Hay una coincidencia entre el gobierno nacional, el de la provincia de Buenos Aires y el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Los tres consideran que el aumento de casos de coronavirus de los últimos días los obliga a tomar medidas restrictivas. Ese punto en común surgió en la reunión que el lunes por la tarde tuvieron en la Casa Rosada los tres jefes de Gabinete y los tres ministros de Salud. Pero el desacuerdo que persiste es sobre qué tipo de limitaciones y, sobre todo, en qué horarios aplicarlas.
Para avanzar en esta definición se volverán a reunir este martes, a las 14, en Balcarce 50. Más precisamente en el despacho del Jefe de Gabinete, donde se llevó a cabo el encuentro de hoy. Otra vez se sentarán alrededor de la mesa Santiago Cafiero, Carlos Bianco, Felipe Miguel, Carla Vizzotti, Nicolás Kreplak y Fernán Quirós. Para el martes todos tendrán que traer definidas las medidas que están dispuestos a tomar. Luego consensuarán cuáles son las restricciones que se van a aplicar y, posteriormente, las comunicarán.
Durante la reunión, que duró una hora y media, hubo consenso en que la segunda ola de coronavirus ya llegó y empezó a impactar en Argentina y, sobre todo, en el AMBA. En base a esa coincidencia, los ministros de la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal tendrán que discutir con Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta qué medidas están dispuesto a tomar. Ajustar los riesgos y las necesidades.
Felipe Miguel y Fernán Quirós fueron los primeros en retirarse de la reunión. Salieron de la Casa Rosada e hicieron unas pocas cuadras para reunirse con Rodríguez Larreta y Diego Santilli en el edificio de la Legislatura porteña, en pleno centro de la ciudad. Allí empezaron a discutir hasta donde están dispuestos a restringir la circulación frente al aumento de casos. El martes tienen que llevar a la Casa de Gobierno una postura más clara. Medidas posibles y precisas.
El gobierno porteño quiere achicar los márgenes de circulación lo menos posible, intentando que el impacto sobre la actividad comercial sea el menor. Una de las medidas en análisis en la restricción nocturna. Evitar que la gente se mueva durante la noche, lo que implica un golpe a los locales gastronómicos. Por eso las dudas persisten. Sobre todo en territorio porteño. En principio, Felipe Miguel fue al encuentro con un planteo: limitar las actividades nocturnas, entre las 23 y las 00. Esa idea chocó con lo que propone el gobierno de Kicillof: un cierre desde las 22 y hasta las 6 de la mañana.
Este lunes se registraron 13667 casos de coronavirus en todo el país. En la Ciudad de Buenos Aires fueron 2428 casos, el máximo diario desde que comenzó el 2021. La cifra, justo en el día en que se llevó a cabo la reunión, expone las complicaciones que podría tener el sistema sanitario si no se avanza con medidas en el corto plazo.
Los funcionarios del gobierno bonaerense hablarán con Kicillof por teléfono y le pasarán los detalles de la reunión. Luego, comenzará la ronda de consultas y acuerdos internos en La Plata para buscar las medidas en las que pueden coincidir con la gestión porteña. Lograr ese acuerdo es, para Cafiero, el encargado de acercar posturas, una tarea por demás de compleja.
“Hay que achicar el océano que divide a la provincia de la Ciudad”, confesó un funcionario del gobierno nacional antes de que comience la reunión. En la Casa Rosada tienen una postura definida. Hay que tomar medidas y hay que tomarlas ya. Los casos aumentan a un ritmo vertiginoso y es necesario frenarlos reduciendo la cantidad de personas que se mueven en el centro geográfico más poblado del país: el AMBA.
Además de la nocturnidad, los otros temas que están en carpeta son la reducción de pasajeros en el transporte público, la limitación de actividades recreativas y la reducción de personas en los encuentros sociales. También la aplicación de medidas de control más exhaustivas. El punto de equilibrio lo encontrarán en la reunión de este martes.
La diferencia más importante que quedó flotando en la reunión son los límites de la restricción nocturna. Los funcionarios bonaerense consideran que se debería cortar la circulación durante gran parte de la noche, mientras la Ciudad entiende que no tiene sentido una medida tan estricta y solo atinaría a reducir el horario en que están abiertos los comercios (que ahora está fijado a las 2 de la madrugada). No está de acuerdo con un confinamiento tan duro.
El gobierno porteño cree que las restricciones podrían empezar entre las 11 y las 12 de la noche y extenderse hasta las 5 de la mañana. Pero no está de acuerdo en cortar la circulación ni aplicar un cierre que pueda afectar la recuperación económica incipiente. La provincia tiene una posición más dura y pretende profundizar la restricción horaria - que ya rige entre las 2 y las 6 de la mañana - y anular la circulación.
Una primera aproximación sobre el camino a seguir la dará la ministra de Salud, Carla Vizzoti, cuando a las 8:30 del martes brinde una conferencia en la Casa Rosada en la que actualice el panorama epidemiológico que, en definitiva, es el contexto en el que por la tarde se terminarán de discutir las restricciones.
Hasta el viernes 9 de abril está vigente el decreto donde se destacan los indicadores de riesgo por cada jurisdicción de todo el país. A partir del fin de semana deberán entrar en vigencia una nuevo DNU que marque las reglas del juego en todo el país. La intención del Gobierno es anunciar las medidas antes de esa fecha y que tengan el mayor consenso posible. Son medidas antipáticas pero imposibles de evitar debido a la gravedad del escenario sanitario.
La segunda ola ya llegó. No hay dudas, más allá de las banderas políticas. Para frenarla hay dos caminos que se deben entrecruzar. Acelerar el operativo de vacunación y aplicar medidas restrictivas. El fino equilibrio está en manos del gobierno nacional, que oficia como moderador, pero que tiene una postura tomada. Todos coinciden en que lo esencial es cuidar la economía. La diferencia entre los tres sectores es cómo hacerlo.