Es una carrera contra el reloj porque nadie en el Gobierno Nacional quiere que la segunda ola de coronavirus sea peor que la primera. El stock de vacunas que hay en el país se empieza a agotar y recién la semana que viene, antes del jueves 25, arribarán otros tres millones de dosis desde China de la Sinopharm. Si bien todavía no hay precisiones también se aguarda que lleguen este mes nuevos embarques de la Sputnik V desde Rusia y otra partida de las que elabora el laboratorio Astrazeneca en colaboración con la Universidad de Oxford. Entre abril y mayo se espera que el fondo Covax aporte la primera tanda de otras 1.944.000 vacunas, también de Astrazeneca.
Los tres millones de dosis de la Sinopharm se trasladarán en al menos dos vuelos comerciales en los próximos días. El primer envío desde Beijing, el 25 de febrero, había sido de 904.000 dosis en un avión de Qatar Airways que fueron a recibir en el Aeropuerto de Ezeiza la ministra de Salud Carla Vizzotti y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. Pocas horas después, llegaron otras 96.000 vacunas para completar ese primer cargamento de un millón. En este caso, vale remarcar, a diferencia de otras las dos dosis que se inoculan son del mismo tipo.
La vacuna Sinopharm, fabricada por una compañía farmacéutica china de propiedad estatal, está aprobada en nuestro país por la ANMAT para que sean inoculadas las personas de entre 18 y 59 años. Según sus fabricantes los resultados del ensayo clínico de la Fase III mostraron que la vacuna alcanza una eficacia del 79,34%, aunque todavía no fueron publicados en ninguna revista científica. Según el reporte que se difundió desde la capital china esa vacuna es segura y los participantes que recibieron dos dosis produjeron un alto nivel de anticuerpos contra el virus a una tasa del 99,52 por ciento.
Uno de las facilidades que brinda es que para su conservación solamente requiere temperaturas de entre 2° y 8°, por lo que la logística para su distribución se simplifica.
De los 4.050.000 dosis que Argentina acumuló hasta el momento de vacunas provenientes de diferentes laboratorios se distribuyeron 3.818.465. El último lote de las Sputnik V que estaban en los centros de almacenamiento, 399.000, empezaron a trasladarse a las provincias esta mañana. La Nación entregó el 92,5% de lo que recibió hasta el momento. Hay una reserva de 120 mil dosis en los depósitos que se destinan a los casos de emergencia como el que ocurrió recientemente en Chubut con los incendios forestales. Allí por la falta de luz se perdió la cadena de frío de un lote numeroso en todas las localidades afectadas.
Según los datos cargados en el Monitor Público de Vacunación del Ministerio de Salud de la Nación en la última semana las aplicaciones se aceleraron en la última semana, llegando al récord el jueves 11 de marzo con 146.468 dosis. Pero el ritmo bajó sensiblemente durante el sábado y el domingo: 42.232 y apenas 8.118 dosis aplicadas, respectivamente.
Por eso, el infectólogo Eduardo López aseguró que es evidente que la Argentina atraviesa un momento complejo en su plan de inmunización frente al coronavirus porque “hay baja provisión” de dosis y el gobierno está “vacunando lento”.
La principal preocupación del especialista apunta a los adultos mayores de 60 años, rango etario que concentra el 85% de las muertes por COVID-19. “Son más de 7 millones de personas, para los que necesitamos 15 millones de dosis y la Argentina no recibió ni la mitad”, planteó.
“Yo creo que tenemos que hablar con todos los laboratorios, entre ellos Johnson & Johnson, cuya vacuna de una dosis acaba de ser aprobada, y volver a negociar con Pfizer. Necesitamos dialogar con múltiples laboratorios para tener la mayor cantidad de vacunas”, recomendó. Y diagnosticó: “Si no logramos vacunar al adulto mayor antes del invierno, corremos el riesgo de tener un rebrote”.
López manifestó además su preocupación por la situación en Brasil, especialmente por la cepa de Manaos, que tiene mayores índices de transmisibilidad del virus. Si bien consideró acertada la medida adoptada por el gobierno nacional para restringir los vuelos, el infectólogo cree que habría que avanzar con medidas aún más duras en las fronteras.
“Hoy estamos con un número de casos amesetado alto. No bajamos de los 7500 diarios en promedio. Entonces, estamos ante un escenario en el que tenemos que volver a insistir en el cuidado personal de las personas en cuanto al uso del barbijo, que es totalmente irregular, al distanciamiento social, que muchas veces no se respeta y en cuanto a la necesidad de evitar aglomeraciones y reuniones”, aseguró el especialista en declaraciones radiales a El Destape.