La estrategia sanitaria consta de vacunar con la mayor velocidad posible durante abril y mayo, para que cuando el invierno se instale en Argentina, los casos que haya recaigan en personas que tienen menos riesgo de vida. La segunda ola de coronavirus ya llegó y los contagios se multiplicarán pese a las medidas oficiales.
Lo que el Gobierno intenta hacer con las decisiones de los últimos días es ralentizar el crecimiento de la curva de contagios e intentar amesetarla. Amortiguar el impacto. Para eso suspendió vuelos desde Brasil, México y Chile, implementó nuevos testeos, instaló un control más severo de las cuarentenas para los viajeros y recomendó a los gobiernos provinciales restringir la circulación nocturna según dos parámetros creados por el ministerio de Salud.
En la Casa Rosada van a esperar a que pase la Semana Santa para evaluar más medidas que contengan el aumento de contagios y trazar una nueva hoja de ruta sanitaria sobre el escenario que exista dentro de seis días. La pandemia es dinámica y las decisiones oficiales, también. Dependen de la variación del contexto, la capacidad de respuesta del sistema de Salud y la velocidad de la circulación del virus.
La cuenta posible que hacen en el oficialismo es que la herramienta más efectiva que tienen para enfrentar la segunda ola son las vacunas. ¿Por qué? Porque, hasta el momento, se mantiene firme la decisión política de no instalar una cuarentena estricta como la que los argentinos vivieron en la primera mitad del 2020, ni frenar la actividad económica, lo que generaría menos circulación de gente y, en consecuencia, del virus. Ante ese escenario, el margen de acción es reducido.
En los últimos días la gestión de Alberto Fernández logró concretar el arribo de 1.418.000 dosis entre vacunas de Sputnik V y Astrazeneca. El jueves llegará un millón de dosis de la vacuna china desarrollada por Sinopharm y un nuevo conteiner desde Rusia.
Además, durante abril, deben llegar 2 millones de dosis desde China, según el contrato firmado con ese país, y 580 mil de las vacunas de Astrazecena que son fabricadas en la India. A ese paquete le debería sumar los envíos acordados con Astrazeneca dentro del contrato que ronda los 4.500.000 de dosis para el mes de abril. Dosis programadas pero que no tienen fecha concreta de llegada.
En quince días el oficialismo habrá logrado tener cerca de 2.500.000 dosis. Desde que empezó el plan de vacunación, en diciembre, nunca pudo obtener tantas vacunas en tan poco tiempo. Hasta el momento, en dos meses de vacunación, se aplicaron casi 5 millones de dosis. La cuenta es sencilla. Durante abril el Gobierno podrá darle más ritmo y volumen al operativo.
Con ese paquete de dosis, que se reparten a las provincias a medida que llegan y que tardan, entre los controles y la logística, unos cuatro días en comenzar a aplicarse, el Gobierno aspira a dar un salto cuantitativo en el operativo de vacunación. La verdadera clave para afrontar la segunda ola de COVID-19.
El operativo tomará otro volumen con rapidez y será de vital importancia para bajar la tasa de internación y mortalidad. La vacunación a mayores se explica porque no solo son los que corren más riesgo, sino que frente a una nueva ola, tenerlos vacunados reducirá la cantidad de hospitalizados y de muertos. En consecuencia, el sistema sanitario no correrá riesgo de colapso.
Sin embargo, son proyecciones que se realizan dentro del Gobierno para mitad de año. Los próximos dos meses podrían ser complicados porque, a diferencia del 2020, en los Hospitales y Clínicas hay más camas ocupadas por pacientes que no tienen COVID-19. Personas que sufrieron accidentes de tránsito o se realizaron operaciones pendientes, por poner dos ejemplos. En paralelo los casos suben a una velocidad inusitada.
De cada cargamento de vacunas que llegan al país, la provincia de Buenos Aires se queda con el 40%. El reparto está adecuado a la cantidad de población que tiene cada distrito. En el gobierno de Axel Kicillof tienen el foco puesto en lograr que todos los mayores de 60 años sean vacunados antes de que comience mayo.
Hasta el momento, según explicaron en La Plata a Infobae, el 70% de los mayores de 80 años ya están vacunados, mientras que en el caso de los mayores de 70 años los vacunados llegan al 30%. Es ese grupo sobre el que esperan avanzar con velocidad en los próximos días con las vacunas que ya recibió el gobierno nacional.
El gobierno bonaerense tiene capacidad para vacunar, como máximo, a 100.000 personas por día. El promedio diario estará por debajo de ese número, pero el mejor escenario posible de vacunados ronda esa cifra. Para avanzar en la vacunación faltaban vacunas. Ese no será un problema en el mes que comienza.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires la situación es similar. Con todas dosis que llegaron en los últimos días y que llegarán antes del fin de semana, estiman cerrar la vacunación de los mayores de 70 años en las próximas semanas. Son cerca de 250.000 personas. En suelo porteño tienen capacidad para vacunar a 25.000 personas por día y les toca el 7% de cada cargamento que llega al país.
Entre la provincia y la Ciudad de Buenos Aires está concentrada la mayor cantidad de gente que vive en Argentina. El ritmo que puedan ejercer ambos gobiernos en el operativo de vacunación será determinante para proteger a la mayor cantidad posible de personas que están dentro de los grupos de riesgo.
En el Ministerio de Salud que conduce Carla Vizzotti esperan que durante el mes de abril se logre vacunar a 4.000.000 de personas. La mayor cantidad de ellos son mayores de 60 años que, en todo el país, son 7.414.866. Es un desafío operativo que llevarán adelante contra reloj y que marcará a fuego el inicio de la gestión de la nueva ministra.
Con la decisión político sanitaria de vacunar con una sola dosis, como parte de un plan de emergencia, el Gobierno podrá apurar el ritmo de vacunación porque va a contar con las dosis necesarias. Las tres vacunas que se usan en Argentina -Sputnik V, Sinopharm y Astrazeneca - están aprobadas por la ANMAT para ser utilizadas en mayores de 60 años. Lo que se pone en juego de aquí en adelante es la capacidad operativa y logística de cada distrito.
Para que la estrategia sanitaria logre el efecto que pretende el Gobierno, es determinante que se mantenga un ritmo fluido en la llegada de las vacunas. Ese ritmo que se logró en la última semana y que va a seguir en estos próximos días. No se tiene que cortar la cadena.
En paralelo, una gran parte del esfuerzo oficial seguirá puesto en la comunicación como símbolo de alarma y concientización. Desde que el Gobierno tomó medidas el último jueves, se redujeron considerablemente los viajes al exterior y la gente bajó muchas reservas para la Semana Santa. El efecto inmediato se logró. Ese camino se profundizará después del domingo de Pascuas.
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