Máximo Kirchner hizo una ecuación coyuntural y un cálculo propio con fuerte tono generacional: cree necesario un pacto político para lograr una larguísima refinanciación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y asume que María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta son los únicos presidenciables de Juntos por el Cambio con suficiente volumen para cerrar un acuerdo sin antecedentes en la historia reciente de la Argentina.
El jefe del bloque de diputados oficialista descarta negociar con el FMI un acuerdo de Facilidades Extendidas que implica refinanciar por 10 años la deuda de 44.000 millones de dólares que tomó Mauricio Macri cuando ocupaba la Casa Rosada. Máximo Kirchner considera que ese plazo no es viable para el país y propone un crédito de Facilidades Extendidas que se extienda por 20 años.
“No nos podemos atragantar con la deuda, tenemos que aplanar la curva de pagos”, explicó el diputado peronista cuando le preguntaron acerca de su estrategia para negociar con el Fondo Monetario Internacional.
Máximo Kirchner habló de este asunto estratégico con Cristina Fernández de Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa. Los cuatro coinciden en proponer una duplicación del plazo de refinanciación de la deuda externa y abrir una instancia de diálogo con Juntos por el Cambio para llegar a Washington con un pacto político firme.
“La idea es que ese acuerdo tenga la condición de política de Estado”, se entusiasma el diputado oficialista.
Máximo Kirchner aprovechó el debate de la Reforma del Impuesto a las Ganancias en la Cámara Baja para avanzar en la ejecución política de su plan sobre la negociación de la deuda externa con el FMI: mantuvo una conversación a solas con Martín Guzmán, y después los dos compartieron con Sergio Massa unos sandwiches de miga que se sirvieron en el Salón de Honor de Diputados.
Frente a Máximo Kirchner y Massa, el ministro de Economía se comprometió a plantear este asunto político-financiero durante sus conversaciones vía zoom con la directora gerente Kristalina Georgieva y con los ministros de Finanzas de España, Italia, Francia y Alemania que visitará durante su próxima gira europea.
Con perspicacia, Guzmán ya aprendió cómo funciona el poder en un gobierno de coalición peronista. Sabe que hay pocas posibilidades de coronar la idea de Máximo Kirchner avalada por Alberto Fernández, CFK y Massa. Sin embargo, el académico formado en Columbia cumplirá con su palabra y regresará a Buenos Aires con una respuesta obvia que tiene poco de secreto de Estado.
En Europa y el FMI, a Guzmán le dirán que no. Imposible que el Board del Fondo cambie los plazos normativos de un Acuerdo de Facilidades Extendidas. Nunca pasó, y es poco probable que suceda.
Máximo Kirchner sabe que es complejo romper una norma institucional del Fondo para favorecer a un país que es deudor serial desde las últimas décadas del siglo XX. Y en este sentido, el diputado peronista propuso robustecer su estrategia con un acuerdo político firmado con Juntos por el Cambio.
Su apuesta institucional consiste en abrir un canal de diálogo con María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. Máximo Kirchner, como Sergio Massa, sostiene en la intimidad del poder que Vidal y Rodríguez Larreta son “los futuros presidenciables” de la oposición y que tienen suficiente formación intelectual para entender que es imposible firmar un acuerdo con el FMI ajustado a un plazo de 10 años.
El titular de la bancada oficialista en Diputados considera a la exgobernadora bonaerense y al actual jefe de Gobierno porteño sus interlocutores generacionales y cree que es posible y necesario sentar las bases de un pacto que permita “aplanar la curva de la deuda externa” y ejecutar un programa de crecimiento avalado por las dos coaliciones políticas de la Argentina.
Vidal y Rodríguez Larreta conversaron por teléfono sobre la propuesta de Máximo Kirchner. Sucedió el lunes a la noche, y los dos están remisos a considerar las intenciones del diputado peronista. No confían en sus intenciones, y además conocen la situación interna en Juntos por el Cambio: Mauricio Macri, Alfredo Cornejo, Patricia Bullrich y Martín Lousteau, por citar cuatro dirigentes claves de la oposición, jamás aceptarían aparecer en el FMI con una propuesta liderada por Alberto Fernández, CFK y Massa.
“Primero tienen que plantear el asunto en una convocatoria formal, segundo en la mesa de negociación no pueden haber excluidos, y por último, deben retirar la querella penal contra Mauricio Macri por el acuerdo. Con todos estos gestos, nos sentamos a considerar la propuesta. Este es el piso de arranque”, añadieron en las cercanías de Patricia Bullrich.
Máximo Kirchner movió avalado por el Presidente, la Vicepresidente y el titular de la Cámara de Diputados. Al otro lado del campo de batalla, la reacción fue intuitiva: Vidal, Rodríguez Larreta, Macri, Bullrich, Cornejo y Lousteau desconfiaron al instante de la propuesta oficialista presentada como una Cuestión de Estado.
Dirán que no. Por lo menos hasta después de las elecciones de octubre.
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