Los índices económicos negativos, sumados a la incertidumbre sanitaria que atraviesa la Argentina en su lucha contra el coronavirus, entregan posturas y sentimientos sociales que preocupan y mucho de cara al futuro.
Según una encuesta nacional del monitor nacional de Taquion, Horus, Inclusión y Gestión Federal -que recogió una serie de datos durante la tercera semana de marzo- el 53,1% de los argentinos empeoraron su calidad de vida en el último año.
El informe de la consultora fundada y dirigida por Sergio Doval, además, indicó que el 54% cree en la política pero no en los políticos argentinos. En el documento se analizó que “vuelve a llamar la atención el desentendimiento entre los políticos y la sociedad. Aquel último tren que quiso partir hacia la estación sensatez parece estar demorado. Lo que en un principio se planteó como una interna personalizada por los porteños y el resto del país, hoy se magnifica a nivel nacional”.
“Si bien existe una creencia de la política para la resolución de problemas, los políticos argentinos no cumplen con esta demanda: 7 de cada 10 encuestados no confían en que los políticos pueden resolver sus problemas. Aunque sí aparece un margen para pensar que existe la creencia de la política como herramienta para generar soluciones para la gente. Solo que no lo vemos dentro de nuestro país por quienes la deberían ejecutar”, explicó el documento al que accedió Infobae.
Taquion registró que el 49 por ciento manifestó su descontento por los protocolos para el regreso a las escuelas.
“La vuelta a clases fue sin duda un anhelo de la población. No obstante, los protocolos establecidos y las condiciones edilicias de las instituciones no estuvieron a la altura de las circunstancias. Este dato desalentador es contraproducente con la confianza y seguridad por parte de los padres hacia las entidades educativas”, detalló el informe.
“La clase política aparenta posicionarse en un punto inalcanzable, como en una burbuja alejada del mundo real cuyas paredes impermeables nublan la visión e insonorizan las demandas que se manifiestan desde la sociedad. De allí parten los enojos y las críticas, que hoy dejan de generalizarse al sistema político y se concentran en una particularidad: el desempeño de aquellos que deben tomar decisiones para el crecimiento de la Argentina”, agregaron.
En cuanto al futuro de la sociedad argentina, el 74% exhibió preocupación, miedo o desconfianza en relación a lo que pueda pasar. En relación al hogar y la familia, el 54,5% de los encuestados sostuvieron que atraviesan un momento “intranquilo, desequilibrante o triste”.
En base a esas preocupaciones fueron consultados acerca de cuáles son las que más los interpelan. El 27,2% contestó que las oportunidades de desarrollo son el factor más preocupante. El 21,8% respondió el trabajo, el 20,7% la seguridad y el 10,9% la salud.
Solo un 9,1% de los argentinos siente que durante el último año su calidad de vida mejoró.
La evaluación del presidente Alberto Fernández volvió a entregar índices negativos: el 57,1% posee una imagen adversa contra él. La imagen negativa hacia Cristina Kirchner es del 65,8% y la de Mauricio Macri un 61,9 por ciento.
Los encuestados eligieron a Patricia Bullrich como líder de la oposición argentina, con el 19,7% de los votos. El 17,2% escogió a Horacio Rodríguez Larreta, el 12,7% a Mauricio Macri y el 5,7% a Javier Milei.
“En un año electoral, la situación se encuentra dividida: nada que no hayamos visto. Pero lo peculiar es que el foco, cada vez más, deja de estar puesto en la expresión popular conocida como la ‘grieta’ entre los partidos políticos. Hoy, parece estar ubicada entre dos actores: la sociedad y la clase política. Sin embargo, la política como herramienta para generar soluciones a las demandas de la sociedad no está puesta en cuestionamiento. La política es un arma que mantiene su relevancia para la transformación”, dijo el estudio.
Y completó: “Ya ha pasado más de un año desde que se decretó la cuarentena, un año que sin dudas ha despertado más que nunca la necesidad de la gente de ser atendida, de ser escuchada. Frente a esta demanda, hay un déficit de respuestas, de soluciones”.
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