El jefe de Gabinete de la Nación, Santiago Cafiero, defendió la salida formal de Argentina del Grupo de Lima, al asegurar de que se trata de un “gesto en favor de la paz” para la situación política de Venezuela, que se encuentra en una crisis humanitaria, económica y migratoria a raíz del enfrentamiento político bajo el régimen de Nicolás Maduro.
El ministro coordinador justificó el retiro del país de ese bloque regional porque “no dio resultado en nada” para resolver una salida democrática ante la crisis política para Venezuela, y apuntó que la decisión “es un gesto a favor de lo que Argentina eligió a partir de 2019 como modelo de política exterior”.
“Tuvo una política que no llevó a ningún lado, lo que hizo fue acentuar la crisis humanitaria que hay en ese país. Lo que hay que buscar ese otro tipo de abordaje. Desde 2019 no participamos de las reuniones y no adherimos a ninguno de los documentos que el Grupo de Lima sacó”, planteó en diálogo con radio La Red.
Acerca de las denuncias por violaciones de derechos humanos y la persecución política contra la oposición por parte del gobierno venezolano, y la coincidencia de la salida formal el pasado 24 de marzo, Santiago Cafiero opinó: “Tenemos que abandonar la idea de que somos jueces del mundo”.
“Los venezolanos tienen que encontrar una salida democrática que convenza a la mayoría y que de ese modo encuentre la paz, que ellos tengan voz. Todos estamos opinando desde afuera, eso no ha dado resultado. El Grupo de Lima acentuó los bloqueos y el aislamiento de Venezuela hasta asfixiarlo, y se ha metido en la interna política del país”, concluyó.
El armado regional, del que se retiró Argentina, se creó a partir del 8 de agosto de 2017 con la Declaración de Lima, donde representantes de 14 países americanos suscribieron el primero de varios documento en el que criticaron la situación política y de los derechos humanos en Venezuela.
El gobierno de Mauricio Macri decidió que el país se sume a ese espacio. En diciembre de 2019, con el recambio gubernamental, el presidente Alberto Fernández comenzó a desactivar su participación y resolvió integrarse formalmente -en agosto de 2020- al Grupo Internacional de Contacto sobre Venezuela (GIC), donde participan otros países de la región, el bloque de la Unión Europea y el Reino Unido.
“No es que abandonamos el tema. Adherimos al Grupo de Contacto”, recordó Cafiero.
Impulsado por la Unión Europea, el GIC fue creado en febrero de 2019, pocos días después de que el parlamento venezolano, entonces controlado por la oposición, designara a su presidente, Juan Guaidó, como mandatario interino de la república tras desconocer el período de gobierno iniciado poco antes por Nicolás Maduro, por considerar que surgió de elecciones ilegítimas y sin trasparencia.
En su orientación, el GIC se mostró como una alternativa más dispuesta a incluir al chavismo en la búsqueda de una salida a la crisis institucional venezolana, en contraste con el Grupo de Lima -fundado en 2017-, más cercano a la oposición de Caracas.
El retiro de Argentina del Grupo de Lima generó una fuerte crítica de dirigentes de la oposición de Juntos por el Cambio, entre ellos, el ex presidente Mauricio Macri. También le valió un mensaje del Departamento de Estado de Estados Unidos, que subrayaron que continuarán trabajando con aquellas naciones “comprometidas con la democracia” en Venezuela.
El canciller Felipe Solá reconoció que hubo consultas de Estados Unidos por la decisión, a través de la embajada argentina en Washington, y aclaró que “no hemos recibido ningún pedido de Estados Unidos en el sentido de que esto implique cambios en la negociación con el Fondo Monetario Internacional”.
”Le hemos comunicado al Departamento de Estado que no había cambios en nuestra relación con Venezuela ni con Estados Unidos, se lo comunicamos claramente”, concluyó Solá.
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