Las medidas restrictivas que anunció el presidente Alberto Fernández esconden una preocupación aún mayor a la que exponen los funcionarios del Gobierno en público. El aumento de casos es tan vertiginoso que todos los días rompe un nuevo récord que deja en el olvido las estadísticas del 2020.
El último número fue contundente. Se registraron 22.039 casos en 24 horas. Una cifra inesperada hace algunas semanas.
En el Gobierno asumen con resignación que el aumento de casos se profundizará en los próximos días. Más y más casos impactando en el sistema sanitario y poniendo en jaque la estructura hospitalaria. Por eso las medidas fueron más duras de las que se pensaban en un principio, donde el foco estaba puesto, sobre todo, en reducir la circulación nocturna.
La suspensión completa de actividades sociales en domicilios particulares y de las reuniones sociales en espacios públicos al aire libre de más de 20 personas, dan cuenta de que el Gobierno decidió ir un paso más allá de lo que tenía previsto en los últimos días.
Lo mismo que la suspensión de competencias deportivas amateur y la práctica recreativa de cualquier deporte en lugares cerrados donde participen más de 10 personas. Temas que no estaban en la agenda y se fueron metiendo para que la medida sea más integral.
“El decreto va a ser más duro de lo previsto”, adelantó un funcionario con despacho en Balcarce 50 antes del mensaje del Presidente. Luego, las medidas graficaron el punteo final que había en la Jefatura de Gabinete sobre el conjunto de medidas que serían presentadas.
El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, comandó en las últimas 48 horas todas las negociaciones con los gobernadores y el gobierno porteño. Fue claro cuando tuvo que presentar el panorama sanitario. “Esta situación se va a profundizar. Ayer tuvimos cerca de 20 mil casos y hoy más de 22 mil”, explicó en una de las múltiples reuniones que tuvo el miércoles, mientras se cocinaba el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU).
El Gobierno espera que las medidas tomadas puedan aplastar la curva de contagio en las próximas tres semanas, tiempo en que acelerarán el plan de vacunación. Desde la Casa Rosada le advirtieron a todos los mandatarios provinciales que es determinante el control que ejerzan las fuerzas de seguridad locales en el cumplimiento de las medidas.
“No importa tanto que sea una hora más o una hora menos, sino que se cumpla en forma efectiva”, explicó a Infobae una voz de diálogo permanente con el jefe de los ministros, haciendo referencia a restricción de circulación nocturna. Importa el cumplimiento. Entonces, la clave está en que la sociedad entienda el momento que se está viviendo y el Estado ajuste los controles.
El Gobierno juega mucho capital político con este paquete de medidas. Necesita que la gente comprenda el mensaje, lo decodifique sin contratiempos y vuelva a quedarse en la casa durante una parte del día. Los primeros días en que se aplique la medida marcarán el nivel de acatamiento. La autoridad del gobierno está a prueba.
El grupo de expertos que asesora al Presidente fue claro antes los ministros del Gobierno sobre la principal causal de los contagios: las reuniones sociales. Por eso la decisión oficial fue atacar los núcleos de encuentro y hacerlo con la mayor crudeza posible, dentro del poco margen que, según entienden, tienen para tomar medidas restrictivas.
El objetivo del paquete de medidas que se implementarán a partir de las 0 horas del viernes es ganar tiempo. Frenar el ritmo de los contagios, estabilizar el nivel de ocupación del sistema sanitario y acelerar el plan de vacunación como principal herramienta para contener el avance de la segunda ola de coronavirus que, como resaltó la ministra de Salud, Carla Vizzotti, ya impactó en Argentina.
En ese contexto, el Gobierno busca tiempo. Necesita tiempo para poder aplicar más vacunas e inmunizar a los mayores de 60 años, un grupo que integran 7.414.866 millones de personas en todo el país. Vacunar a esa gente reducirá el porcentaje de internados en cuidados intensivos y la tasa de mortalidad. Esa es la cuenta que dibujan dentro del oficialismo.
“Tenemos la expectativa de que lleguen muchas vacunas en abril. Confiamos en que van a llegar en cantidad”, asumió Cafiero en noche del miércoles en una reunión improvisada en la planta baja de la Casa Rosada. El jefe de Gabinete apuntala la gestión de Vizzotti con la convicción de que el Gobierno, luego del escándalo del Vacunatorio Vip, pone mucho en juego en la velocidad y precisión del operativo de vacunación.
Desde que se comenzaron a colocar las vacunas, el número máximo de dosis inoculadas en un día rondó las 180 mil en todo el país. A ese ritmo, durante las próximas tres semanas, el Estado podría colocar 3.780.000 millones de dosis. Lo que implica un número similar de vacunados, ya que el Ministerio de Salud, con el aval de todas las carteras sanitarias del país, decidió colocar una dosis y diferir la segunda por tres meses. A ese número aspiran en el oficialismo.
Ayer la provincia de Buenos Aires rompió su propio récord al inocular a 82.138 personas en un día. El ritmo de vacunación es determinante en el operativo de combate contra la segunda ola. Si falla, los tiempos de las medidas se extenderán. Dentro de la Casa de Gobierno nadie puede asegurar que las medidas no se vayan a extender más allá de abril, tiempo que durará el DNU.
Las proyecciones sanitarias obligan al Gobierno a evaluar paso a paso el efecto de las medidas en combinación con el avance de la vacunación. Se terminaron las certezas.
Desde el desplazamiento de Ginés González García, en el ministerio de Salud se decidió comunicar las novedades sobre las vacunas una vez que los conteiner están en vuelo hacia la Argentina. Una vez arriba del avión, el oficialismo comunica la cantidad y resalta, con demasiado ímpetu, la llegada de un vuelo con vacunas.
Desde el Gobierno evitan confirmar cuántas dosis llegarán en los próximos días y de que laboratorio. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, le aseguró a Albero Fernández que seguirá enviando vacunas a lo largo de este mes. En el oficialismo ponen muchas de sus fichas en esa promesa.
Además, Argentina espera un nuevo avión con un millón de dosis de la vacuna china de Sinopharm y que Aztrazeneca empiece a enviar algunas de las dosis prometidas. Por el momento solo llegaron 580 mil de las que se fabricaron en la India. Muy pocas teniendo en cuenta el contrato 22 millones de dosis que firmó el estado argentino. Ninguno de los dos envíos pactados tiene fecha precisa de llegada.
Al día de hoy el Estado concentra unas 2.500.000 de vacunas que aún no fueron colocadas. Algunas ya fueron repartidas y están en manos de los gobiernos provinciales, y otras permanecen en poder del gobierno nacional. Con ese caudal empieza a desarrollarse en las próximas horas el plan de vacunación acelerado que el Gobierno cree que será su herramienta más valiosa para combatir la segunda ola.
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