Julio Vitobello, secretario General de la Presidencia, y Diego Santilli, vicejefe de Gobierno porteño, conocen el valor de los silencios y asumieron la necesidad institucional de evitar una confrontación política de una magnitud inédita en plena segunda ola del COVID-19.
Vitobello y Santilli se juraron lealtad mutua y diseñaron un backchannel que conectó a Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta para encontrar una salida a sus diferencias sobre la circulación nocturna.
Los dos altos funcionarios de origen italiano y pasado común peronista lograron su cometido: el Presidente recortó su intención de clausurar la circulación desde las 22.00, y el alcalde de la Ciudad de Buenos Aires aceptó el cierre de los bares y restaurantes a partir de las 23.00.
El acuerdo entre Alberto Fernández y Rodríguez Larreta exhibe una voluntad de convivencia institucional que sirvió para superar los discursos beligerantes que inundaban ambas trincheras. Frente al concepto de “toque de queda” presentado por los ministros de la Ciudad y al menosprecio a Juntos por el Cambio agitado por ciertos alfiles kirchneristas, Alberto Fernández y Rodríguez Larreta se tomaron una tregua y escucharon los argumentos florentinos de Vitobello y Santilli.
Ayer a la tarde, Santilli habló con Vitobello y le planteó que se podía encontrar un punto de contacto entre la posición presidencial y la opinión del jefe de Gobierno porteño. Rodríguez Larreta estaba dispuesto a una negociación con Alberto Fernández que implicara cumplir con un antiguo axioma peronista: “Ni vencedores, ni vencidos”.
Hasta ese momento, Alberto Fernández tenía un borrador de Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que ordenaba frenar la circulación en el AMBA desde las 22.00 hasta las 5.00 del otro día, en tanto que Rodríguez Larreta sólo aceptaba cerrar desde la medianoche hasta las 6 de la mañana.
En este callejón sin salida, el Presidente autorizó a Vitobello para que continuara con las conversaciones, mientras preparaba su discurso y aceptaba la puesta de su presentación en los jardines de Olivos. Alberto Fernández ya tenía todas las medidas cargadas en el Telepronter, y sólo faltaba precisar si la clausura de la circulación nocturna comenzaba -o no- a las 22.00 en punto.
La respuesta de Santilli, tras conversar con Rodríguez Larreta, llegó cuando el sol empezaba a caer en la Quinta Presidencial. La Ciudad proponía pasar de las 22.00 a las 23.00 para cerrar los restaurantes, y una vez cumplido ese plazo perentorio, los clientes se podían quedar adentro del salón terminando la sobremesa.
Es decir:
1. Pasar el cierre de las 22 a las 23.
2. Convenir que la circulación se clausuraba en AMBA a partir de las 00.00 de cada día.
3. Entre las 23 que cierran los restaurantes y las 00.00, todos los comensales terminaban sus cenas y se marchaban a sus casas.
4. A la medianoche, minutos más o menos, la Ciudad de Buenos Aires debía ser un desierto de cemento patrullado por las fuerzas de seguridad para hacer cumplir el DNU que se dará a conocer esta tarde.
Alberto Fernández aceptó la contraoferta de Rodríguez Larreta. Y Vitobello llamó a Santilli para anunciar que la negociación secreta había concluido con éxito.
El Presidente y el Jefe de Gobierno cumplieron su palabra. “Ni vencedores, ni vencidos”.
Alberto Fernández logró que la circulación disminuya a medida que se acerca la medianoche, y Rodriguez Larreta obtuvo que los bares y restaurantes permanezcan abiertos hasta cumplir el último turno de cada jornada. En las demás medidas, que hoy se conocerán en detalle cuando se conozca el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), el jefe de Estado y el Alcalde ya estaban de acuerdo.
Alberto Fernández y Rodriguez Larreta son conscientes de la tragedia que puede causar la segunda ola del COVID-19, y asumen que en el Frente de Todos y en Juntos por el Cambio hay sectores internos que prefieren ocupar el borde del escenario político como método extremo para acumular poder a pocos meses de las elecciones.
“Fue un trabajo italiano”, comentaron anoche en las cercanías de Alberto Fernández y Rodríguez Larreta.
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