El presidente Alberto Fernández sorprendió en la madrugada de este sábado al anunciar que, tras presentar un poco de fiebre y dolores de cabeza, se sometió a un test de antígeno que le dio positivo de coronavirus, por lo que se encontraba “aislado y cumpliendo con el protocolo vigente”.
“Para información de todos y todas me encuentro físicamente bien y, aunque hubiera querido terminar el día de mi cumpleaños sin esta noticia, también me encuentro bien de ánimo. Agradezco desde el alma las muchas muestras de afecto que hoy me han brindado recordando mi nacimiento”, comentó al respecto el propio mandatario, a través de su cuenta de Twitter.
Por esta razón, no podrá cumplir con la reunión presencial que tenía previsto mantener con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, para analizar la nueva suba de casos de COVID-19 que amenaza con transformarse en una segunda ola de contagios.
Así lo confirmaron a Infobae fuentes cercanas al Presidente, las cuales explicaron que el encuentro cara a cara con la máxima autoridad de la Ciudad de Buenos Aires no se podrá llevar adelante y que, en cambio, se decidió que se llevará adelante de forma virtual, ya sea por teléfono, a través de Zoom o alguna plataforma similar. Todavía no se confirmó un horario.
Recientemente, el jefe de Estado encabezó un Zoom con todos los gobernadores en el que evaluó cómo está la situación en cada distrito, la marcha del ritmo de la vacunación, el stock de vacunas con el que cuenta cada provincia y las medidas que se adoptarán en el caso de que una segunda ola de coronavirus afecte a nuestro país.
El Presidente y el alcalde porteño tenían previsto encontrarse en Olivos a las 10 con una agenda común: la preocupación por la fuerte suba de casos, que alcanzó en los últimos días cifras récord -más de 14.000 casos diarios-, que se suma a la percepción de que la sociedad está “relajada” ante la amenaza del coronavirus y las nuevas cepas que, según el lenguaje científico, ya circulan de forma “comunitaria”.
Con cierto recelo ante la reunión por los antecedentes de diferencias en la forma de encarar la pandemia, el plan de la Ciudad es “comunicarle” al Presidente en qué consisten las políticas que tiene planeadas frente a la segunda ola. Varios de los ejes se plantean por la negativa, en contraste con medidas impulsadas el año pasado.
Tal como había publicado Infobae días atrás, Rodríguez Larreta tenía pensado ser intransigente con la necesidad de mantener la educación presencial, eje de fuertes discusiones en la previa del ciclo lectivo de 2021, y que se arrastraban desde el año pasado. No está dispuesto a negociar, tampoco, respecto de acotar las actividades económicas. Cerrar comercios y suspender el transporte que traslada a los empleados a sus puestos de trabajo no son consideradas como opciones.
Se espera que el gobierno nacional, en tanto, coincida con la administración de la Ciudad en la necesidad de mantener vigentes -“privilegiar”- las actividades económicas, el trabajo, y la presencia en escuelas. Pero le iba a pedir al gobierno porteño que implemente medidas para disminuir “la circulación, la recreación y las actividades sociales”.
En particular, la administración nacional busca que se acoten los “horarios de movimiento” y a disminuir la frecuencia del transporte, en particular, del subte. También iban a insistir sobre cumplir el aforo en los restaurantes y otros lugares de esparcimiento. Alberto Fernández se basa, en parte, en las sugerencias del epidemiólogo Pedro Cahn, uno de los asesores de la mesa sanitaria nacional. “Hay que bajar por ahí, no por la economía. Vemos que la gente sigue su vida como si nada”, resumió una fuente de la Casa Rosada.
Respecto de las actividades de entretenimiento, el alcalde porteño parte de la premisa de que cualquier salida, sea para asistir a espectáculos o comer en restaurantes, es menos riesgosa que cualquier reunión a puertas cerradas, siempre que se obligue a cumplir los protocolos. “Hoy, ir a un teatro es más seguro que juntarse con amigos en el living de una casa”, diagnosticó un funcionario que sigue de cerca las medidas porteñas. En el gobierno de la Ciudad quieren proteger las actividades recreativas, no solo por la afectación del humor social, sino principalmente por su correlato en la actividad económica.
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