Hasta la visita que el presidente de la Nación iba a realizar esta semana a Rosario quedó envuelta en la crisis política que viene arrastrando al poder político en la provincia de Santa Fe. La suspensión del viaje de Alberto Fernández fue casi un alivio para todos. Para el Presidente porque venía de confirmar la renuncia de su ministra de Justicia, y para el gobierno provincial, porque volvía a estar sacudido por otro audio de su ministro de Seguridad, en el que calificaba a los policías de Santa Fe de “negros pueblerinos”, en medio de otras expresiones de mal gusto.
Nadie quería imaginarse al ministro provincial requerido por los medios, mientras el gobernador y el Presidente le daban forma institucional al pie del Monumento a la Bandera al tercer capítulo del programa Capitales Alternas, que le iba a permitir a Rosario concretar después de más de 150 años su sueño de representar, aunque sea de manera simbólica y por un rato, el propósito de Urquiza de ser la capital de la Argentina.
Ministros nacionales tenían programado reunirse con sus pares provinciales para un encuentro del gabinete federal con una agenda que hasta el día previo estuvo en construcción y con anuncios que no lograron trascender. Finalmente, la visita se suspendió debido a la gravedad del estado de salud de la madre del gobernador Omar Perotti (a los 90 años falleció el jueves 11).
En la misma semana, los tres poderes del Estado santafesino hicieron una pausa en sus denuncias mutuas de intromisión y peleas, y confluyeron en un solo acto: la firma de un acta de compromiso para mejorar los procesos de la Justicia en Santa Fe. Estuvieron los seis ministros de la Corte Suprema, el gobernador, los presidentes de las dos cámaras legislativas, y el discurso de apertura del nuevo año judicial estuvo dominado por definiciones que apelaron al entendimiento, la tolerancia, a evitar disputas radicales, al diálogo y la institucionalidad.
Un oasis y un severo contraste con lo que viene pasando afuera del recinto de la Corte, no por nada presidido por una enorme cruz, más propia de una Catedral que de una sala de reuniones.
Como esos partidos que caen en mala fecha, el Presidente había organizado la visita a Rosario con buena parte de sus ministros, pero la semana empezó movida con el tercer cambio de ministro en el gabinete nacional. Mientras, en la provincia de Santa Fe se viralizaba un nuevo audio del polémico ministro de Seguridad, Marcelo Sain, descalificando a los policías de la provincia.
Se explicó que se trató de una conversación privada y que tenía un año y medio de antigüedad. “Es un audio que le mandó al ex jefe de Policía cuando había un lío en Reconquista y no quería hacerle caso. Suele mandar esos audios, es puteador”, trataron de explicar en su entorno.
La polémica que rodea al funcionario, que viene escalando desde el año pasado, esta vez parece haber saturado algunas concesiones que tenía y llevó al propio gobernador a afirmar públicamente que “por ahora” no va a hablar del tema. En el detalle temporal muchos creyeron ver un cambio con respecto a las ratificaciones automáticas que siempre sucedieron a anteriores exabruptos del ministro, que en el resto de la semana se llamó a silencio y no participó en dos actos de puesta en funciones de nuevos efectivos policiales.
Hay varias versiones sobre el comentado audio de Sain, que esta vez hizo más ruido que los anteriores. Una, alimentada por algunos ex jefes policiales enemistados con el ministro, sospecha que lo armó el propio Sain, en algún diálogo complaciente. “Eso no es con ningún jefe policial”, aseguran quienes lo resisten.
La versión más difundida indica que lo divulgó el ex jefe de Policía de Santa Fe, Víctor Sarnaglia, aunque desde su cercanía niegan siquiera que esa comunicación telefónica haya existido: “Ese audio no fue conmigo”, cuentan que dice, al tiempo que admiten que hay varias grabaciones guardadas con comunicaciones durante los meses que compartieron la gestión. Ninguna con ese tono, afirman.
Más allá de quien se encargó de subtitular y viralizar el audio, quedó claro que los dichos del ministro no parecen favorecerlo en su relación con la fuerza policial. “Son unos negros pueblerinos. Los rosarinos se creen que son todos porteños, no se hablan entre sí, se recelan, hablan a espaldas barbaridades uno del otro”, además de otras frases groseras ya suficientemente difundidas.
Para rematarla tampoco se reservaba buenas opiniones del resto de la población y sus gobiernos, al embestir contra una “visión santafesina pueblerina y pedorra”. “Gracias que Dios atiende en la Capital Federal, porque si no este país sería Uganda. Si Dios atendiese en Santa Fe estamos hundidos todos”, dice el ministro en el tramo conocido de su audio.
Del exabrupto al mito griego
La contracara fue en la misma semana el discurso del presidente de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, Roberto Falistocco, que delante del gobernador y el resto de las autoridades provinciales hizo un llamado a “poner a la Constitución a salvo de los caprichos”.
El tema no sonó extraño. Santa Fe viene de tres intentos fallidos de reforma constitucional y esta semana el diputado provincial Luis Rubeo presentó en la Legislatura un pedido formal para que se elijan convencionales constituyentes en 2023 para reformar la Carta Magna de 1962, la más antigua del país.
La iniciativa resuelve una cuestión que trabó los anteriores intentos: la reelección del gobernador que la propone, ya que al momento de ser aprobada no se sabrá a quién favorece (los convencionales para la reforma y el gobernador se elegirían en el mismo turno). Tampoco afectaría la crítica de los costos. El gobierno provincial no avaló aún este proyecto, pero viene impulsando algunas leyes para actualizar la Constitución, como la de autonomía municipal y ampliación de la duración del mandato de los presidentes comunales, que podrían hacerse en ese marco de reforma general.
El presidente de la Corte negó que el tramo de su discurso que más circuló haya estado dedicado al ministro de Seguridad Sain. “Se hace eco de un clima, que afecta a todos los poderes”, explicaron cerca del miembro más antiguo de la Corte santafesina.
Falistocco recordó la acción realizada por Eróstrato, de incendiar el templo de artemisa de Éfeso, considerado una de las siete maravillas del mundo, con el único fin de lograr fama a cualquier precio. Se forjó así el complejo de Eróstrato, para definir el trastorno según el cual el individuo busca sobresalir, distinguirse, ser el centro de atención.
“Esta provincia ha podido exhibir en el concierto nacional la imprescindible armonía con los otros poderes: aspiramos a poder continuar esa senda”, deseó el presidente de la Corte.
Terminado el acto, la discusión política siguió en el mismo tono. La Legislatura dio el primer paso para un pedido de juicio político al ministro de Seguridad, con lo que el gobierno deberá sopesar ahora qué salida es más costosa: sostenerlo en el cargo, que los dos tercios de las Cámaras lo destituyan o pedirle que presente la renuncia.
Mientras, trasciende la existencia de nuevos audios del funcionario, uno de los cuales haría ruido a nivel nacional.
En la agenda de novedades, la propia Corte que llamó a la templanza de todos los poderes, tiene pendiente decidir si es constitucional que la Legislatura tenga el control disciplinario de los fiscales, que a fin del año pasado pidieron el desafuero de un senador, para investigarlo en una causa que ya tiene a dos de sus pares detenidos.
A pesar de las buenas intenciones, por ahora la confrontación política en Santa Fe no da tregua.
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