Alberto Fernández escribió un discurso de 18 minutos de duración para enviar un mensaje sin intermediarios a Horacio Rodríguez Larreta, la oposición parlamentaria y la Corte Suprema. El Presidente grabó anoche en el Museo del Bicentenario y su intención política apuntó a reconstruir el diálogo con la oposición y a ratificar que las acciones contra la pandemia del COVID-19 implican una responsabilidad de gobierno que debería estar al margen de jueces y fiscales.
La relación de Alberto Fernández y Rodríguez Larreta languidece. El Presidente utilizó su discurso para explicar -sin nombrarlo- que no hay un empecinamiento contra la Ciudad de Buenos Aires y para ratificar su posición personal respecto a la judicialización de los actos políticos.
“Ahora bien, hay zonas del país que están en situación de Alarma Epidemiológica y Sanitaria. En estas zonas el sistema de salud está muy tenso y la proporción de casos sobre la población es muy alto”, dijo Alberto Fernández en su discurso.
Esta nueva categoría para definir las zonas más afectadas por el COVID-19 no sólo incluye a la Capital Federal. El Presidente tiene un informe del Ministerio de Salud que agrega a Rosario (Santa Fe), Mendoza y La Rioja. En este contexto, la intención de Alberto Fernández fue demostrar que no hay ensañamiento político con la Ciudad y que sus decisiones sólo apuntan a evitar que la segunda ola estrangule todo el sistema sanitario nacional.
Cuando tomó la decisión de suspender las clases presenciales en el AMBA, Alberto Fernández fue informado sobre la posibilidad de llegar a los 50.000 contagios por día hacia fines de abril. Desde esa perspectiva, el jefe de Estado resolvió que las aulas permanezcan vacías en el Conurbano y la Ciudad durante dos semanas.
Alberto Fernández está satisfecho con los resultados de su estrategia, y ahora decidió ejecutar un nuevo refuerzo que se extenderá por tres semanas. Está irritado con la mirada que tiene Rodríguez Larreta sobre las clases presenciales, y cree que utiliza ese tema para reforzar su imagen pública como líder de la oposición.
Anoche, cuando terminaba de ajustar su discurso, el Presidente decidió dedicarle ciertas líneas al jefe de Gobierno:
“Las medidas que adoptamos son las que se han tomado en todo el mundo. Con el virus, es imposible negociar. Frente al virus, tenemos que tomar medidas firmes. He tomado y tomaré las decisiones que correspondan sin ninguna especulación política. Es imposible especular electoralmente y al mismo tiempo cuidar a la gente. Cualquier especulación que se haga terminará ayudando al virus y agravando el problema. Las medidas ante la pandemia son estrictamente para salvar vidas. Las normas que establecemos debemos cumplirlas todos por igual”, sostuvo Alberto Fernández.
Además de tener profundas diferencias con Rodríguez Larreta, el Presidente considera que las decisiones políticas asumidas para combatir la pandemia no pueden terminar en manos de los tribunales inferiores y la Corte Suprema.
Alberto Fernández sigue de cerca la situación en Alemania y decidió replicar en la Argentina lo que hizo Ángela Merkel frente a ciertos cuestionamientos que recibió frente a su decisión política de suspender las clases y limitar la circulación y las actividades comerciales y sociales.
Con ese leading case internacional, el Presidente resolvió que las futuras medidas contra el COVID-19 tengan un paraguas legal a través de una ley aprobada por el Congreso. Ya no sería necesario dictar un decreto de necesidad y urgencia (DNU) cada dos semanas, y además ya no habría suficientes argumentos jurídicos para litigar ante la Corte Suprema una decisión que se asumió en otro poder reconocido por la Constitución.
La intención de Alberto Fernández no termina en evitar que la toma de decisión política se transforme en un objeto jurídico en el máximo tribunal, sino que también apunta a reconstruir una agenda de diálogo con la oposición que está arrasada por las propias diferencias entre el Presidente y Rodríguez Larreta.
“En los próximos días enviaré un proyecto de ley al Congreso de la Nación para que en función de criterios científicos claros y precisos se faculte al Presidente de la Nación y a los gobernadores a tomar restricciones y medidas de cuidado durante esta situación excepcional”, reveló el jefe de Estado.
Y añadió: “De este modo estoy ratificando mi vocación de diálogo. La pandemia nos exige una inmensa responsabilidad. Y es la política quien debe tomar las decisiones y encontrar las respuestas al desafío que enfrentamos. Esto es mi responsabilidad y es nuestra tarea colectiva”.
El proyecto para enfrentar a la pandemia está bajó la supervisión del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y la secretaria legal y técnica, Vilma Ibarra. Y la intención presidencial es que llegue a la Cámara de Diputados antes que concluya mayo.
Durante una semana, Alberto Fernández estuvo bosquejando su inesperado discurso matinal. Anoche reunió a sus principales consejeros en la Casa Rosada, escuchó los últimos consejos y enfrentó a las cámaras dispuestas en el Museo del Bicentenario. Después grabó por 18 minutos, solo en la pantalla, con la intención de fijar posición política con Rodríguez Larreta, la Corte Suprema y la oposición parlamentaria.
“Me hago cargo de todo. Estoy a cargo”, comentó en Olivos cuando su discurso ya había sido emitido.