El presidente Alberto Fernández y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, retomarán hoy el contacto tras varios meses de distanciamiento a causa del recorte de fondos a la ciudad de Buenos Aires. La situación lo justifica, ya que el fuerte aumento de los contagios preocupa, y mucho, a ambos dirigentes.
El primer paso lo dio la Casa Rosada. El secretario General de Presidencia, Julio Vitobello, fue el encargado de negociar los términos del encuentro con el vicejefe Diego Santilli. En un principio la idea era incluir también al gobernador bonaerense Axel Kicillof. Sin embargo, desde la Ciudad hicieron saber que preferían ir solos. También aclararon que el temario estará estrictamente limitado a cuestiones sanitarias, nada de temas políticos.
Anoche, el resultado positivo de Alberto Fernández los obligó a alterar los planes. Vitobello se volvió a comunicar con Santilli y ambos acordaron que el encuentro no se postergaría: Fernández y Rodríguez Larreta hablarán ya sea telefónicamente o por Zoom.
La Ciudad se mantendrá firme en su objetivo de cuidar primordialmente la educación presencial y, en segundo lugar, la actividad económica. En cuanto a las escuelas, llevarán datos epidemiológicos que muestran que las aulas no han actuado -hasta ahora- como focos de contagio, por lo que entienden que los beneficios sociales exceden los costos. “El riesgo nunca es cero, pero las aulas no son particularmente riesgosas en relación a otros lugares”, explicaron a Infobae en la sede de Parque Patricios.
Si bien reconocen que la situación es crítica y que la cantidad de casos diarios se encuentra en el mismo nivel que el peor momento del año pasado, en la mesa chica del Gobierno porteño consideran que todavía no es necesario tomar medidas restrictivas. “Desde nuestro lado, no vamos a tomar decisiones apresuradas”, adelantó uno de los funcionarios de confianza del jefe de Gobierno.
En caso de que la situación empeore, se evalúan diferentes caminos. En principio, evitar tomar medidas uniformes. Antes de imponer restricciones se analizará sector por sector para ver cómo respondió a los protocolos y cómo los mismos se pueden mejorar para que sigan funcionando con menos riesgo. “Es tiempo de sintonía fina, de medidas más selectivas y menos generales”, resumió otro de los funcionarios que conoce los detalles de la reunión.
No obstante, saben que los datos epidemiológicos y los cargamentos de vacunas marcarán el pulso de las decisiones. De hecho, no se descarta que ante una explosión de casos pueda resultar más efectivo un cierre total pero muy corto -unos pocos días- para ganar tiempo y avanzar con el plan de inmunización. Ante este escenario resulta clave la coordinación con Nación y provincia de Buenos Aires, y tener garantizadas dosis suficientes. “Esto es una carrera de vacunación contra los casos graves. Si vacunamos rápido podemos evitar afectar a la gente”, explicaron.
Rodríguez Larreta hará hincapié en que, antes de comenzar a cerrar actividades, es fundamental aumentar lo más posible la política de testeos y aislamiento, especialmente en relación a las personas que regresan del exterior para evitar la circulación comunitaria de las nuevas cepas del virus que son más contagiosas. Para eso, reconocen que la coordinación con la Nación y el Gobierno bonaerense resulta fundamental. En ese sentido, incluso elogiaron que Nación haya adoptado en Ezeiza y Aeroparque la política de testeo en arribo. Y señalaron: “No estamos inventando nada nuevo, testear y aislar es la fórmula que mejor funciona en todo el mundo”.
Por otro lado, el jefe de Gobierno porteño insistirá en un reclamo que sus funcionarios ya hicieron de forma pública más de una vez: la Ciudad tiene una mayor proporción de adultos mayores y personal de salud, por lo que sienten que el reparto de vacunas en forma proporcional a la cantidad de habitantes los perjudica.
Además, pedirán, en la medida de lo posible, tener un mayor nivel de certidumbre sobre el flujo de vacunas que llegan al país para optimizar la logística, especialmente ahora que la Argentina está recibiendo dosis de diferentes países con distintas especificaciones técnicas (por ejemplo, el nivel de frío). No obstante, reconocen que las complicaciones en este sentido no son responsabilidad del Gobierno sino de un contexto mundial de escasez de vacunas.
Finalmente, en el plano político, el Gobierno porteño mantiene la distancia y cierta frialdad con la Casa Rosada. Dejaron en claro que aceptaron la invitación porque la pandemia lo justifica -coordinar esfuerzos es lo más efectivo-, y porque “hay que respetar la institucionalidad de la Presidencia”. Pero contestan con escepticismo ante las consultas sobre la posibilidad de que puedan reeditarse las fotos conjuntas de Rodríguez Larreta, Alberto Fernández y Axel Kicillof. “Veremos cómo evoluciona”, contestan sin mucho fervor.
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