“No cambiará mi rutina. Voy a luchar contra esto trabajando”. Fueron las primeras palabras de Esteban Bullrich a un dirigente que lo llamó minutos después de que el senador de Juntos por el Cambio difundió la carta en la que confirmó que padece Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y, según dijo a Infobae, lo notó tranquilo, aliviado por haber podido contar lo que le estaba pasando.
La noticia causó conmoción en el mundo político y fue trending topic en Twitter: se trata de una enfermedad que provoca parálisis muscular de manera progresiva y que afectó a personalidades como el físico británico Stephen Hawking (quien convivió 55 años con esa dolencia), el escritor Ricardo Piglia, el humorista Roberto Fontanarrosa y el actor Sam Shepard.
Una vez que publicó la carta, Bullrich se refugió en su familia (su esposa Uque y sus cinco hijos), sus colaboradores afirman que no quiere dar entrevistas y que tampoco prefiere contar detalles de su intimidad. “No quiere victimizarse sino que retomar su vida porque cree realmente lo que escribió”, afirmó alguien que lo conoce mucho en alusión al párrafo del texto en el que el legislador asegura: “Fue una noticia dura que duele, pero gracias a la compañía de mi familia, amigos -de todos ustedes- y a Dios, estoy en paz. Listo para encarar lo que venga, disfrutando el día a día de esta vida maravillosa que vivo. Esta es otra oportunidad”.
El senador prefirió no atender todos los llamados ni responder todos los mensajes de Whatsapp, pero en particular porque fueron muchos. Igualmente no descuidó el seguimiento de los temas políticos ni tampoco su presencia en las redes sociales: a las 17 de este jueves escribió en su cuenta de Twitter un texto para reforzar una publicación del diputado Cristian Ritondo sobre el concurso del Correo Argentino: “Jueces y fiscales de la Nación tienen la oportunidad de demostrar que no se prestan a la persecución política. Hay una oferta de pago del 100% de la deuda y la presión para no aceptarla es exclusivamente para dañar a @mauriciomacri y su familia”.
Quienes lo conocen están seguros de que seguirá así. Lo reconocen como un adicto al trabajo y a la actividad política, sobre todo desde que ganó la banca de senador nacional por la Provincia de Buenos Aires en 2017. Su dedicación tan obsesiva a la tarea legislativa llevó a que uno de sus colegas le reprochara cariñosamente el año pasado: “Bajá un cambio, no podés estar en tanto Zoom”.
Aun con el diagnóstico de ELA, confirmado durante un viaje a Estados Unidos en el que se hizo estudios específicos y consultó a médicos locales, Bullrich anticipó que seguirá desarrollando su tarea legislativa y su participación en distintas comisiones de la Cámara alta (es vicepresidente de la de Presupuesto y Hacienda y vocal en otras siete). Esa tenacidad, señalan sus allegados, es una de sus características salientes, pero no la única: por ejemplo, una amiga contó que es piloto de avión y que alguna vez vio que en su computadora jugaba siete partidas de ajedrez en forma simultánea sin perder el hilo de una charla que sostenía con ella.
Sus colaboradores aseguran que es muy amigo de sus amigos y que en las filas del PRO es un dirigente querido por casi todos, algo muy difícil en un ambiente como el de la política. Lo destacan como alguien que sabe dar consejos y contener a sus colegas, como sucedió cuando Juntos por el Cambio perdió las elecciones presidenciales de 2019 y vio a sus dirigentes amigos tan deprimidos que los invitó a comer a su casa, les hizo de comer y los incentivó a no bajar los brazos ni dejar de pelear por sus ideas.
Todos admiran su fe religiosa: es muy creyente y esa condición, según piensan quienes lo rodean, puede ayudarlo en este momento difícil. “La ELA es compleja, pero cuidándose y respetando los tratamientos se pueden atenuar los síntomas. Como católico, creo que Dios nunca nos pone pruebas que no podamos superar. Él hace nuevas todas las cosas, confío en Él”, dijo en su carta. Bullrich comparte las mismas creencias con Uque, su esposa y un pilar en su vida, quien además es voluntaria de María Livia, un ama de casa salteña que dice ver y hablar con la Virgen, hace curaciones milagrosas y convoca a miles de fieles.
”Tengo un compromiso asumido con los bonaerenses y con los argentinos que no se modifica por este diagnóstico. Hay mucho por hacer para construir la Argentina que queremos para nosotros y para nuestros hijos. Soy parte de algo mucho más grande que yo y mi vocación de servicio está intacta”, afirmó el ex ministro de Educación en la carta dirigida a las autoridades del Senado.
En ese mismo texto hay unas palabras que, de acuerdo con sus amigos, son una clave que explica el sentido de querer contar públicamente lo que le estaba pasando. “Es difícil transmitir noticias dolorosas, pero compartirlas es aliviador”, dijo Bullrich. Y por eso también están seguros de que cumplirá su palabra de “sumar una prioridad más” a su vida: “Desde hoy -aseguró-, parte de mi trabajo va a enfocarse en mejorar las condiciones de vida y la calidad de los diagnósticos de las personas con ELA en la Argentina”.
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