Es hoy. A las 14. La decisión clave sobre cómo enfrentar la segunda ola de coronavirus se tomará en la tarde de este martes. En el primer piso de la Casa Rosada, donde el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, tiene su despacho. Cuando el último en ingresar cierre la puerta empezará a discutirse qué medidas se deben aplicar en el AMBA, el lugar con mayor concentración de habitantes del país.
Hasta Balcarce 50 llegarán los mismos protagonistas del cónclave del lunes. Por el gobierno nacional estarán Cafiero y Carla Vizzotti; por la provincia de Buenos Aires, Carlos Bianco y Nicolás Kreplak; por la Ciudad de Buenos Aires, Felipe Miguel y Fernán Quirós.
A Axel Kicillof nunca le tembló el pulso para cerrar la circulación en el caso de que entendiera que su sistema sanitario estaba en riesgo. Sus representantes en la mesa de negociación tripartita, generada por el gobierno nacional, lo dejaron en claro en la reunión de ayer, donde sentaron su posición y prometieron volver con argumentos sólidos para sostenerla.
El jefe de Gabinete, Carlos Bianco, y el viceministro de Salud, Nicolás Kreplak, propusieron aplicar una práctica similar a la teoría denominada “El martillo y la danza”. Medidas drásticas, de shock, por un corto período de tiempo pero con un alto nivel de confinamiento. Actuar rápido y de manera agresiva para cortar abruptamente la curva de contagios.
La idea que expone la teoría tiene que ver con reducir a la mínima expresión la circulación durante un lapso corto de tiempo, y que el sufrimiento de la economía y de la gente - que debe quedarse en sus casas - solo dure unos pocos días. Luego, una vez generado el corte de los casos, se comienza a salir paulatinamente del confinamiento, hasta lograr la flexibilización de las actividades. Es un golpe seco, doloroso, pero efectivo.
La estrategia apunta a aplanar el pico de contagios con medidas bien duras de aislamiento y distanciamiento social. Dar un martillazo sobre la curva de casos. Ese es el martillo de la teoría. Luego sigue la evolución del escenario sanitario según el riesgo. Esa es la danza. El momento en que lentamente la gente recupera su vida normal. Si más adelante en el tiempo vuelven a subir los casos, entonces nuevamente llega el martillazo. Esa es la lógica.
Bianco y Kreplak plantearon, y volverán a hacerlo hoy, restringir la circulación de personas entre las 22 y las 6 por las próximas dos semanas. Durante todo el día las actividades se mantendrían como están actualmente, pero con mayores controles en los protocolos y el distanciamiento. En la ventana de tiempo nocturna nadie que no tenga un permiso especial por su trabajo podría circular por la vía pública.
Entre las 22 y las 6 no habría comercios, ni actividades recreativas ni transporte público. Solo quedaría el silencio de la madrugada y algunos autos particulares atravesando el conurbano. La medida impactaría de lleno en el sector gastronómico, uno de los más dañados durante el 2020. Pero, sostienen en La Plata, sería por poco tiempo. Desde el costado epidemiológico, cortaría drásticamente el aumento de casos.
La medida no sería aplicada por igual en toda la provincia, donde se rigen por un sistema de fases. No es lo mismo la realidad de una localidad del conurbano que la de un pueblo del interior. Esa consideración está presente en las potenciales restricciones.
La intención de Kicillof es usar ese período de tiempo, bajo un confinamiento estricto, para avanzar en el plan de vacunación e inocular a todos los adultos mayores que aún quedan pendientes. Restringir las actividades para inmunizar a los que tienen más riesgo de vida. De eso se trata, sostienen en la provincia. Ganar tiempo en un momento de crisis.
“Estamos en una carrera entre la propagación del virus y el avance de la vacuna. No podemos permitir que se difundan las variantes más contagiosas antes de vacunar a los más vulnerables”, explicaron desde la gobernación, donde creen que en dos semanas van a sufrir un aumento de casos importantes que son derivados desde la Capital Federal, donde ayer, con 2428 casos de COVID-19, se registró el máximo diario desde que comenzó el 2021.
El presidente Alberto Fernández tiene en claro que hay que achicar el margen de acción con las medidas para el AMBA. Desde ese conglomerado que integran la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los 40 municipios del conurbano saldrá el virus disparado, en forma de espiral, hacia el interior del país. Por eso el foco de las restricciones está puesto en esa zona.
Bianco y Kreplak llegarán esta tarde a la Casa Rosada con un detalle de los indicadores epidemiológicos que avalan la necesidad de aplicar un confinamiento estricto. La semana pasada la provincia de Buenos Aires registró el pico de contagios más alto desde que comenzó la pandemia. Fueron más de 6.000 casos. Durante el 2020 el pico había sido en la semana del 28 de agosto, con un total de 5.800 casos diarios.
“Demorar las medidas solo va a generarle más presión al sistema de salud. Ellos quieren maquillar la situación y aplicar medidas light”, indicó a Infobae uno de los ministros de mayor confianza del Gobernador. En la provincia entienden que, tarde o temprano, las medidas duras tendrán que llegar.
“Ellos” son el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, que no está dispuesto a respaldar una medida de ese tenor. La gestión porteña propondrá un cierre de comercios entre las 12 de la noche y las 6 de la mañana, y reducir la cantidad de gente permitida en los encuentros sociales, una medida que avala el gobierno nacional. Además, volcar a la calle las fuerzas de seguridad para multiplicar los controles en la vía pública y desactivar fiestas clandestinas.
Para el jefe de Gobierno porteño no es una opción aplicar un confinamiento estricto como el que plantea Axel Kicillof. Sus funcionarios lo dejaron en claro en la reunión del lunes y lo volverán hacer esta tarde. En ese contexto Santiago Cafiero y la ministra de Salud, Carla Vizzotti, tendrán que asumir el rol de moderadores y gestar el acuerdo en un punto en común. Ese lugar de encuentro hoy no está. Ahora deben hacer política. Buscar coincidencias. Y hacerlo en pocas horas.
Para la gestión porteña hay cuatro ejes que son determinantes en la lucha que se librará contra el rebrote. Vacunar con la mayor rapidez posible; rastrear, testear y aislar a los infectados; tomar medidas que impacten lo menos posible en la actividad económica; y trabajar en la comunicación y la concientización de la ciudadanía para que comprenda la gravedad del escenario sanitario y el potencial riesgo de no cumplir las medidas impuestas y los protocolos vigentes.
“Las medidas que tomemos tienen que estar ajustadas a la realidad y a las posibilidades de control y acatamiento. Tienen que ser razonables para que no se fundan los comercios y la gastronomía que quedó en pie”, explicaron desde el entorno de Rodríguez Larreta. En la Ciudad creen que hay que tomar medidas, pero que aún hay margen de acción como para avanzar con decisiones tan drásticas como las que propone la provincia de Buenos Aires.
El jefe de Gobierno porteño reunirá a su equipo antes de que Felipe Miguel y Quirós se trasladen a la Casa Rosada. En ese encuentro previo terminarán de delinear las medidas que pondrán sobre la mesa y cuáles son los límites que están dispuestos a correr en una negociación que será compleja y tirante.
Los dos gobiernos, sumado al gobierno nacional, comparten la necesidad de tomar medidas frente a una segunda ola que ya llegó a la Argentina. También que se debe controlar más el transporte público y limitar las reuniones sociales. Además, coinciden en que las clases presenciales no se deben tocar. Son conscientes de la gravedad del escenario sanitario y el brutal aumento de casos.
Hay coincidencias que le empezaron a dar forma al acuerdo, pero la diferencia central sobre cómo aplicar las medidas restrictivas durante la noche se convirtieron en el punto neurálgico de la negociación. En el gobierno nacional esperan definir el paquete de medidas hoy mismo y que los tres gobiernos anuncien la medida en el corto plazo.
Falta lograr el acuerdo para trazar un único plan de acción. Se anunciarán medidas en las próximas horas. No hay margen para no tomarlas. El coronavirus ataca de nuevo y con más cepas corriendo furiosas por las arterias de la Argentina.
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