Horacio Rodríguez Larreta decidió no pelearse con Hugo Moyano en un año teñido por la pandemia y las elecciones legislativas, y por eso está buscando cerrar los conflictos con el Sindicato de Camioneros luego de los fuertes recortes a los que se vio obligado por la quita de fondos de coparticipación que dispuso la Casa Rosada.
Aunque mantiene congelado el recorte de los días de trabajo del personal de recolección de residuos, decisión que puso en pie de guerra al moyanismo, el jefe de Gobierno porteño insistió ante el líder camionero en la necesidad de avanzar con ese tipo de medidas y le aseguró que no habrá despidos durante una reunión que mantuvieron el martes pasado en la sede del Sindicato de Camioneros, en San José 1781, en el barrio de Constitución.
Allí, durante apenas 40 minutos, Rodríguez Larreta y al vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, le explicaron en detalle a Moyano la acuciante situación económica y financiera de la Ciudad de Buenos Aires. “Necesitamos medidas de austeridad en todos los rubros. Tenemos que negociar alguna modificación en el contrato”, le dijeron. El sindicalista escuchó el planteo, prometió analizar el tema y, según se acordó, la próxima reunión entre las partes será entre otros dirigentes del gremio y la ministra de Espacio Público e Higiene Urbana, Clara Muzzio.
El reservado encuentro, revelado por el diario Perfil, estaba previsto para la última semana de febrero, pero fue suspendido por Rodríguez Larreta cuando en esos días decidió irse de vacaciones a Buzios con su familia.
Hasta ahora se están discutiendo con las empresas algunos cambios operativos en la recolección de residuos que permitan bajar los costos, cómo hacer más eficientes las recorridas, la posibilidad de que cada recolector se haga cargo de más contenedores, la reducción de los repasados del barrido o el aumento del material reciclable para que haya menos basura, pero la discusión que se estableció con Camioneros es por el llamado “séptimo día” de trabajo, el pago de los feriados y la frecuencia del servicio. En la actualidad, las firmas operadoras trabajan todos los días, mientras que los sábados se lleva adelante un servicio reducido del 50% en la Ciudad.
Fuentes del gobierno porteño admitieron a Infobae que “estamos en plena discusión” con el sindicato de los Moyano y que el encuentro de Rodríguez Larreta y Santilli con el jefe camionero “no debe llamar la atención porque se hace siempre una vez por año, como sucede con todos los sindicatos con los que la Ciudad tiene relación”
“Tenemos una relación que históricamente ha sido buena”, destacaron, y le restaron importancia a la ausencia de Pablo Moyano en la reunión cumbre: “Nunca estuvo en las negociaciones sobre el tema residuos”, dijeron.
Sin embargo, se sabe que Hugo Moyano es el más componedor y dialoguista del Sindicato de Camioneros y que su hijo tiene un perfil más combativo y un carácter explosivo, características que han llevado al líder gremial a excluirlo de algunos conflictos para facilitar un acuerdo, como sucedió el año pasado con los bloqueos al centro de distribución de Mercado Libre en La Matanza para lograr el encuadradamiento sindical de 1.200 trabajadores.
Además de la renegociación de los contratos para la recolección de residuos, que involucra a unos 6.000 trabajadores de seis empresas que cumplen el servicio, los recortes que se planean en el sistema de grúas de la Ciudad también están en discusión porque los choferes de esos vehículos son afiliados al gremio de los Moyano.
En diciembre pasado, el jefe de Gobierno se quejó de la “decisión intempestiva e inconsulta” del gobierno nacional de quitarle fondos a la Ciudad a través de un decreto: “Afectó gravemente el presupuesto que teníamos aprobado y la ejecución del plan de este año -dijo-. Desde ese día, la Ciudad dejó de recibir 150 millones de pesos diarios, que para fin de año van a ser 13.000 millones de pesos. Y para el próximo año, 53.000 millones de pesos”.
En ese momento se pusieron en alerta gremios como Camioneros y la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA). En el primer caso, la Ciudad amagó con cancelar el servicio de recolección de residuos un día por semana y los feriados para bajar unos $3.000 millones un contrato con seis empresas que llega a $30.000 millones por año. En el otro, como los recortes presupuestarios implicarán la paralización de la obra pública, el sindicato que lidera Gerardo Martínez realizó una marcha el 9 de diciembre para reclamar la continuidad de las obras de ampliación del complejo penitenciario de Marcos Paz, cuya suspensión causó el despido de 400 obreros.
Finalmente, el conflicto con la UOCRA se pudo desactivar cuando acordaron que en febrero se le pagaría un premio a los 400 trabajadores, que se iba a sumar al dinero del fondo de cese que rige en la actividad, para sostener el mantenimiento básico de la construcción de la cárcel, financiada entre el gobierno nacional y el porteño.
Pero el clima se fue recalentando con el Sindicato de Camioneros: “Que Larreta no le toque un peso al gremio de los Camiones porque va a haber una reacción”, advirtió Pablo Moyano, secretario adjunto de la organización que encabeza su padre y que amenazó con medidas de fuerza si concretaban los recortes de días de trabajo.
Las protestas llegaron el 23 de febrero, cuando el gremio de los Moyano comenzó un paro sorpresivo en la recolección de basura y el barrido de la Ciudad porque las empresas no les estaban pagando a 520 empleados que son considerados grupo de riesgo el bono de $25.000 en cuatro cuotas acordado en las paritarias. La huelga se levantó cuando se les abonó esa suma, pero fue el anticipo de la tormenta sindical que se perfilaba.
A mediados de diciembre pasado, la Legislatura porteña votó el presupuesto 2021 de la Ciudad de Buenos Aires, que, como definieron en el gobierno porteño, se trata de un “presupuesto de contingencia” por la quita de los fondos de la coparticipación, en el que hay recortes en distintos rubros y suspensión de obras de infraestructura, revisión de grandes contratos vigentes y la aplicación del impuesto a los sellos para las tarjetas de crédito.
Hay otro tema que permite suponer que Rodríguez Larreta no quiere enfrentarse con el Sindicato de Camioneros: la vacunación irregular de Hugo Moyano, su esposa Liliana Zulet y su hijo Jerónimo, de 20 años.
Los tres se aplicaron la primera dosis de la Sputnik V como integrantes de la planta de empleados del Sanatorio Antártida, según admitió el líder sindical, pero ninguno estaba incluido como miembro de ese establecimiento de salud en la planilla que recibió el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires antes de destinarle las vacunas.
El ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, calificó de “grave” la vacunación de Moyano y su familia porque la prioridad es para el personal de salud, y por eso hace dos semanas le pidió por escrito al responsable legal y técnico del sanatorio de Camioneros que le devuelva la nómina de empleados que se han inoculado allí, la cantidad de vacunas aplicadas y las dosis que aún les quedan. También le pidió que confirme si efectivamente vacunaron al líder sindical, su esposa y su hijo menor y, en ese caso, que explique el motivo por el cual se les aplicó la Sputnik V.
Cerca del ministro de Salud advertían que “cuando le llegue el descargo (del Sanatorio Antártida) y si las explicaciones no están ajustadas a las normas legales, el Gobierno de la Ciudad podría dar de baja el convenio firmado para darle las vacunas”. Sin embargo, pasaron quince días desde que fue enviada la nota de Quirós y no hubo respuesta alguna del Antártida. Por eso pareció que la tregua con Moyano incluía archivar ese episodio.
En el entorno larretista descartaron a Infobae que exista alguna intención de dejar pasar la vacunación de los Moyano: “No hay ninguna decisión política de no tomar medidas en caso de que se verifiquen irregularidades. Vamos a hacer lo que corresponda. La obra social es responsable por la aplicación de las vacunas”, advirtieron.
¿Intimará Quirós al Sanatorio Antártida por la falta de respuesta a su nota? ¿Aplicará sanciones si persiste en esa actitud o si se comprueba que efectivamente los Moyano se vacunaron de manera indebida? Las respuestas son muy difíciles de contestar en medio de la tregua que declaró Rodríguez Larreta con Camioneros.
El jefe de Gobierno porteño parece haber resuelto que en un año electoral tan decisivo, y en medio de severos recortes presupuestarios, una pandemia que no afloja y la fuerte disputa con el gobierno nacional, no puede entregarle al sindicato de Moyano el centro del ring para paralizar la Ciudad con paros y marchas.
Semejante desgaste político puede ser letal para la gobernabilidad y los votos de Rodríguez Larreta en su distrito. Y le estarían regalando al líder camionero la llave para erosionar al gobierno porteño y congraciarse con la Casa Rosada. Esas son las razones ocultas que justifican la provisoria tregua. Y las que también explicarían una ruptura.
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