El aumento exponencial de contagios y de la ocupación de camas de terapia intensiva obliga al Gobierno porteño a recalcular su estrategia epidemiológica. Al término de esta semana habrá nuevas definiciones sobre el rumbo de las restricciones en el Área Metropolitana de Buenos Aires, y esta vez la Ciudad apoyaría endurecer las medidas con el objetivo de reducir la circulación de personas.
A lo largo de los últimos días hubo reuniones de la mesa chica del Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta donde se planteó la preocupación por el porcentaje de ocupación de camas UTI y se barajaron posibles alternativas para limitar aún más las actividades que implican un riesgo epidemiológico. Las decisiones están sujetas al análisis de las medidas vigentes y a las cifras de nuevos infectados de las próximas 48 horas. El DNU que firmó Alberto Fernández semanas atrás se encuentra vigente hasta el viernes, pero a partir de hoy en Uspallata comenzarán a vislumbrar con mayor precisión el camino a seguir a partir de mayo.
En el Ejecutivo porteño hablan de sumar restricciones a las actividades comerciales y a las reuniones sociales. Sin embargo, antes de hablar de confinamiento, tienen en cuenta otras variables: además de lo sanitario y lo económico, pesa lo político, el humor social y las presiones de sectores comerciales que afirman no poder resistir un nuevo cierre.
Una de las medidas en estudio tiene que ver con las aglomeraciones de clientes y la falta de acatamiento de los protocolos sanitarios en los negocios. Por ello barajan la posibilidad de que se limite aún más el número de gente permitida en el interior de los locales, e incluso que solo esté permitido la atención de la puerta hacia afuera: una suerte de “comercio al aire libre”. La misma lectura hacen de bares, cervecerías y restaurantes, donde a raíz del toque de queda nocturno, se ve mayor presencia de consumidores en horario diurno, por lo que reforzarían los controles para que se respete la prohibición vigente de atención dentro de los locales gastronómicos.
Otra medida que de aprobarse tendría su impacto en la economía tiene que ver con volver a restringir la construcción. En el Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta analizan la incidencia que tienen los trabajadores de este rubro en el uso del transporte público, y ante la necesidad de limitar el número de pasajeros en trenes, subtes y colectivos, se estudia cerrar temporalmente la actividad.
Desde el 23 de abril, a través de una resolución publicada en el Boletín Oficial de la Ciudad, el gobierno porteño limitó la práctica de actividades deportivas al aire libre a un máximo de 10 personas.
Mediante una carta que firmaron el jefe de Gabinete, Felipe Miguel, y el secretario de Atención Ciudadana y Gestión Comunal, Facundo Carrillo, se le solicitó a los administradores de consorcios “que redoblen su esfuerzo para ayudarnos a seguir concientizando y hacer cumplir las medidas de prevención para cuidarnos entre todos”: “Para contener la propagación del virus en esta segunda ola, necesitamos que sigan colaborando para hacer cumplir las medidas de prevención, en especial la prohibición de realizar reuniones sociales en domicilios particulares, tal como estableció el Gobierno nacional a través del decreto presidencial del 9 de abril”.
Más allá de las restricciones que se apliquen, por el momento las escuelas seguirán siendo “lo último que se cierre”, insisten en Ciudad, pero no descartan volcarse hacia un esquema mixto entre presencialidad y virtualidad para continuar con el ciclo lectivo.
Ayer CABA volvió a registrar un elevado número de contagios: 2.854. El domingo, el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, había señalado que “si con el segundo grupo de medidas no descienden los casos, hay que acompañar nuevas restricciones”. El funcionario explicó que si bien en las últimas semanas se estabilizó el número de contagios, sigue siendo una cifra significativamente alta de casos que “si no bajan, no hay manera de que el sistema de salud pueda seguir competente”.
SEGUIR LEYENDO: