“Ésta es la situación: crítica. Muy difícil. Casos que aumentan a una velocidad nunca vista, terapias llenas y un sistema de salud muy tenso. Sin embargo, empiezo a escuchar que ‘estamos en una meseta’”, escribió en su cuenta de Twitter el viceministro de Salud bonaerense Nicolás Kreplak para graficar cómo se cerraba la semana en términos sanitarios en la provincia de Buenos Aires.
Kreplak hacía referencia a los dichos del ministro de Salud de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Fernan Quiros, quien días atrás advirtió un amesetamiento en los casos en la CABA. Luego de ese posteo en redes, el funcionario bonaerense y el gobernador Axel Kicillof, se reunieron de urgencia con el presidente Alberto Fernández. De ese encuentro se hizo un monitoreo sobre la situación del AMBA y la saturación de ocupación de camas en la ciudad que impacta en el conurbano producto del sistema de derivación de casos: la administración bonaerense viene advirtiendo que las clínicas privadas están colapsadas en la capital y las derivaciones complican la situación en la Provincia. En el gobierno de Kicillof sostienen que la administración de Horacio Rodríguez Larreta “oculta” la realidad de la situación, que es crítico el cuadro en el AMBA y que aún está lejos de cambiar. En medio de estas diferencias, uno de los asuntos pasará sobre cómo acordar las medidas a partir del mes de mayo y por eso se busca acercar posiciones.
En la provincia de Buenos Aires se evidencia un aumento general de las internaciones en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), la circulación comunitaria de variantes del Reino Unido y Manaos -que genera mayor transmisibilidad y rápida propagación-, el incremento de internación en las UCI en edades donde la población no se encuentra vacunada, el aumento de personas fallecidas en UCI con diagnóstico de COVID-19 y una baja en el tiempo de duplicación de casos y aumento de la positividad de los test. Con este diagnóstico se sentará la administración de Kicillof con la Nación y, sin definir aún, con la Ciudad.
“Ojalá tomemos las medidas en conjunto con el gobierno de la Ciudad Autónoma, queremos trabajar en ese sentido. De nada sirve que se tomen las medidas más duras de un lado de la General Paz y del otro las decisiones sean más flexibles”, advirtió este sábado el jefe de Gabinete bonaerense, Carlos Bianco. Desde hace algunas semanas que el acuerdo de políticas sanitarias entre la Ciudad y la Provincia va por carriles diferentes y todo el gobierno de Kicillof lo hizo notar.
Por eso, en esta semana que inicia, se trabaja en un encuentro entre Bianco con su par porteño, Felipe Miguel. El bonaerense suele repetir que tiene una estimación por Miguel. Pero la política juega por detrás y la administración porteña se aferra a la presencialidad escolar como bandera; un camino por el que ya transitan también los intendentes bonaerenses de Juntos por el Cambio.
Los puentes están abiertos. “De nuestro lado hay total disponibilidad, esperamos que acepten “, dicen en La Plata.
Hasta el momento, desde que rigen las medidas de restricciones en el AMBA se logró ralentizar la velocidad de los casos, pero no la cantidad.
Esa condición de baja en la velocidad de los contagios no escapa a que las restricciones vigentes -o medidas de cuidado, como elige decir el gobierno bonaerense- continúen. O aumenten. “Ojalá que no tengamos que llegar a una Fase 1 para reducir los casos”, sostuvo Bianco este sábado en declaraciones a C5N. Lo mismo había dicho el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni.
La última semana el gobierno bonaerense definió darle un marco extrahospitalario a distintos espacios que durante la primera ola habían funcionado, en algunos casos, como centros de aislamiento. De esta forma se habilitarán 303 camas para cuidados leves y moderados en La Plata, Pilar, Almirante Brown, Ensenada, Florencio Varela y Moreno.
Lo que se busca es reconvertir las camas de cuidados leves y moderados de los hospitales en camas de terapia intermedia o intensiva y que una para una situación de menor complejidad se derive a los centros extrahospitalarios. Sobre eso hablaron Kicillof y Fernández en la tarde noche del viernes en Casa Rosada. Es una recomendación que realizó la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que el sistema de atención no toque su techo.
En el detalle, el centro extrahospitalario de Pilar estará en Villa Marista con 25 camas. El de Almirante Brown, en el hospital Vecinal Burgwart, con 45 plazas; en Ensenada funcionará en el polideportivo municipal con 48 plazas, en La Plata en el Hotel del gremio docente SUTEBA, con 45 plazas; en Moreno en Quinta La Reja del gremio del SUTERH con 20 plazas, además de otro atención médica extrahospitalaria que estará en el Camping SATSAID, con 58 lugares disponibles en el mismo distrito. Mientras tanto, en Florencio Varela se montará en las instalaciones del Polideportivo Municipal La Patriada, con 62 plazas.
Desde la Provincia adelantaron a Infobae que además de estos lugares se están buscando más espacios, pero el obstáculo pasa por los recursos humanos. Médicos, enfermeros y psicólogos y otros especialistas en salud mental, kinesiólogos, trabajadores sociales y personal de apoyo, como técnicos, trabajadores de limpieza, alimentación y administración.
Esta semana, el gobierno bonaerense también salió a mostrar que muchas personas que residen en la Ciudad se anotaron en el programa de vacunación de la provincia para recibir la dosis de la vacuna contra el coronavirus. Con un cruzamiento de datos se detectó que 75.901 dosis de la provincia se aplicaron a residentes de la Ciudad de Buenos Aires. Principalmente se trata de mayores de 60 años, quienes utilizaron un domicilio de un familiar para poder anotarse o un domicilio laboral. Si bien las vacunas son provistas por el gobierno nacional, en la Provincia no dejaron pasar la particular situación. Según cálculos del Ministerio de Salud bonaerense, implica que el 14% de las personas que residen en la Ciudad fueron vacunadas en territorio provincial.
Pese a los diálogos informales que pudieran llegar a sostener funcionarios bonaerenses y porteños, el vínculo entre Kicillof y Rodríguez Larreta está enfriado. La decisión del gobierno de la Ciudad de continuar con la presencialidad escolar es el principal motivo del malestar. El otro, la falta de certezas públicas sobre cuál es el cuadro de clínicas y sanatorios en la Ciudad. “No podemos hacernos los distraídos y mucho menos fingir con las estadísticas”, repitió el presidente este sábado.
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