Los 27.001 casos de coronavirus de este martes aumentaron al máximo la preocupación en el gobierno nacional. Frente al deterioro del escenario sanitario, el aumento en la ocupación de camas de terapia intensiva y la recomendación de los expertos médicos de aplicar medidas más duras de restricción, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, convocó a los principales ministros a una reunión urgente en la Casa Rosada.
El encuentro comenzó cerca de las 18:40 en el Salón de los Científicos, en el primer piso de Balcarce 50, hasta donde llegaron la ministra de Salud, Carla Vizzotti; el de Turismo, Matías Lammens; el de Defensa, Agustín Rossi; el de Educación, Nicolás Trotta; el de Trabajo, Claudio Moroni; la de Seguridad, Sabina Frederic; y el de Producción, Matías Kulfas.
Del encuentro también participan el secretario de la Presidencia, Julio Vitobello; la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, y la asesora presidencial Cecilia Nicolini. Una hora más tarde se sumó el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro.
La reunión es para analizar el impacto de las medidas que se tomaron el jueves pasado y los datos epidemiológicos de los últimos días. De esta reunión no saldrán medidas, pero sí una hoja de ruta más clara sobre cómo seguir en los próximos días.
En la Casa Rosada dan por descartado que en seguirán subiendo los casos. En breve pasarían la barrera de los 30.000. Por eso la intranquilidad va en aumento.
En el Gobierno se analiza la posibilidad de avanzar con medidas restrictivas más profundas, tal cual lo pidieron los expertos que asesoran al Presidente desde el inicio de la pandemia, pero quieren que los gobernadores y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se hagan cargo de avanzar con las restricciones.
Hay enojo con Rodriguez Larreta porque consideran que no se están realizando los controles suficientes en la noche porteña y gobierna uno de los distritos más complicados en términos epidemiológicos.
Hasta el momento el único gobernador que decidió ampliar las medidas tomadas por Alberto Fernández fue Axel Kicillof, que extendió el horario en el cierre de la circulación nocturna debido a la compleja situación epidemiológica que tiene la provincia de Buenos Aires. Los funcionarios de su gestión todos los días dan señales claras de que se deben tomar otro tipos de medidas para combatir la segunda ola.
El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, aseguró que se deberían hacer “tres semanas de verdadera cuarentena”, mientras que el jefe de Gabinete, Carlos Bianco, anticipó que “en cualquier momento se pueden definir medidas más restrictivas” y recordó que la postura de los funcionarios bonaerenses “era hacer un cierre fuerte de 15 días para reducir el aumento de casos mientras avanzamos en la vacunación de los grupos de riesgo”.
El artículo 17 del DNU publicado la semana pasada faculta a los gobernadores a ampliar las medidas dictadas por el Gobierno nacional para enfrentar el aumento de casos. “Los Gobernadores y las Gobernadoras de Provincias y el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires quedan facultados y facultadas para adoptar disposiciones adicionales a las dispuestas en el presente decreto, focalizadas, transitorias y de alcance local”, sostiene el artículo.
“A tal fin podrán limitar en forma temporaria la realización de determinadas actividades y la circulación por horarios o por zonas, previa conformidad de la autoridad sanitaria Provincial o de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, según corresponda. Las mismas facultades podrán ejercer si se detectare riesgo epidemiológico adicional por la aparición de una nueva variante de interés o preocupación, del virus SARS-Cov-2, en los partidos o departamentos a su cargo”, indica el artículo.
El Gobierno pretende que los gobernadores se hagan cargo de aplicar medidas más duras, una forma de compartir el costo político de una decisión antipática, debido a que implicaría restringir más la circulación de la gente. Por el momento, la mayoría acató la decisión presidencial de restringir la circulación durante la noche pero evitó tomar otro tipo de medidas.
En Balcarce 50 creen que los gobernadores y el jefe de Gobierno porteño no están asumiendo la responsabilidad de avanzar con medidas más profundas que logren cortar el aumento de casos y eviten el colapso del sistema sanitario. Miran de costado, se ajustan al DNU y evitan quedar ante la sociedad como los autores de nuevas restricciones.
El camino que quiere transitar el Gobierno es similar al que le plantearon los expertos ayer. A esta altura, se inclinaría por avanzar con medidas restrictivas más duras, focalizadas y por un período de tiempo definido. El dinamismo en la gestión de la pandemia genera que los caminos a seguir se modifiquen todos los días. Se analizan variables posibles, costo político e impacto de las medidas.
En la Casa Rosada asumen que cualquier medida que se tome tiene que ser acordada con Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta porque la aplicación de la misma en el AMBA es la clave del éxito. Las medidas no pueden estar disociadas entre sí porque serían impracticables en el punto geográfico más poblado del país y con más contagios de COVID-19.
La preocupación crece a pasos agigantados dentro del Gobierno debido al aumento significativo de los casos y también a la ocupación de las camas de terapia intensiva. Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Salud, en el AMBA la ocupación de camas de UTI, en el sector público y privado, llegó al 70,8%. La cifra no hace más que generar una nueva alarma en el gobierno nacional.
Ayer los expertos les manifestaron a los principales ministros del Gabinete la necesidad de aplicar medidas restrictivas más duras frente a la escalada de casos de coronavirus. Además, recomendaron profundizar los controles de los protocolos que ya están vigentes. También aconsejaron restringir aún más las actividades sociales en grupo y los deportes al aire libre y bajo techo.
Entre las medidas más fuertes que sugirieron se encuentra la posibilidad de aplicar medidas de cierre más duras por poco tiempo, con principio y final. Es decir, restringir la circulación lo máximo posible pero con un tiempo limitado. Implica evaluar un nuevo formato de cuarentena frente a la feroz escalada de casos de los últimos días.
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