El ex intendente de Morón, Martín Sabbatella, es responsable de una tarea que, desde hace décadas, está marcada por un historial de fracasos y el abandono. Ocupa la presidencia de la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar), el organismo encargado de la titánica función de sanear ambientalmente el icónico curso de agua y la coordinación del plan instruido por la Corte Suprema de Justicia en el fallo “Mendoza” de 2008 para mejorar la vida a más de 4 millones y medio de personas. Los antecesores dejaron la vara baja en materia de gestión: poco se cumplió de esa manda y los niveles de contaminación permanecen altísimos. El 2020 no fue ajeno a esa lógica, con monitoreos ambientales suspendidos por la pandemia, cuentas pendientes y avances discretos.
Desde que asumió en el organismo, Sabbatella mantiene una baja exposición mediática que contrasta con los tiempos tumultuosos al frente de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), cuando quiso implementar la fallida Ley de Medios. Un capítulo no del todo cerrado y del que está “orgulloso”, aún cuando pesa una condena a seis años de prisión en suspenso por el cargo de “abuso de autoridad”. La sentencia fue apelada y, según la opinión de Sabbatella, es un capítulo “chiquito” del lawfare que es nada en comparación de “la persecución que sufre Cristina Kirchner”.
El ex intendente recibió a Infobae en su despacho en Acumar, donde habló sobre su actual rol socio-ambiental y la coyuntura política del Frente de Todos. Optimista, considera que se podrán avanzar con las reformas estructurales que exige la cuenca del Riachuelo y que se realizaron mejoras “en todos los indicadores” en comparación a los años de macrismo. Sin embargo, evita poner plazos para el saneamiento que establece la Corte Suprema. “Nos comprometemos a no parar”, afirma.
- ¿Cómo fue la gestión de Acumar en un contexto de dificultades y necesidades por la pandemia?
- Tuvimos que cambiar los planes rápidamente y adaptarlos al contexto. Acumar tiene muchas áreas que son tareas esenciales. Nunca se aflojó la limpieza de los márgenes del río, de arroyos y espejos de agua, como la recolección de residuos sólidos urbanos y tuvimos que adaptaron al esquema socio-sanitario dispuesto por las autoridades, donde colaboramos con el Programa Detectar. Las grandes obras de infraestructura se mantuvieron, mientras que otras tareas, obviamente, quedaron relegadas. Nos pudimos adaptar partiendo de una capacidad operativa muy degradada y muy debilitada, como la tuvieron otros organismos del Estado. Tuvimos que navegar y construir el barco al mismo tiempo.
- ¿En qué se manifestó ese deterioro?
- Hubo un deterioro en los últimos cuatro años que amesetó el trabajo. El saneamiento de la cuenca es multidisciplinario. En lo socio-sanitario, estuvieron muy abandonadas las unidades sanitarias ambientales móviles, el abordaje territorial social y de prevención de salud ambiental. Se redujo mucho el control de los efluentes industriales, lo mismo con la limpieza de los espejos de agua o temas de planificación y articulación como la entrega “ecopuntos” a los municipios. No solamente se redujeron las campañas, sino las obras de infraestructura. La contaminación de la cuenca está dada, mayoritariamente, por los efluentes cloacales e industriales. Para los cloacales está la obra más importante, que es el “Sistema Riachuelo” iniciada en el gobierno de Cristina. La obra tiene tres componentes: el Colector del margen izquierdo, que es un caño gigante que va desde La Matanza hasta Dock Sud; la Planta depuradora; y el Emisario, un conducto de 11 kilómetros hasta el Río de la Plata y tiene 40 metros de profundidad. Tanto el Colector como el Emisario están financiados por el Banco Mundial, mientras que la Planta depuradora está a cargo del Estado nacional. Durante estos cuatro años se hizo mucho más lento este trabajo, ya que se encontraba al 80% lo que depende del Banco Mundial y al 20% lo que corresponde a la planta. Con un gran trabajo del ministro de Obra Publicas, Gabriel Katopodis, y de la titular de Aysa, Malena Galmarini, estamos poniendo en sintonía los tres niveles. Tenemos expectativa de poder concluir el Sistema Riachuelo en 2023.
- Según los informes oficiales del año pasado de Acumar, hubo muchos controles y monitoreos ambientales que se suspendieron por el aislamiento obligatorio. ¿No eran tareas esenciales? ¿Qué pasó?
- Las tareas esenciales son las que consisten en la limpieza del río o las políticas socio-sanitarias. Hubo otras que no pudieron funcionar por el aislamiento social, que se dejaron de lado o redujeron sus resultados. Muchos trabajadores tuvieron que mantener teletrabajo, se fue organizando para que las cosas básicas no se frenen, cuidando la directiva del Estado y de los gobernadores.
- ¿Esa postergación de tareas pudo haber afectado aún más el deterioro ambiental que ya tiene la cuenca?
- Es difícil medir los avances en términos de la calidad de agua, el suelo o el aire; pero bajo ningún punto de vista hubo un deterioro ni retrocesos.
- En todo el año 2020, Acumar solo logró que 2 fábricas que emiten contaminantes hayan terminado su adecuación ambiental. Da la impresión que el ritmo va lento...
- No tengo ninguna duda de eso. Da la impresión que hubo pandemia también, ¿no? Fue un año que va a ser recordado por eso. A pesar de la pandemia, cuando asumimos había 30 empresas con procesos de reconversión industrial ambiental y hoy hay más de 100. Se dio un salto, en un contexto inédito e inesperado. Todo los indicadores que se midan superan el promedio anual de lo que se hizo en los cuatro años de la gestión anterior.
- Según los técnicos de Acumar, el grueso de la contaminación depende de unas 80 empresas que vuelcan sobre la cuenca. ¿Por qué no se adecuan esas empresas?
- Esas empresas tienen control y sanciones si no cumplen con los procesos y plazos establecidos. El Estado tiene que ejercer la autoridad y el poder de policía sobre esas industrias, y al mismo tiempo tiene que poder acompañarlas en los tiempos de readecuación. Hemos armado una red con las universidades públicas e institutos técnicos con capacidad para ofrecerle acompañamiento desde el Estado en lo que tiene que ver con la reconversión de los insumos, los procedimientos y tratamientos de líquidos.
Estamos también con temas estructurales, de fondo. El lunes estuve en el Parque Industrial Curtidor de Lanús, una obra sumamente importante de $4.500 millones que iniciamos en abril en medio de la pandemia. Este parque tiene una obra de infraestructura básica para que se instalen las curtiembres y traten sus líquidos. Estamos entre un 65 y 70 por ciento de avance de obra, calculamos terminarla el próximo año. También estamos haciendo este año, después de postergarlo por la pandemia, el traslado del Mercado de Hacienda de Liners a Cañuelas. Es algo muy importante porque el mercado emite agentes contaminantes al arroyo Cildañes y al Riachuelo.
- Es muy habitual que, en temas ambientales, se ponga en tensión la adecuación ambiental y la producción. ¿Las empresas fabriles plantean que la reconversión puede afectar su economía y el nivel de empleos?
- Tenemos una concepción en Acumar de que no debe existir una confrontación entre el cuidado del ambiente y la producción, sino entender que las dos van asociadas. Si una producción no cuida el ambiente, estamos dejando un mundo inhabitable. No hay que pensarlo como una “no producción”: hay que articular una producción con desarrollo sustentable y condiciones que cumplan los parámetros ambientales. En la mayoría de los casos, las industrias tienen el compromiso y la voluntad de ir adaptándose a los nuevos parámetros. Eso habla bien de esas empresas y suelen estar mejor calificadas para entrar a mercados determinados. Creo que hay una sensación, una conciencia, de que así no se puede más. O cuidamos la “Casa común”, o no hay futuro. La pandemia puso muy en evidencia esto y de la importancia del rol del Estado como garante de derechos sociales, culturales y ambientales.
- Desde el año pasado Acumar está promocionando actividades turísticas en la cuenca del Riachuelo. ¿Se lo recomendaría a un amigo o familiar?
- ¡Si, claro! ¡Y te lo recomiendo a vos! ¡Vayamos juntos! Hay lugares que son fabulosos. Yo me sorprendí cuando recuperamos el Puente Transbordador de La Boca. Es un recorrido turístico interesante. El otro día estuvimos con Tristán Bauer recorriendo y la verdad es que hay todo un patrimonio social y cultural sumamente importante para poner en valor. Estoy convencido que el saneamiento y la recuperación de la cuenca implica las obras de infraestructura, pero también esta relación social con el río que hay que ir recuperando de a poco. Porque la gente cuida lo que tiene una relación, lo que valora, lo que siente como propio. Cuando se recuperan los espacios públicos y se ponen en valor, la sociedad los cuida. No es lo mismo ir a la orilla del río pensando que es un basural, que ir a tomar mate o jugar con tu familia en un parque lineal que esté sobre la orilla del río.
- ¿Es seguro para la población tomar mate a la orilla del río, a lo largo de la cuenca?
- Es seguro y hay que hacerlo cada vez más seguro. Por eso hay que generar las condiciones para que así sea. Eso no solo implica que esté seguro y limpio el espacio público, sino que haya postas deportivas, iluminación. Por eso el objetivo es hacer un parque lineal.
- Le preguntaba sobre la seguridad porque la meta del llamado “Uso IV” -un requisito ambiental establecido por la Corte Suprema- no se cumple en gran parte de la cuenca.
- El “Uso IV” no es para ir a nadar y tener una relación directa con el río. Es para mantener una relación indirecta con el agua, solo se cumple en una partecita de la cuenca. Esperamos llegar a ese punto en la totalidad de la cuenca, después se puede seguir avanzando. Cuando se llegue, se podría pensar algún nivel de navegación. Es un trabajo que necesita una hoja de ruta y un constante esfuerzo. Lo importante es que no haya ningún bache ni estancamiento en el Plan Integral de Saneamiento Ambiental (PISA) de la cuenca.
- Una de las hojas de ruta del PISA es la entrega de 17.771 viviendas y soluciones habitacionales, una obligación establecida por el fallo Mendoza. Llama la atención que, después de 12 años, solo se hayan entregado 4900.
- Nosotros pudimos hacer una entrega mayor al promedio anual que tuvo el macrismo, aunque no más del promedio que se hacía antes. Hubo un momento de ascenso, luego de descenso y finalmente de amesetamiento. Hay que seguir avanzando, venimos trabajando con el ministro de Habitat y Vivienda Jorge Ferraresi junto con los gobiernos locales para cumplir la manda judicial.
- ¿Cuál es su interpretación sobre este nivel de incumplimiento en relación a las viviendas? Coincidirás conmigo que no parece irrealizable cumplir eso en casi 13 años de fallo y que incluyó, además del gobierno de Macri, una parte importante de los mandatos de Cristina Kirchner.
- La mayoría de las obras fueron con el gobiernos de Cristina. Insisto: en los años de macrismo se hizo muy poco y hubo años que nada. Hubo obras que no faltaba nada para terminar y ahora se retomaron. Lo que pudo haber pasado es que, en los primeros años, se planificaron los proyectos. Esta semana estuve en el barrio Acuba, en Lanús, y faltaba el entre el 5 y 7 por ciento de esas obras. Hay unas miles de soluciones habitacionales que, si se retoman, se terminan. Estoy confiado que se va a avanzar y bien.
- ¿Se puede sanear el Riachuelo en estos cuatro años de gestión?
- No voy a poner fechas porque en la historia de Acumar hubo personas que dijeron fechas, días y cosas que después no se cumplen. Lo que nosotros nos comprometemos es a no parar en el trabajo constante y permanente, ponerle el mayor ritmo posible. Llegar al “Uso IV” es una meta y creo que vamos a poder avanzar en los 14 puntos del PISA del fallo Mendoza. No es hoy, no es mañana, es un tiempo.
- Pasemos a otro tema. Se formó en la política bonaerense, ¿Cómo ve a Máximo Kirchner en la presidencia del PJ provincial?
- Máximo Kirchner es uno de los dirigentes más importantes que dio la política argentina en los últimos años. Me parece un dirigente extraordinario, que tiene un liderazgo reconocido por quienes tenemos mucha cercanía y nos sentimos parte del proceso que él conduce. Es un reconocimiento que rompe las fronteras de los espacios a los cuales pertenecemos, que es el mundo del kirchnerismo. Yo pertenezco a otro partido como parte del Frente de Todos pero comparto con Máximo una mirada, un núcleo de ideas y valores. El PJ es la fuerza más importante del Frente de Todos, Máximo no solo va a hacer un gran aporte ahí sino al conjunto del Frente de todos de la Provincia de Buenos Aires.
- Hubo resistencias de dirigentes del peronismo a esta designación. En algún momento tuviste diferencias y experiencia de chocar con dirigentes del PJ de la provincia de Buenos Aires. ¿Qué le parece que puede ocurrir con Máximo?
- Tengo experiencia en eso, pero también de llevarme muy bien (sonríe). El peronismo es parte de nuestra identidad, de las tradiciones políticas que conforman a Nuevo Encuentro, no nos es ajeno bajo ningún punto de vista. Sí tuvimos tensiones y disputas con el Partido Justicialista a lo largo de nuestra historia, pero eso también fue hace mucho tiempo. Hoy tenemos una excelente relación. Creo que Máximo tiene un consenso mayoritario. Puede haber quien no esté de acuerdo, pero es el que tiene mayor representación y sintetiza un liderazgo que incluye a organizaciones como la nuestra.
- Existen miradas en el Frente de Todos que le reclaman a Alberto Fernández la profundización de algunas medidas...
- (Interrumpe) Hay una obsesión de los medios de comunicación y de sectores de la Argentina que les gustaría que la unidad del campo popular no se haya dado y se rompa. Es una obsesión por mostrar diferencias y una construcción para sembrar dudas. Yo creo que no es así. Alberto y Cristina tienen una excelente relación y confianza de muchos años, y pueden tranquilamente procesar en unidad sus matices, aún cuando hay una mirada común en la mayoría de los temas. No veo ningún problema entre ellos dos ni antes, ni ahora, ni a futuro.
- Tuvo hace poco una condena por tu rol en el AFSCA. Desde ese lugar, ¿Cómo analiza el debate sobre la reforma judicial?
- Comparto lo que planteó el presidente de la Nación en la apertura de las sesiones ordinarias. Hay que echar luz a esos sótanos oscuros de la democracia y sobre una parte del Poder Judicial colonizada por intereses económicos y de privilegio. Todo lo que es lawfare, las “fake news” y el esquema de persecución política a los proyectos populares lesiona la democracia y a las instituciones de nuestro país. Todos los sectores del Frente de Todos creemos que la Justicia tiene que funcionar de otra manera y que sea justa, y no responda a los intereses particulares de nadie. El ejemplo de Lula es lo más claro de lo que significa el “lawfare” y la utilización del sistema judicial mafioso de persecución. En mi caso puntual estoy condenado, con la medida apelada, por querer cumplir la ley votada por el Parlamento y declarada constitucional. Es un disparate, se me plantea abuso de autoridad y se juzga a quien quiere cumplir la ley, y no se condena a quienes quieren violarla. Pero mi caso es chiquito, es nada comparado a lo que sufrió Cristina y otros tantos dirigentes.
- Se lo pregunto en términos personales y de carrera política, ¿Cómo le afectó ese cargo en el AFSCA?
- No veo a la política como una carrera. Soy un militante que en un determinado momento, y con absoluto orgullo, asumí la responsabilidad que Cristina me encomendó. Que hagan lo que quieran si se me condenan por ser parte de un proyecto. También estoy orgulloso que Alberto me haya convocado acá. Asumo las responsabilidades y le pongo el cuerpo a las cosas que creo. Estoy convencido que lo que hicimos estuvo bien.
- ¿Le interesa presentarse en una próxima candidatura?
- No estoy pensando en nada de eso. Voy a estar donde haga falta estar para fortalecer la unidad del campo popular en la Argentina y colaborar con este proyecto que lideran Alberto y Cristina, intentando recuperar la Argentina después del desastre y la pesadilla macrista.
- ¿Se vacunó por el coronavirus?
- No.
- ¿Cuándo piensa vacunarse?
- No soy población de riesgo, ni tengo la edad. Ni siquiera me inscribí porque no estoy entre los que tienen la prioridad para vacunarse contra el COVID-19
- ¿Cómo interpreta la crisis política que se generó en torno a la renuncia de Ginés González García?
- Me parece mal que se vacunen los que no corresponden. El Presidente lo planteó con mucha claridad y ha tomado las medidas que correspondían. Lo que es cierto es que sufrimos un ataque brutal, una campaña de desprestigio y “anti vacunas” sin límites por una oposición que no tiene límites, y que está dispuesta hacer una denuncia penal contra el Presidente acusándolo de envenenar al pueblo. ¡Es una barbaridad! Ahora salen con otra campaña; los que decían que la vacuna envenenaba, ahora dicen que hace faltan más vacunas y critican que no se llega al ritmo que hay que tener. Es todo una gran locura de la oposición que queda demostrada todos los días. Para mí, lo importante es que estamos ante una campaña de vacunación histórica y el Estado esta trabajando codo a codo para que sea con éxito. Yo tengo una valoración profunda de haber logrado la unidad ante el saqueo macrista, y la verdad que, cuando uno ve el contexto de pandemia, tengo más valoración de un gobierno con esta sensibilidad y compromiso. No quiero pensar lo que hubiese sido atravesar esta pandemia con el gobierno anterior.
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