Fue el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, quien públicamente admitió que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires aplicará nuevas restricciones si no descienden los casos de COVID-19. En la sede de Uspallata desde hace días evalúan los pasos a seguir y ayer hubo un nuevo cónclave para terminar de confeccionar el plan para disminuir aún más la circulación. Tras la disputa político-judicial con Nación por la presencialidad en las escuelas, y junto con la provincia de Buenos Aires, las tres administraciones deberán acercar posiciones en los próximos días para definir nuevas medidas en el AMBA.
La urgencia que demanda el aceleramiento de los contagios de coronavirus, con impacto en el sistema sanitario, deja en segundo plano las mezquindades de la política cotidiana. Alberto Fernández, Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta se ven forzados a retomar el diálogo; a sentar las bases para reiniciar las conversaciones públicas sobre la administración de la pandemia, a la espera de que la Corte Suprema defina la disputa que se generó entre oficialismo y oposición por la educación presencial.
Fueron las segundas líneas de los tres gobiernos quienes mantuvieron conversaciones privadas a lo largo de la última semana. Todos ellos coincidieron en la preocupación por el potencial riesgo de saturación del sistema sanitario ante jornadas récord de contagios. Los jefes de Gabinete, Santiago Cafiero, Carlos Bianco y Felipe Miguel, llevaron adelante el diálogo. Los apremia la situación epidemiológica y que el próximo viernes se cumplen los 15 días del Decreto que firmó Alberto Fernández aplicando las restricciones vigentes.
Kicillof desde un primer momento propuso cierres estrictos pese a las consecuencias económicas. De parte del Ejecutivo Nacional, más allá de las recomendaciones, delega en los gobernadores la potestad de aplicar medidas pertinentes a las realidades particulares de sus distritos. La novedad de cara al inicio del mes de mayo es que Rodríguez Larreta estaría dispuesto a endurecer las medidas para limitar la circulación luego de no acatar el cierre de colegios que decretó Alberto Fernández semanas atrás. Aunque más allá de lo que decida el Gobierno porteño, las clases presenciales es un punto en el que no se permite dar un paso atrás. Al menos por el momento, las aulas seguirían abiertas más allá del cuadro epidemiológico de la última semana.
En Casa Rosada piensan que más allá de la postura política, “si la curva sigue con la tendencia actual, la cantidad de casos va a subir y la situación va a llegar a un nivel en donde la Ciudad se va a ver obligada a cerrar incluso las clases”. Por fuera de las especulaciones, apuntarán al acercamiento público ya que entienden que la falta de coordinación entre las tres jurisdicciones los perjudica.
Si bien funcionarios del gobierno porteños aseguraron a Infobae que el diálogo público se retome, una reunión con Nación y con Provincia de Buenos Aires estará supeditada a la resolución de las discusiones internas que al día de hoy priman en Juntos Por el Cambio.
En este contexto, ayer hubo un encuentro de la mesa chica de Horacio Rodríguez Larreta donde se planteó la posibilidad de sumar restricciones ante la suba de casos de COVID-19. Las medidas, adelantaron, podrían incluir un acotamiento de las actividades comerciales y reforzar los controles. No solo pesa lo sanitario y lo político: lo económico, el humor social, y las presiones del sector comercial inciden en la decisión final.
Anoche, Fernán Quirós, admitió -con preocupación- que “si con el segundo grupo de medidas no descienden los casos, hay que acompañar nuevas restricciones”. El ministro de Salud porteño explicó que si bien en las últimas semanas se estabilizó el número de contagios, sigue siendo una cifra significativamente alta de casos que “si no bajan, no hay manera de que el sistema de salud pueda seguir competente”.
En Provincia hacen una lectura similar con respecto a la curva de contagios. “Esta semana tuvimos casi exactamente la misma cantidad de casos que en la anterior”, explicó Carlos Bianco este domingo, aunque remarcó que pese a que es “un pequeño logro en un marco tremendamente preocupante con pacientes que siguen entrando a terapia y derivaciones que se complejizan. Tenemos que cumplir las medidas de cuidado a rajatabla”.
El último reporte sanitario indicó un nuevo número alarmante: de los 15.012 contagios reportados a nivel nacional, 6.820 corresponden a la Provincia de Buenos Aires y 2.701 a la Capital Federal. En el Área Metropolitana el porcentaje de ocupación de camas llegó al 76,6%.
Con respecto a la situación de las camas UTI en CABA, Quirós explicó que el 88% del sector privado y 82% del público están ocupadas: “Camas hay, pero esto es la totalidad de las camas, pero no todas las coberturas internan en todos los sanatorios y clínicas”, contextualizó.
En la sede de Uspallata aguardarán hasta el martes para hacer la evaluación del impacto de las últimas medidas. Y más allá de las restricciones que se apliquen, hasta ayer no se contemplaba el cierre de colegios. En palabras del ministro de Salud, “las medidas tienen que ser en base a la evidencia y la evidencia hay que explicársela a la gente con toda claridad para que pueda comprender por qué proponemos lo que proponemos”.
Por lo pronto, el Gobierno porteño convocó a una conferencia de prensa para este lunes a las 8.30 de la mañana en el Centro de Monitoreo Urbano, ubicado en Guzmán 396. El vicejefe, Diego Santilli, a cargo del Ministerio de Justicia y Seguridad; el ministro de Desarrollo Económico y Producción, José Luis Giusti; el secretario de Transporte y Obras Públicas, Juan José Méndez, y el secretario de Seguridad, Marcelo D’Alessandro, se reunirán para analizar los controles y la movilidad en la Ciudad.
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