El canciller Felipe Solá reveló este martes que el gobierno argentino le pidió formalmente al enviado especial de Joe Biden, Juan Sebastián González, que Estados Unidos “libere” vacunas de AstraZeneca que están depositadas en su país y no están siendo utilizadas para su plan de vacunación.
El Asistente Especial del Presidente de Estados Unidos y Director Principal del Consejo Nacional de Seguridad para el Hemisferio Occidental, Juan González, mantuvo este mediodía un almuerzo de trabajo virtual con Alberto Fernández en el cual le hizo llegar una carta de Biden. En esa misiva el mandatario norteamericano le deseó una pronta recuperación y destaca la cooperación en materia sanitaria.
Fue justamente en el marco de esta “mutua colaboración” -mencionado en la carta- que el gobierno argentino vio la oportunidad de pedir formalmente ayuda a Estados Unidos para recibir más vacunas.
“Se trató de una conversación prolongada y muy interesante, donde se habló de la posibilidad de que Estados Unidos nos libere vacunas que estén stockeadas allí, y que Argentina necesita con urgencia”, dijo Solá tras el encuentro que mantuvo con González en el Palacio San Martín.
El objetivo de la Casa Rosada es acelerar la llegada de las dosis cuyo principio activo fue desarrollado en Argentina y luego enviado a México para su envase. Sin embargo, el fraccionamiento, envasado y terminación del producto registró varios retrasos por la falta de los insumos. El más importante fue la falta de frascos que no terminó de enviar Estados Unidos. Esto obligó a que el principio fundamental deba exportarse entonces a tierra norteamericana para que allí se fraccione y envase.
Pero las vacunas -ya listas para ser aplicadas- nunca llegaron al país porque están demoradas por normativas que impiden a Estados Unidos dejar salir de allí insumos considerados estratégicos en plena pandemia.
Por otro lado, AstraZeneca tiene en West Chester -Ohio- y Baltimore depósitos con más de 50 millones de dosis que se pueden utilizar y aún aguardan el permiso de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, su sigla en inglés) para su aplicación masiva.
La Casa Blanca privilegió la distribución de las vacunas Pfizer-BioNTech, Moderna y Johnson & Johnson, y no autorizó la exportación de las millones de dosis de AstraZeneca que se fabrican en su territorio y quedan depositadas sin utilizar cuando América Latina y Europa sufren un fuerte desabastecimiento frente a la irrupción de la segunda y tercera ola del COVID-19.
Ante este panorama, el canciller Solá le pidió a González que interceda para la liberación de alguna partida de dosis, tanto las que fueron producidas en parte en Argentina como las que se encuentran depositadas en West Chester y Baltimore. A pesar de ser del mismo laboratorio, ambos lotes tienen diferente origen.
El enviado de Biden no dio certezas pero prometió tomar nota del pedido para transmitirlo a la Casa Blanca. Ahora la administración de Joe Biden deberá resolver si mueve los hilos burocráticos necesarios para que Argentina obtenga algún cargamento extra de vacunas.
En el plano político, las tratativas de Solá evidencian que la agenda del gobierno nacional y la Casa Blanca no solo abarca la negociación de la deuda con el FMI y la problemática del cambio climático, sino que también incluye negociaciones sobre cuestiones sanitarias.
El contexto apremia. En medio del récord de casos de COVID-19, hoy el presidente Alberto Fernández participó de la reunión de Gabinete que fue convocada de urgencia por el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y que se desarrolló en el primer piso de la Casa Rosada. En el encuentro se empezó a analizar la posibilidad de aplicar medidas más duras, focalizadas y temporales, que sirvan para frenar el aumento exponencial de casos de coronavirus que se desató en las últimas semanas. Mientras tanto, las autoridades continúan negociando por más vacunas.
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