tenido violencia. No hemos tenido saqueos. No hemos tenido desabastecimiento. A mí me parece que ha hecho una gran tarea en la pandemia y que lo demás es secundario ahora.
Con la pandemia el Presidente hizo un trabajo extrairdinario. Me parece que va a pasar a la historia
—Sobre el escándalo del Vacunatorio VIP. ¿Cómo se enteró de la noticia de la vacunación de Horacio Verbitsky?
—En la radio, claro. Yo no estaba escuchando la radio, él estaba en el programa anterior al mío, y mientras yo empecé mi programa, al rato, me llega un mensaje del gerente que me dice: “¿Escuchaste lo que dijo Verbitsky?”. Así que ahí me enteré. Y bueno. Me parece que, en todo caso, de todas maneras, lo más importante fue la decisión de Alberto. Y la tomó en horas. Cuesta mucho recordar algún Presidente que haya echado un ministro en tan pocas horas. Para mí era imperdonable. Guarda que muchos se enojaron conmigo por mi posición, porque yo emití un tweet donde condenaba a ambos, a Ginés y a Verbitsky, así que eso no me generó muchos amigos. De hecho, a amigos míos les pareció mal que yo dijera eso. Pero para mí es imperdonable. Ahí no hay diferencias.
—¿Qué piensa cuando ve en las redes fotos de jóvenes vacunándose?
—Hay mucha mezcla ahí. También aparecieron jóvenes que eran maestros, eran médicos o eran enfermeros, y porque ponían la “V” se los condenaba y bueno, están dentro de ese colectivo que hay de vacunados. Al que no le corresponde vacunarse, me parece terrible, sea quien sea. Verbitsky, los políticos del gobierno que se han vacunado y no les correspondía, me parece terrible, porque quizás alguien murió por eso. Es incomprobable, pero quizás alguien murió. Me vuelvo a enojar con eso.
—¿Cómo es su relación actual con el Presidente?
—Alberto es muy amable, entonces es muy difícil llevarse mal con él. Por más que vos tengas diferencias, Alberto tiene unas formas que te llevan a que la relación sea más amigable. Así que las veces que yo he tenido una diferencia se dirimió muy fácil. Es humilde, además, no se pone en eso de “yo soy el Presidente”. Así que tengo buena relación. Yo hablo seguido con Alberto.
—¿Alguna vez lo llamó para pedirle algún consejo? ¿Fue a Olivos?
—Consejos no recuerdo que me haya pedido. A Olivos fui una vez, sí. Una de las pocas reuniones que tuve fue ahí y porque me resultaba menos arriesgado que entrar a la Rosada, con todos los vericuetos y cosas que tenía.
—¿Cómo lo ve emocionalmente ?
—Bueno, hablando de sensible, Alberto es bastante llorón. Se sensibiliza mucho con el sufrimiento ajeno. Mucho. Yo no lo conocía tanto, eh. Y de hecho ideológicamente tengo algunas diferencias con él. Pero como ser humano me parece muy buen tipo.
—¿Tiene relación con Cristina? ¿Habla con ella?
—Nadie habla mucho con Cristina. A veces, de vez en cuando. Hablo más con Alberto que con Cristina.
—¿Cómo la ve en su rol de Vicepresidenta?
—Yo creo que influye menos de lo que se dice. Creo que la mayoría de las decisiones las toma Alberto. Creo que Cristina opina, trata de opinar, viste, es como una pareja. Me parece que se guarda para las cosas que realmente considera importantes y no siempre que discrepan Alberto hace lo que dice Cristina. Yo tengo una gran admiración por lo que hizo ella. Es muy difícil encontrar en la historia, no solo en la Argentina, si no en otros países, alguien que deje semejante cantidad de herederos. A vos te pueden gustar o no, pero claramente son los herederos; herederas como Luana (Volnovich), (Fernanda) Raverta, Mayra (Mendoza) o herederos como Axel, Máximo, Wado, el Cuervo Larroque. Hubo un trabajo ahí. Y después el decir, bueno, yo me reúno con Alberto, con Massa, personas con las que tuve tantas diferencias… Yo no lo podría hacer eso. Me parece de un pragmatismo enorme.
—¿Cómo ve a la oposición hoy?
—Yo veía, hasta ahora, una jugada muy inteligente: la más blanda, la más moderada, una que se muestra un poco más progresista, y eso es muy inteligente porque entonces vos vas a una PASO, ofrecés distintas cosas y el que sale ganador tiene una cantidad de votos. A mí me gustaría que el Frente de Todos fuera así. A mí me gustaría que existiera “el albertismo”, que Alberto lo hubiera hecho.
—¿Y por qué piensa que no lo hizo?
—Por ahí lo hace más adelante, qué sé yo. Me parece que la pandemia cambió todo, generó una serie de urgencias en donde todo se tensionó. Yo diría que, si el albertismo no se desarrolló, claramente, si hay una responsabilidad es de los dos, de Alberto y de Cristina. Te sumo más, me parece que a Alberto le falta volumen político en sus acompañantes albertistas, para crear el albertismo. Pero que le vendría bien que haya un ala, si querés peronista de izquierda como Cristina o peronista de derecha como Massa, y Alberto que es un centrista. Si existe el centro en el mundo es él.
A Alberto le falta volumen político en sus acompañantes albertistas para crear el albertismo
—Para usted, ¿qué integrante del Gobierno “mata”, metafóricamente, por Alberto Fernández?
—Santiago Cafiero.
—¿Santiago Cafiero solo?
—Sin dudas Cafiero es el más importante. También Alberto tiene a Juan Manuel Olmos, su gente de siempre. Julio Vitobello. Qué sé yo, la gente que puso él, Matías Kulfas le es fiel a él también. Yo no creo que Alberto tenga ningún ministro que lo haya puesto Cristina y él no lo tolere. Puede ser que algún ministro lo haya puesto Cristina, pero yo creo que Alberto siempre ha tenido el poder de veto para decir: “No, este no”.
—Le pregunto al Roberto Navarro ciudadano, ¿algo que no le haya gustado del Gobierno?
—Tener una inflación del 5% mensual. Es desastrosa. Es terrible la inflación. Por ejemplo, un error que me pareció increíble fue la expropiación de Vicentín. Porque, las dos cosas me parecieron mal, cuando expropió y cuando “desexpropió”. Expropiar porque, qué sé yo, es extemporáneo, no sucede más la verdad. Te puede gustar o no, pero esas cosas, expropiar una cerealera, hoy no sucede en el mundo. Ahora, una vez que lo hiciste dar marcha atrás, me resultó muy extraño. Eso me pareció un doble yerro, digamos. Y el tema de la inflación yo diría que no le están encontrando la vuelta. No podés tener, en abril, otra vez más o menos un 4% de inflación. Siete meses. Me parece que Martín Guzmán se va a desgastar. Ningún ministro soporta semejantes niveles de inflación durante mucho tiempo.
—Si tuviera la oportunidad ¿tomaría un café con Mauricio Macri?
—Nunca me lo planteé porque es uno de los pocos políticos que no conozco sinceramente. Si sirviera para algo. A mí, entrevistarlo, por ejemplo, no me interesa, porque miente mucho. Si yo sintiera que sirve para algo lo haría, sí.
—¿Hay algo que lo avergüence de su profesión?
—No, tampoco le doy tanto valor. Me parece que en todas las profesiones hay cosas buenas y cosas malas. Las nuestras son más visibles si querés. Muchos somos famosos entonces es más visible. Pero tampoco quiero decir que todo pasa por el periodismo.
—Hablando de fama... ¿cómo maneja el ego?
—No, no sé si lo manejo. Eso deberían decirlo los demás, qué sé yo. Creo que sí conozco mis limitaciones. Sé que hay gente que es muy buena, que lo hace muy bien. A ver, vamos a tomar un periodista económico, para mí el mejor es Alfredo Zaiat. Periodista de investigación es Ari Lijalad. Entrevistadores, vamos a tomar uno que no sea amigo mío, un gran entrevistador en Argentina es Alejandro Fantino. Yo no soy bueno haciendo ninguna de esas cosas, qué sé yo. Ahora, si todo el mundo o una cantidad de gente desproporcionada te ve por la calle y te pide fotos y te abraza y te halaga, en algún momento el ego sale. Hay una admiración desproporcionada por determinados personajes, incluido yo.
—¿Le afectan las críticas?
—Bueno, lo que pasa es que es como todo. O sea, si a vos te duele la cabeza un día la pasás mal, una semana la pasás mal. Si te duele la cabeza todos los días de tu vida te acostumbrás. A mí hace muchos años que me tratan mal. Bueno, ahora menos que antes. Pero llega un momento en el que te resbala.
—¿Hubo alguna crítica o comentario que le dolió más de lo que esperaba?
—Sí. Yo me acuerdo de que una vez yo había creado la Sociedad Anónima para crear el portal y justo murió mi madre. Entonces le puse La Ñata, porque mi mamá decía “Ñata”, porque era medio narigona. Y entonces Lanata dijo en televisión que yo le había puesto Ñata a la Sociedad Anónima por la quinta de Scioli. Entonces yo dije, al otro programa, “no, yo puse Ñata porque murió mi madre”. Y él, al siguiente programa, puso como una musiquita de novela y dijo “mirá lo que vino a decir, es incomprobable, está mintiendo”. Y esas cosas, en el momento que recién había muerto mi madre, me dolieron. Cosas como esas, muy puntuales… Bueno, uno tiene sus fragilidades.
—¿Recuerda cuál fue el mejor día de su vida?
—Ah no, eso no te lo voy a contar (risas).
—No termino esta entrevista sin saberlo... ¿Es algo prohibido?
—Ahí está mi ego, mirá, ahí salió mi ego (risas). Cuando ganó Macri yo sentía como que había perdido yo. Mira qué ego. Pensar que ganó Macri porque yo fracasé, que no pude evitarlo. Y me sentía muy mal. Asumió Macri y me echaron. Después me volvieron a tomar. Pero en vez de dejarme todos los días me dejaron los domingos. Me bajaron el sueldo. Entonces, me fui de vacaciones, me alquilé una casita en Valeria del Mar, en una cortada, que no pasaba ningún auto, fue casi un autocastigo. Y ahí conocí a mi pareja, Noelia. Y me enamoré. Entonces ahí dije:“Qué rara que es la vida”. Yo estaba clavándome los puñales ahí triste, acosado, despedido, fracasado, y aparece Noe. Claro, el amor tapa todo. Tiene una fuerza que te llena. Que se expande. Que es muy superior a todo el resto. Y bueno, esos contrastes hacen que vos lo vivas con más intensidad. Te genera una felicidad que es muy difícil comparar. ¿Qué otra cosa te puede hacer más feliz que enamorarte? No hay otra cosa.
Cuando ganó Macri yo sentía como que había perdido yo
Ping pong político
—El papa Francisco
—El más importante del lado de los buenos.
—Alberto Fernández
—El tipo que nos cuida en la pandemia.
—Cristina Fernández de Kirchner
—La mejor presidenta de la historia argentina.
—Máximo Kirchner
—Por ahora es una expectativa. Yo tengo grandes expectativas de que él sea presidente, pero no voy a hablar antes de que lo sea. Me parece muy parecido a Néstor, es un tipo muy pragmático. Me parece que muchos se van a sorprender el día que él tenga poder.
—Horacio Rodríguez Larreta
—Ojalá no estuviera tan atado a Macri, para ver cómo es Larreta sin la presión de Macri.
—Axel Kicillof
—Un tipo con una inteligencia muy por arriba de la media, con una honestidad muy por arriba de la media, una capacidad de trabajo extraordinaria. Un buen tipo. Me parece que también tenemos por delante, si llega, un presidente muy importante.
—Carla Vizzotti
—La conozco muy poco porque recién empieza. La verdad es que no tengo una opinión formada.
—Patricia Bullrich
—Ah, la extrema derecha. Esos extremos me ponen mal. Me ponen nervioso.
—María Eugenia Vidal
—Nunca terminé de conocerla. Porque me parece que han trabajado tanto en el marketing de Vidal que cuesta mucho correr lo que la tapa para saber bien quién es.
—Juan Grabois
—(Risas). Está bien, es un tipo que persigue la utopía con mucha fuerza. Con mucha franqueza.
—Mauricio Macri
—Para mí es un mafioso.
—Marcos Peña
—El consigliere del mafioso.
—Santiago Cafiero
—Es un muchacho inteligente, muy laburador, muy buen tipo, que le tocó una situación dificilísima como la pandemia, que creo que con los años es un cuadro brillante. Hoy uno se da cuenta de que la pandemia, en algunos momentos, lo supera. Pero le tengo confianza también.
—Sergio Massa
—Es un tipo con una ideología muy distinta a la mía, porque él me parece que tiene tantas convicciones de derecha como yo de izquierda. No tengo ningún problema personal, pero no tengo la cercanía ideológica que tengo con otros.
—Roberto Navarro
—Soy un tipo común y corriente.
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