El pasado 26 de febrero, el Presidente Alberto Fernández dialogó con John Kerry, el enviado especial para el clima de la presidencia de los Estados Unidos. En la charla, Kerry le transmitió una invitación del mandatario norteamericano, Joe Biden, para que participe en la Cumbre de Líderes sobre Cambio Climático convocada por el gobierno estadounidense para el 22 de abril, en coincidencia con el Día Mundial de la Tierra.
“Le exhorto a que usted también asista a la cumbre preparado para compartir de qué manera su gobierno contribuirá a mantener el objetivo de 1,5 grados centígrados a nuestro alcance”, instó Biden a Fernández.
Finalmente, casi dos meses más tarde, el jefe de Estado argentino estará presente en el evento, que funcionará como la antesala de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de noviembre en Glasgow.
Del encuentro virtual participarán 40 líderes mundiales, entre ellos, los presidentes Jair Bolsonaro (Brasil), Sebastián Piñera (Chile), Iván Duque Márquez (Colombia) y Andrés Manuel López Obrador (México), que abordarán los beneficios económicos de una acción climática más contundente.
Entre los convocados estarán los 17 países responsables del 80% de las emisiones que aceleran el cambio climático en el mundo, con el fin de encontrar puntos de convergencia en materia de soluciones. Además de los presidentes latinoamericanos, también confirmó su asistencia el representante de China: será la primera reunión entre Joe Biden y Xi Jinping.
EL CONTEXTO
A partir de esta Cumbre, Biden busca revitalizar el liderazgo de Estados Unidos en la lucha contra el cambio climático, una realidad que impacta de múltiples maneras y está agravando problemas ya existentes como el de la crisis inmigratoria.
La pandemia redujo drásticamente las emisiones de carbono, pero ahora están aumentando de nuevo. Según trascendió, la Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés) espera un aumento del 4.8% en las emisiones de dióxido de carbono este año, el mayor aumento anual desde 2010, impulsadas por un fuerte repunte de la demanda de carbón para la generación de electricidad. La IEA considera que China, el mayor consumidor de carbón del mundo, representará el 55% del aumento de 2021 en la demanda mundial de carbón.
Un dato clave: en 2019, los países con mayores emisiones de dióxido de carbono provenientes de combustibles fósiles fueron China, Estados Unidos, Unión Europea + UK, India, Rusia y Japón. Estas economías implican al 51% de la población global y al 67% de las emisiones contaminantes.
De cara al Día de la Tierra, António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), advirtió que “hay ecosistemas y cadenas alimentarias cruciales que se están viendo al borde del colapso”.
LO QUE SE VIENE EN MATERIA DE POLÍTICAS Y REGULACIONES
Hay rumores que indican que Estados Unidos podría anunciar un recorte del 50% de las emisiones de dióxido de carbono. Además, el país prepara un borrador de decreto con el nombre “Riesgo financiero relacionado con el clima” mediante el cual buscará regular a las empresas.
Por su parte, la Unión Europea ya obtuvo un importante acuerdo climático (previo a la cumbre de Biden) que pretende convertir al bloque en climáticamente neutro para 2050. Reino Unido, en cambio, promete reducir un 78% las emisiones contaminantes en 2035.
En el caso de México, anticipó que propondrá un acuerdo migratorio entre los países de Norteamérica y Centroamérica. “Supondría la ampliación de un programa de siembra de árboles con fines agroforestales, el cual podría llevar eventualmente a que los beneficiados obtengan visas temporales de trabajo en Estados Unidos y, posteriormente, a obtener la ciudadanía en ese país”, explicó Manuel López Obrador.
Anticipándose al 22 de abril, Brasil ya le hizo una propuesta a Biden por el Amazonas y espera recibir el apoyo de Estados Unidos para reducir la deforestación en la selva tropical más grande del mundo.
Aunque para el presidente Biden la asociación con el país carioca es crucial, espera “más pasos concretos” de Brasil para combatir el cambio climático. Por su parte, Jair Bolsonaro pidió a la administración del Primer Mandatario estadounidense que proporcione mil millones de dólares. A cambio, se comprometió a reducir la deforestación en un 40%.
Para muchos este plan no es suficiente. Cerca de 200 organizaciones ya le pidieron a Biden que no confíe en Bolsonaro en lo que respecta al cuidado del ambiente. Los motivos: tras su asunción como Presidente, la destrucción de esta selva tropical aumentó un 34% en 2019 más que el año anterior.
En la previa a la reunión, Estados Unidos y China se pusieron de acuerdo para reducir las emisiones y ayudar a los países más pobres a desarrollar fuentes de energía bajas en carbono. Entretanto, siete países europeos (entre los que están Alemania, Francia, Reino Unido y España) van a dejar de de financiar hidrocarburos en el extranjero.
QUÉ ESPERAR DE LA CUMBRE
Lo que se espera que suceda entre el 22 y 23 de abril versa sobre cuatro puntos. El principal: que Estados Unidos anuncie un nuevo objetivo de emisiones y comprometa mayor financiamiento para la transición. En segundo lugar, que las principales economías prometan reducir las emisiones para 2030. En tercer lugar, una responsabilidad en el aumento de la financiación climática para los países en desarrollo y un compromiso para dejar de financiar el carbón. Por último, que las naciones procuren ecologizar sus planes de recuperación económica pos COVID-19.
El 22 de abril, además de conmemorarse el Día de la Tierra, también entra en vigor el Tratado de Escazú: un acuerdo regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, firmado por 24 países de América Latina y el Caribe respecto a protocolos para la protección del medio ambiente.
¿De qué manera beneficia al país? Para empezar, garantizar la implementación plena y efectiva de los Derechos de Acceso a la Información Ambiental; además, propicia la participación pública en el proceso de toma de decisiones y favorece el acceso a la justicia en asuntos ambientales, así como la creación de instrumentos que permitan la protección y seguridad de los defensores ambientales.
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