Luciana Geuna: “Cristina arrasó y Alberto no supo ejercer el liderazgo”

En una charla íntima con Infobae, la conductora de Telenoche recordó sus inicios en el periodismo y opinó sobre los principales líderes políticos de la actualidad

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Entrevista a Luciana Geuna - Primera parte

Luciana nació en Rosario y se recibió en el 2001, aquel dramático año en el que parecía que nada iba a salir bien. Sin embargo, siempre tenaz, tras un primer intento fallido logró ganar una beca en el diario Clarín. Ese fue el primer paso en la gran ciudad, donde empezó su carrera periodística, en la cual hoy se consolida como conductora de Telenoche.

Recibió a Infobae en el jardín de su casa en Coghlan. Se autodefine como una mujer curiosa que jamás tuvo dudas de lo que quería ser. También asegura que le gusta mucho disfrutar de la vida: “Tengo una capacidad grande de disfrute. Soy muy madre, también. Y muy periodista”.

Considera que la dirigencia política oficialista se encuentran “en construcción”, que aún están aprendiendo. De Alberto Fernández, afirma que desde que comenzó el año se encuentra opacado por Cristina Kirchner, quien “está demasiado presente” y, en su opinión, “debería comenzar a ceder”.

—¿Cuándo se dio cuenta de que quería ser periodista?

—Siempre. Nunca tuve dudas de que quería ser periodista. Cuando era muy chica, estaba en sexto grado, quinto grado, hice una revista. Además, miraba un programa: El pueblo quiere saber, que conducía Lucho Avilés. Era como si fuera un Intratables de hoy. Yo los que recuerdo son solo los de política, en ese momento participaban Adelina Dalesio de Viola, María Julia, toda esa runfla. Yo era muy chica y lo miraba como fascinada. Siempre tuve una cosa con la política. No es que solo me gusta el periodismo político, pero sí me llamaba mucho la atención. Tengo afinidad con todo lo que tiene que ver con lo colectivo, con lo social.

—¿Cómo llegó a trabajar en los medios?

—Mientras estudiaba, trabajaba en Rosario, en el 112, la línea de atención al cliente de Telecom. Me recibí en el 2001, y entonces era un poco desesperante, porque Rosario y Mar del Plata, fuera de Buenos Aires, fueron las dos ciudades donde socialmente, el 2001, tuvo un impacto muy grande. Tenía esa sensación de que me había recibido y que nunca iba a trabajar de lo que quería, porque conseguí trabajo de otra cosa, como que iba a morir en el 112 atendiendo clientes, y en un momento donde, además, era un reflejo muy brutal del ánimo de la gente. Te doy este contexto porque en ese momento yo quería trabajar de periodista, trabajar en un diario, en gráfica, ese era mi sueño. Años atrás me había anotado en una beca que hacía el diario Clarín para nuevos periodistas y no había entrado, pero ese año me volví a anotar y entré, y ahí me vine a Buenos Aires. Mi primera experiencia fue la beca de Clarín en policiales con Ricardo Canaletti y Rolo Barbano, con los que ahora trabajo, fue un sueño.

—De la beca de policiales a conducir Telenoche. ¿Cuáles fueron los momentos bisagra en su carrera?

—Recuerdo que un día, en una reunión con periodistas rosarinos, Reynaldo Sietecase dice: “Che, Lanata necesita a alguien para las investigaciones de Perfil, tiene a Romina Manguel, pero le falta alguien más”. Yo me postulé y, en resumen, ahí empecé a trabajar con Lanata. Le hacía investigaciones para los domingos. A los seis meses se fue su productora histórica y me preguntó si no quería ser yo su productora en la radio, que en mi vida había hecho radio, y acepté; pasé a ser productora ejecutiva de Lanata. Delirio, una inconsciencia que hoy, si me preguntás de nuevo, te diría que no debería haberlo hecho. Digamos, la bisagra, el entrenamiento más grande fue él.

—¿Qué prefiere Geuna: productora o conductora?

—Para mí son oficios distintos. Una cosa es ser una gran productora, que es muy difícil, yo no sé si he sido una buena productora, creo que soy mucho mejor periodista y que estoy aprendiendo ahora a ser conductora. Ese es, si querés, mi camino. Lanata siempre me decía que yo tenía que saber qué quería. Qué sé yo, yo estaba con Lanata en Mitre y de repente dije “debería romper con esa cosa tan política, abrirme un poco”, y me fui a La 100 con Guido Kaczka, una locura, fui a hacer lo que hago yo. Pero mis amigas me decían que estaba loca, de Lanata pasé a Guido Kaczka. Pero fue un aprendizaje. Sin embargo, esto que yo puedo hacer hoy de conducir Telenoche tiene un montón que ver con lo que yo aprendí quitándome muchos prejuicios, yéndome a La 100 a trabajar con Guido.

Entrevista a Luciana Geuna - Segunda parte

—¿Qué prejuicios?

—El prejuicio de lo serio, del periodismo político que tiene que ser siempre serio. Cuando digo romper la seriedad no digo volverte una farsa, digo abrirte a otros tonos, a otros registros de la manera de contar.

—¿Cómo se siente hoy al frente de Telenoche?

—Estoy re contenta. La estamos pasando muy bien. Estamos buscando el programa, es un desafío grande, está Telefe del otro lado. Es una presión, es muy importante conducir un noticiero como Telenoche.

—Ahora que es conductora, ¿tiene más poder?

—No, pero te da más acceso. Es más sencillo, más rápido ver a alguien.

—¿Cómo ve al periodismo hoy?

—Por momentos, siento que la esencia del periodismo es más útil que nunca, pero que ahora no está, como que no impregna.

—¿Qué quiere decir con eso?

—Genera caos que todo el mundo con una cámara puede contar cualquier cosa. Como que todo el mundo es periodista. Pero yo creo que no, que es al revés, que contar historias y contarlas bien, tiene un enorme caudal de oficio que vale más que nunca. También considero que las audiencias están manejando muchísimo a los periodistas, es como que hay que decir lo que quieren escuchar. El riesgo más grande en el periodismo es no convertirse en esclavos de las audiencias.

Telenoche nueva tempoarda
Telenoche nueva tempoarda
Es una presión, es muy importante conducir un noticiero como Telenoche

—¿Cómo se sintió el día que el Presidente la mandó a estudiar?

—Yo tenía un tema preparado en esa entrevista, que no sé si fue una buena decisión o no. A mí no me gusta cuando las notas entran en el barro y se convierten en una discusión, no te digo de egos, pero casi de periodista y entrevistado. Entonces, cuando él entró en esa discusión, que tenía que ver con lo jurídico, que es donde yo podía responder sin problemas, sentí que si se lo respondía íbamos a dejar afuera a toda la audiencia, porque íbamos a ponernos tecnicistas. Entonces me callé, y después me arrepentí porque lo que él estaba diciendo no era correcto, pero íbamos a entrar en una discusión. Además, en ese momento Alberto estaba en su pico de liderazgo. Fue cuando empezó la pandemia, que era un poco como el padre de todos los argentinos, el cuidador. Estaba en un momento de mucha seguridad en sí mismo. Después, esa imagen, si querés, se fue modificando mucho por cuestiones internas de la alianza de gobierno, digamos, esa relación de fuerzas de él con Cristina que lo esmeriló mucho.

—¿Y cómo lo ve hoy?

—Así, más esmerilado. Mucho menos contundente, menos claro, menos líder. Sí, sin duda, nunca fue.

—¿Cómo ve a la Vicepresidenta?

—Bueno, no la vemos mucho y creo que deberíamos verla más, ya que tiene tanta relevancia y tanta acción concreta y real en la dinámica de la política, que sería interesante tener más acceso. Ella twittea, ella habla en el acto del 24 de marzo, pero no hay vuelta. No hay devolución, no hay intercambio. Y es muy activa, de hecho, en este momento, es casi impensable que ninguna decisión se tome, no digo sin Cristina, pero como si fuera el área “Cristina” de gobierno. En general todo se define, lo que sea, allí...

—¿Por ejemplo?

—La decisión del cargo de cuarta, quinta línea del Ministerio, de la Secretaría, de lo que quieras. Bueno, Alberto no tiene gente. No es un dirigente que haya tenido un armado con gente con el que se pueda llenar un organigrama de gobierno. Pero más allá de que no la tiene es como si las máscaras tuvieran más que ver con lo que se buscó cuando ellos se propusieron para la presidencia, que era esta cosa más moderada, es decir, se puso a Alberto como presidente y a una línea de ministros con una mirada más moderada, pero abajo, el poder se les dio a dirigentes más kirchneristas. A esta altura se está perdiendo esa máscara. Siento eso, porque Cristina lo arrasó, o porque Alberto no supo ejercer ese liderazgo y defender los puestos, o porque no había manera, porque en realidad es un matrimonio tan exótico que es imposible que funcione en los términos que se habían planteado… bueno, eso lo dirá la realidad.

—¿Cristina arrasó o Alberto no pudo?

—Yo creo que acá las dos cosas son ciertas, que Cristina arrasó y que Alberto no pudo. De todas formas, trato de ser comprensiva con la dirigencia política en general porque que te toque esta situación es algo impensado que, bueno, demuestra si estás para esto o no. No todo el mundo lo está, ni para ser presidente ni para liderar en una pandemia. Entonces, la sensación que da es que está bastante anclada en la realidad, que él está siendo el Presidente de la pandemia y todo lo demás fue cediéndose a Cristina.

Alberto está siendo el Presidente de la pandemia y todo lo demás fue cediéndose a Cristina

—¿Qué cree que va a pasar con la Justicia y con Cristina?

—Hay que estar muy atentos a los gestos. La sensación que te da a veces es que la Justicia Federal está diciendo: “Bueno, algo le vamos a tener que dar, porque si no esta mujer nos va a prender fuego”. Y esto que te digo no es una interpretación, es palabra de algunos integrantes de la Justicia Federal. ¿Qué significa? Le dan, le dan. Se supone que la Justicia no debería ir midiendo, según el ánimo de Cristina, lo que hace o deja de hacer.

—¿Qué es lo que más la avergüenza de la política?

—El cinismo. Y eso es parte de toda la dirigencia política. Me avergüenza que la agenda de la pobreza no sea la única agenda que importe. La política lo habla poco y hace muy poco.

—¿Cómo ve a la oposición?

—Muy desordenada todavía. Digamos, están unidos en las formas y lo van a sostener, pero en el fondo están llenos de diferencias y de pensamientos distintos.

—¿A quién ve como su líder?

—A Larreta. No sé si está liderando la oposición, pero se está convirtiendo en la alternativa más clara de la oposición para pelear en la presidencia.

(Cristian Gastón Taylor)
(Cristian Gastón Taylor)

—¿Cómo ve a la actual ministra de Salud?

—Carla Vizzotti. Bueno, tiene un problema de origen grande. Porque lo que pasó fue muy grave. Lo pueden tratar de acotar: “Dejemos en manos de Ginés lo que pasó, pensemos bien de Vizzotti”. Pero el tema de la vacunación fue un fracaso. Debíamos tener, en marzo, 20 millones de vacunas de AstraZeneca. No las tenemos. Debíamos tener las de Rusia, las tenemos en cuentagotas. Nosotros mandamos ya 70 millones de vacunas, las que se producen acá, las de Sigman, a México, y todavía no llegó ni una. También quiero tratar de ser comprensiva, es un momento muy especial, pero bueno, vos mirás para los costados y no a todo el mundo le pasa lo que nos pasó a nosotros. En ese sentido creo que hay que medirla por si logra ahora traer las vacunas. Si en abril/mayo logra traer todas las vacunas comprometidas de Rusia, de AstraZeneca y las de Sigman, creo que llegan 500.000, a fin de abril, se supone que ahí van a empezar a llegar de manera más masiva. Entonces, demos ese changüí a Vizzotti.

A la minsitra de Salud hay que medirla por si logra ahora traer las vacunas

—¿Qué aprendió de la pandemia en lo personal?

—Para mí la pandemia generó muchos lazos. Extremó todo. Extremó la desigualdad y extremó también algo más lindo: la solidaridad y la conciencia del otro. Me parece que nadie puede decir que no tiene conciencia de lo que le podés hacer a otro con el COVID, el daño que le podés hacer y cómo lo podés ayudar, cuidándolo.

—Hablando de vínculos, ¿cómo es como mamá?

—Lo siento muy natural, no me cuesta nada, lo disfruto un montón. A mi marido también le gusta mucho ser papá. Es muy gracioso, porque la crianza de niños es muy demandante.

—¿Qué le gusta hacer cuando no tiene que trabajar?

—Me gusta mucho ir a tomar mate a la plaza con amigas. Cuando tengo un rato me voy abajo de un árbol y leo, tomo mate y estoy con amigas. Lo traigo de mi vida en Rosario y acá lo repliqué mucho.

Entrevista a Luciana Geuna - Ping pong

Ping pong político

—Alberto Fernández

—Me parece un dirigente en construcción.

—Cristina Fernández de Kirchner

—Me parece una mujer, una dirigente demasiado omnipresente que debería ir cediendo presencia.

—Axel Kicillof

—No sé qué decir de Axel Kicillof. A ver, voy a pensar. Qué sé yo, también me parece un dirigente en construcción.

—Wado de Pedro

—Me parece que es un ministro, si querés, de La Cámpora, es alguien que aprendió.

—Máximo Kirchner

—Máximo Kirchner es un constructor con una enorme ambición, que dudo que se concrete.

—Sergio Massa

—Un ambicioso.

—Mauricio Macri

—El otro día estaba pensando en preguntas para él, porque lo voy a entrevistar, y pensé un poco en la grieta y en que hay algo con Cristina y él. Esa dualidad, son dos caras muy distintas, pero que terminaron enredados. Hay un enredo muy personal, a esta altura, entre ellos dos. Entonces la pregunta sería si no es momento de que cedan los dos. Aunque Macri en eso no está tan claro, no es como Cristina, no está claro qué es lo que quiere ni lo que va a hacer, ni está tan omnipresente, pero es un dirigente que tuvo una oportunidad enorme y no la supo aprovechar.

—Horacio Rodríguez Larreta

—Otro, es ambicioso como Sergio. Bueno, Horacio y Sergio son también dos caras, eh. Son como un poco lo que viene atrás de Macri y de Cristina.

—Santiago Cafiero

—Qué pregunta. Es un jefe de Gabinete, estoy usando mucho ”en construcción”. Sí, no sé si en construcción, pero del que todavía no se vio su trabajo.

—María Eugenia Vidal

—María Eugenia Vidal es alguien con futuro. Hay que ver qué quiere hacer ella.

—El 2021

—Bueno, es un año muy difícil para todos. Me parece que va a seguir siendo muy difícil, porque el principal tema que tenemos nosotros, a diferencia de muchos países del mundo, es que va a ser muy complicado, en términos de pandemia, y debajo de eso hay un infierno social. Tenemos muy poca certeza de cuál es el plan para reconvertir Argentina en un país viable, porque ahora es inviable, es una fábrica de pobres, desde hace ya varios años. Entonces creo que no está claro cuál es el programa; como te digo, no es un cambio de un día para el otro, pero que presenten un plan para entrar en un camino que nos saque de esa dinámica tan perversa. Entonces, una vez que superemos la pandemia, que la gente se vacune, viene algo muy duro para este país y que tenemos que enfrentar todos, porque es un problema de todos.

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