Para el padre José María “Pepe” Di Paola, que actualmente desarrolla su sacerdocio en una villa de José León Suárez, partido de San Martín, “la presencialidad” en esos barrios populares “es fundamental y en todos los ámbitos: religioso, educativo, de salud”. Afirmó además que allí no vale el argumento del transporte público: “Nuestros chicos van a la escuela caminando”. Sí pide cuidar a los maestros y seguir priorizándolos a la hora de vacunar.
El emblemático sacerdote, muy cercano al papa Francisco, que recientemente lo elogió con gran calidez en un video, es un símbolo del compromiso con los más desposeídos, entre los cuales trabaja y cuya dura realidad comparte día a día.
“La presencialidad aquí es esencial, porque -explica en charla telefónica con Infobae- lo importante es que se pueda transmitir en forma directa el conocimiento, el afecto, la solidaridad, la contención”.
“Por eso, al menos a mí y a la mayoría de los curas que trabajamos en los barrios populares, nos parece fundamental que el sistema educativo tenga presencialidad, por supuesto con todo el protocolo que sea necesario, extremando los cuidados de salud, en especial con los docentes y preservando a aquellos que tengan un riesgo mayor”, agrega Di Paola, a quien todos conocen como Padre Pepe, y que es el coordinador del Equipo de Sacerdotes de Villas del AMBA y de la Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones del Episcopado.
El aislamiento y el distanciamiento social tienen además otras consecuencias en barrios donde las carencias se suplen o se mitigan con la solidaridad y una vida lo más comunitaria posible. “Tenemos que preguntarnos“La presencialidad en nuestros barrios es esencial; la brecha educativa ya es demasiado grande”, dijo el coordinador del Equipo de Sacerdotes de Villas del AMBA. “Nos quedamos muy sorprendidos con esta medida; se nos decía lo contrario de lo que se anunció”-dice en ese sentido el padre Pepe- o el club, o la capilla. Lo que nosotros llamamos las tres C: Capilla, Colegio y Club”.
“¿Dónde busca el chico ese espacio de contención? -insiste- ¿Quién es el líder, el referente, el maestro, que los va a formar, que les va a dar una palabra orientadora, si no es en esos ámbitos?”. Y advierte: “Si todo eso no existe, va a encontrar en el lugar equivocado la palabra o el mensaje que no es positivo”.
En cuanto al año de pandemia sin clases presenciales, el resultado, dice, “es que la brecha se hace más grande”. “La presencialidad es un elemento fundamental porque ya hay un desnivel educativo muy grande en el conurbano y con esto solo puede ensancharse más y más”, agrega.
La virtualidad dificultó los aprendizajes en todos lados; con más razón allí donde la infraestructura está lejos de garantizar una conectividad fluida. “Acá, un porcentaje muy amplio no puede seguir clases virtuales, porque hay que tener como mínimo un celular, además cargarlo, y a veces hay un solo teléfono en la familia y a lo mejor lo usa el padre o la madre en primer lugar. Después, hace falta alguien que guíe al chico, los padres, un abuelo, un tío. Finalmente, la conectividad, que con frecuencia no existe o no es buena”.
Di Paola insiste en que, con los cuidados del caso, se debe pensar mecanismos para poder mantener abiertas las aulas en esos barrios: “Hay que buscar la manera, pero tiene que haber alguna forma de presencialidad. Con cuadernillos, por ejemplo, y que los chicos vayan solo una vez por semana a la escuela, en grupos más pequeños; en fin: custodiar la salud pero la presencialidad aquí es indispensable”.
Como les sucedió a muchos, el anuncio oficial sobre las escuelas también sorprendió a los curas de las villas. “En todos los encuentros que tuvimos con autoridades recomendamos la reapertura de las escuelas; les pedimos que se trabajara en la presencialidad porque lo consideramos esencial. Incluso vimos cómo con la vacunación se privilegió el ámbito docente y desde el Ministerio de Educación nos dijeron que se iban a reabrir las escuelas”.
“Teniendo en cuenta todo eso -resume-, creímos que iba a haber clases presenciales. Por eso nos quedamos muy sorprendidos con esta decisión; tanto privada como públicamente se nos decía lo contrario de lo que se anunció”.
Finalmente, asegura que, “si como se dice ahora el problema es el transporte escolar”, ese inconveniente no existe en los barrios populares, “porque aquí los chicos van a la escuela caminando”. “El transporte público puede ser un tema para el docente”, en algunos casos, e insiste en que se los debe cuidar.
Transcurrido más de un año del inicio de la pandemia, se pudo haber encontrado una solución adecuada, especialmente para no dejar sin clases presenciales a chicos que ya corren con gran desventaja en el sistema educativo.
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