Tomás Orduna, uno de los infectólogos asesores del Gobierno en el monitoreo de la situación sanitaria que ayer participó de un encuentro en Casa Rosada con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, no descartó un incremento de las restricciones para contener el récord de casos de coronavirus en el país con la implementación de una cuarentena estricta desde una determinada franja horaria.
Ante la consulta sobre si hay posibilidades de volver a Fase 1, afirmó: “Sí, claro, veamos el modelo europeo... Siempre se puede, lamentablemente, tener la necesidad de volver para atrás”.
En este sentido, el médico sanitarista pidió a la sociedad que “acompañe” las restricciones nocturnas que entraron en vigencia desde el viernes. Es que en el Gobierno y los asesores, que ayer se reunieron en la Casa Rosada, hay preocupación porque los aforos en los lugares cerrados no se respetan y la población sigue manteniendo una alta frecuencia de reuniones en domicilios particulares, a pesar del DNU presidencial que suspendió ese tipo de encuentros.
“De lo contrario habrá medidas más profundas. Por ahí vamos a tener que suspender todo desde las 6 de la tarde”, definió Orduna, en diálogo con El Destape Radio.
La opción de restringir la circulación lo máximo posible, y por poco tiempo, está siendo analizada en la Casa Rosada. La idea es ir hacia un nuevo formato de cuarentena -distinta de la de abril del año pasado- frente a la abrupta escalada de casos de los últimos días y el nivel de ocupación de las camas de terapia intensiva.
La complejidad para adoptar medidas más duras es la débil situación económica, que se agravó en 2020 por los altos niveles de pobreza y desempleo que representó el cierre de la actividad. Sin embargo, si se analizara únicamente lo sanitario, Orduna consideró: “Si tuviera que decidir solo con criterio epidemiológico, posiblemente hubiera cerrado los lugares de encuentro”.
“Tenemos las imágenes de lo que pasó en algunos shoppings, pareció que hubo un jolgorio brutal durante el fin de semana. Hay una inconsciencia en muchas personas que quizás de la única manera que comprendan es que esté cerrado eso que quieren hacer. En esos shoppings trabajan mil personas. Hay que acompañar las restricciones para que, dentro de siete días, se estabilicen los casos y tiene que haber una curva de descenso. Si no ocurre el descenso, entonces vendrán las medidas”, agregó el médico.
Desde esa perspectiva, para no llegar al “toque de queda”, Orduna reclamó una mayor presencia de los controles en todos los gobiernos locales del Área Metropolitana de Buenos Aires, entre ellos el gobierno porteño. “Todos los municipios del Gran Buenos Aires tienen que hacer lo suyo, con sus sectores de seguridad, salud pública y ONG barriales que lo tienen que hacer entre todos”, señaló.
El médico reiteró que el problema sanitario “no es solo de CABA (sic), es en todo el Gran Buenos Aires” y de otros distritos como las reuniones masivas y fiestas autorizadas por municipios, como “hemos visto en Crespo o Santa Helena” de la provincia de Entre Ríos. “Son cosas que no puedo entender. Es un reflejo de algo que socialmente no está bien”, apuntó.
Acerca de la presencialidad de las clases, Orduna indicó que los contagios “no se producen en el interior de las aulas, el problema es lo social que ocurre ‘peritrabajo’ o ‘periescuela’. “Nos pasa lo mismo en el hospital. Muy difícilmente pase algo dentro con los cuidados, el problema es cuando nos relajamos y vamos al office y nos sacamos el barbijo para tomar mate o comer”, sostuvo.
Sin embargo, indicó que el regreso a las aulas generó un importante movimiento en el transporte y que las autoridades deben “mejorar la accesibilidad a trenes, colectivos y subte donde el número de personas en su interior sea menor y la ventilación se garantice”.
“Hay que tener más medidas de control de quién usa el transporte público. Tiene que haber conciencia para ver quién se mueve en la vía pública”, apuntó el jefe de Medicina Tropical y del Viajero del Hospital de Infecciosas Francisco Javier Muñiz. En ese centro de salud, Orduna precisó que existe un 60% de camas generales ocupadas pero un 90% de ocupación de terapia intensiva”. “Recomendamos posponer todo lo que no tiene riesgo de vida”, concluyó.
SEGUIR LEYENDO: