La UCR vivió este domingo una jornada clave en su vida interna. Se disputaron dos elecciones que posicionaron a una camada de nuevos dirigentes en la estructura partidaria y que modificaron la estructura vigente debido a lo ajustado de los resultados electorales.
En la provincia de Buenos Aires ganó la elección el diputado provincial Maximiliano Abad, que competía con el intendente de San Isidro, Gustavo Posse. El triunfo fue ajustado. Abad se quedó con el 52% de los votos y Posse con el 48%.
Detrás de esa batalla electoral también se desató una discusión política entre los pesos pesados del radicalismo. La mayor parte de la estructura radical apoyó a Abad, que también obtuvo el respaldo implícito de la ex gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal. El PRO quería que ganara el legislador marplatense pero lo apoyó con máxima cautela para no entrometerse en la interna.
Posse, en cambio, contó con el apoyo del senador Martín Lousteau y los principales dirigentes de Evolución, la agrupación que desde hace unos pocos años empezó a ganar terreno en la vida interna del radicalismo. Primero en la Ciudad de Buenos Aires, donde el ex ministro pisa con fuerza, y ahora en territorio bonaerense, donde logró que el candidato al que apostaba sacara la mitad de los votos de la elección.
En el espacio de Lousteau las cuentas son positivas más allá de la derrota de Posse. ¿El motivo? La suma de las últimas tres elecciones distritales lo dejaron bien posicionado al senador y su agrupación en la vida interna del partido. Los comicios en Córdoba, CABA y Buenos Aires brindaron un dato alentador para ese sector del radicalismo.
En Córdoba ganó Marcos Carasso, intendente de General Cabrera, respaldado por Mario Negri y Ramón Mestre. Logró sacar 51,5% frente al 48,5% de Rodrigo de Loredo. La diferencia fue mínima. El resultado marcó que la discusión interna de la UCR está dividida en partes iguales y no prevalece, con amplitud, ninguna de las dos fuerzas más importantes.
En la provincia de Buenos Aires la elección fue casi un calco de la de Córdoba. La diferencia fue mínima, pese a que, de antemano, en el oficialismo pensaba lograr un triunfo holgado debido al enorme apoyo del aparato radical. Sin embargo, después de 15 horas de escrutinio, la diferencia fue de pocos votos.
En las filas del senador estaban contentos con el resultado obtenido en la provincia más poblada del país. Consideran que pelearon contra los dirigentes más pesados del radicalismo tradicional y lograron que la pelea fuera un mano a mano parejo. Voto a voto. Si ganaban, decían, era un batacazo. El resultado estuvo lejos de ser una noticia negativa para la agrupación.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde se eligieron presidentes comunales, Lousteu y su agrupación lograron un resultado abrumador. Se quedaron con más del 90% de los votos. Sobre cerca de 100 mil afiliados participaron 24 mil. Más que la elección anterior y una muestra importante de la voluntad porteña.
La disputa enfrentó a tres sectores: dos de ellos encolumnados detrás de Martín Lousteau y un tercero enfrentado al economista, que pidió a la Justicia –sin éxito– aplazar la interna. La UCR porteña eligió nueve representantes por comuna (130 en total), incluyendo un presidente comunal del partido, más ocho convencionales que votarán en un plenario al próximo presidente del partido en el distrito.
Una de las listas estaba referenciada en el actual presidente de la UCR Porteña, Guillermo de Maya, que tiene el apoya de dirigentes históricos como Enrique “Coti” Nosiglia y Rafael Pascual, el diputado nacional Emiliano Yacobitti y la rama universitaria de la UCR.
Otra fue la de “Radicales por Argentina”, que conduce el ex presidente de Boca Daniel Angelici, acompañado por los legisladores porteños Martín Ocampo y Ariel Álvarez Palma.
Ambas listas apoyan el liderazgo de Lousteau en el distrito y trabajan juntas en el territorio. La pelea fue para ver quién se queda con el control en cada comuna y ubicar más delegados al Comité porteño, entre los que luego deberá surgir el reemplazante de De Maya.
Un tercer grupo encabezado por el auditor Jesús Rodríguez y el jurista Ricardo Gil Lavedra reclamó que se elijan los delegados al Comité Nacional que deberán nombrar al próximo presidente del partido a nivel nacional. Sin embargo, la elección se acotó a las comunas y la tercera vía naufragó. No llegó ni al 10% de los votos.
El sector referenciado en Lousteau se quedó con el control de 11 comunas sobre las 15 que hay en la Ciudad de Buenos Aires. De esas 11, cuatro comunas serán presididas por dirigentes que están dentro del espacio de Daniel Angelici, mientras que 7 quedarán bajo el control del oficialismo actual, la lista que responde directamente al ex ministro de Economía.
En Evolución destacan que las elecciones, sobre todo la de CABA, generaron “una renovación partidaria muy importante” porque muchos de los nuevos delegados son dirigentes que tienen entre 30 y 40 años. Entienden que los resultados marcan un reordenamiento del partido en los distritos y, por ende, a nivel nacional.
“Decían que en Córdoba iban a aplastarnos y la elección fue pareja. Lo mismo en Buenos Aires. Subestimaron la representación que teníamos en distintos lugares del país”, indicó a Infobae un dirigente de extrema confianza del senador radical.
Lousteau tiene dos ambiciones personales en el corto plazo. Ser el presidente de la UCR Nacional y ser el próximo jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos. Además, ganar volumen, junto a su espacio, en la interna radical y, en consecuencia, en el entramado interno de Juntos por el Cambio. Los resultados de las últimas elecciones fueron un impulso para esos objetivos.
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