El presidente Alberto Fernández decidió nombrar a Martín Soria como Ministro de Justicia en reemplazo de Marcela Losardo. La decisión fue anunciada por el propio jefe de Estado en una entrevista con los periodistas Diego Schurman y Catalina D’Elía, en el programa “Fuego Amigo”, que se emitió este lunes por la noche por Canal 9.
“Toda esta semana se han tomado mucho tiempo en discutir algo innecesario en los medios. Marcela renunció el viernes pasado, por lo que estamos en situación de designar su reemplazante a partir del viernes. De hecho todavía a Marcela no le acepté la renuncia. Hoy almorcé con Martín Soria y le hablé de cuáles son mis expectativas y él aceptó hacerse cargo. Él tiene que renunciar en Diputados, se lo tienen que aceptar, pero va a ser Martín Soria”, respondió el jefe de Estado en la entrevista.
Soria siempre fue, junto al massista Ramiro Gutiérrez, una de las opciones más viables para suceder a Losardo. Con la elección del rionegrino se espera una dinámica de mayor confrontación con el Poder Judicial ya que en el último tiempo venía mostrando más alineamiento con el kirchnerismo con respecto a una reforma judicial.
“Le he planteado con toda claridad que lo que quiero es que la Justicia se corresponda con el estado de derecho. Tenemos una mirada compartida sobre lo que se tiene que hacer para que la Justicia funcione. Debo confesar que no lo hablé con nadie. Martín hizo un trabajo tan importante como llevar la agenda de la Casa Rosada, quién entraba y quién salía, y así empezó a detectar cosas muy llamativas. Verificó algo que uno viene planteando hace mucho tiempo, que es esa zona gris en la que la Justicia se mezcla con la política y con el poder económico”, agregó el Presidente sobre su charla con Soria y el consecuente nombramiento.
“Yo buscaba que la Justicia se revisara a sí misma y revirtieran las cosas que funcionaran mal. Yo no planteé el juicio político a ningún juez, esperé a que actuara sola”, dijo sobre sus expectativas al momento de asumir en 2019, a la vez que añadió: “El control del trabajo de los jueces lo tiene que hacer el Congreso, por eso yo en mi discurso les pedí que hicieran lo que tienen que hacer, yo no soy el que lo tiene que hacer”. Y sobre el funcionamiento de la Justicia, concluyó: “Los abusos judiciales no son de derecha ni de izquierda, son abusos judiciales”.
La cercanía al kirchnerismo de Soria se produjo después de asumir su banca de diputado. Sin otra experiencia legislativa nacional, después de asumir en diciembre de 2019 comenzó a tejer buenas relaciones con el presidente Alberto Fernández, pero sobre todo con el kirchnerismo más duro, a partir de su rol en la Comisión de Justicia, en la de Legislación Penal, Asuntos Constitucionales y de Juicio Político. En un año, se convirtió en una de las espadas K contra el Poder Judicial, no sólo con cuestionamientos políticos, sino con denuncias por la actuación de los magistrados durante el gobierno de Mauricio Macri. Hasta marzo del año pasado no se le había detectado esa vocación por lo judicial.
Con la confirmación de la nueva conducción del Ministerio de Justicia se termina una larga novela que empezó a principios de mes con una ola de rumores impulsados desde el seno del Instituto Patria, ante la negativa de Losardo de avanzar con una embestida contra los jueces y fiscales que llevan adelante las causas que pesan sobre las figuras más prominentes del kirchnerismo, con Cristina Kirchner a la cabeza.
En medio de esos rumores, el Presidente dio una entrevista el lunes de la semana pasada que confirmó la renuncia, pero sin decir quién sería su reemplazante. “Marcela (Losardo) me había planteado desde antes su idea de dejar el Ministerio. Ella cree que el tiempo que viene es un tiempo que necesita otra actitud”, sostuvo Fernández entrevistado en C5N y abrió un escenario de incertidumbre sobre uno de lugares en la administración más sensibles en términos de equilibrio político interno de la coalición del Frente de Todos.
Losardo dejó su cargo tras resistir la fuerte embestida de sectores del kirchnerismo que impulsan una reforma más agresiva del Poder Judicial. Tanto como Juan Martín Mena, su segundo, como con una serie de funcionarios de terceras línea del Ministerio, la amiga personal, colaboradora leal y socia en el estudio jurídico de Alberto Fernández no tuvo una relación fácil.
La decisión de mantener puentes de diálogo con las instancias institucionales de la Justicia le trajo más de un dolor de cabeza a Losardo, que a hasta sus últimos días al frente de la cartera judicial trató de no dinamitar.
La ex ministra, de todos modos, también sufrió un desgaste de las propias entrañas del oficialismo. En su discurso ante la Asamblea Legislativa el primero de marzo, Alberto Fernández mostró el giro en su aproximación ante la Justicia cuando anunció la intención de crear un nuevo tribunal que limite el poder de la Corte Suprema. Además, al hacerlo, expresó una frase que no pasó inadvertida para los funcionarios judiciales: “El Poder Judicial está en crisis, parece vivir en los márgenes del sistema republicano”.
Al otro día, los embates contra ese poder del Estado se acrecentaron cuando Oscar Parrilli, el senador que actúa también de vocero calificado del pensamiento de Cristina Kirchner, anunció que iba a activar desde el Congreso una comisión bicameral con facultades para investigar e interrogar jueces.
Avalado por los dichos del jefe de Estado, Parrilli explicó: “El Presidente lo que dijo es que el Poder Legislativo tiene que asumir el rol que le corresponde de control de los poderes y sugirió la creación de una comisión bicameral que se encargue precisamente de analizar, estudiar, discutir y poner en la muestra de la gente que la sociedad vea cómo está actuando el Poder Judicial y qué cambios hay que hacer para tener una Justicia independiente que falle en base a las pruebas y no responda a la presión de nadie”.
Luego de esos dichos, Losardo salió a poner un límite a esa idea. Aclaró que en la Constitución no estaba incluida la facultad de juzgar magistrados y dejó en suspenso cualquier avance por fuera del esquema institucional vigente que pudiera ser interpretado como un atropello al Poder Judicial.
Esas últimas definiciones y el debido silencio que mantuvo ante los fallos adversos que tuvieron ex funcionarios K y la propia Cristina Kirchner, sellaron la suerte y la dejaron sin el oxígeno político necesario para continuar con su gestión. “Está agobiada”, dijo Alberto Fernández al confirmar su salida por TV, aunque evitó decir quién la agobió.
SEGUIR LEYENDO