En las últimas horas, el Gobierno descartó el plan inicial de prohibir el ingreso y egreso de ciudadanos argentinos a partir del sábado, y se encamina a restringir los vuelos desde países considerados de riesgo por el fuerte aumento de casos, pero sobre todo, por la circulación comunitaria de las nuevas mutaciones de coronavirus.
Ayer hubo una reunión de emergencia en un comité creado en Jefatura de Gabinete para analizar la nueva prórroga del distanciamiento social preventivo y obligatorio (DISPO) que regirá a partir del sábado. En el encuentro se resolvió no cancelar todos los vuelos desde el exterior, como se había discutido en el comienzo de la semana, sino limitarlos según la situación en cada país.
La lista de países con los cuales se acotarán las conexiones se está definiendo, pero en principio se tratará de Estados Unidos, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia, México, Chile, Panamá y las naciones que integran Europa. La medida se mantendrá vigente hasta el 9 de abril y el cronograma de vuelos y la cantidad máxima de pasajeros que podrán ingresar y egresar del país serán definidas por el área de Migraciones –que depende del Ministerio del Interior–, la Administración Nacional de Aviación Civil y la cartera de Salud.
El jueves por la tarde, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, y su par de Turismo, Matías Lammens, así como la directora de Migraciones, Florencia Carignano, estuvieron a la Casa Rosada para discutir la situación y perfilar estas y otras medidas, que se anunciarían el viernes.
El miércoles, mientras circulaban distintas versiones sobre la posibilidad de que se cerraran las fronteras nacionales para ciudadanos argentinos –los extranjeros ya estaban vedados– los ministros de Salud de las provincias se reunieron con Vizzotti en el marco del Consejo Federal de Salud (Cofesa) para evaluar la situación epidemiológica, el ritmo de inoculación y la distribución de vacunas en todo el país. No se habló de restringir el ingreso y egreso de turistas locales desde el exterior, como había deslizado el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán. Sin embargo, se hizo fuerte hincapié, desde la Nación, en la preocupación por la situación en otros países.
Las autoridades quieren impedir la circulación comunitaria de algunas de las mutaciones sudafricana, inglesa y brasileña del COVID-19 presentes en otros países. Ayer, Vizzotti analizó con los ministros provinciales el ritmo de vacunación, que se encuentra por debajo de lo esperado pero muestra señales de crecimiento. El lunes se habían registrado 102.259 inoculaciones, el martes 125.481, y hoy se distribuyeron 144.636. En total, la cifra de vacunas aplicadas en todo el país se acerca a los dos millones, según el Monitor Público de Vacunación.
La baja cantidad de inoculaciones en relación al total de la población se suma a que no hay seguridad acerca de si las vacunas distribuidas por los distintos laboratorios serán eficaces ante las nuevas variaciones del coronavirus. En ese sentido, la preocupación del Gobierno gira en torno a Brasil, el polo de contagios de la variante P-1 de coronavirus, que registra alrededor de 1.300 muertes diarias desde las últimas semanas y ayer causó un pico de 2.300. Mientras tanto, las unidades de cuidados intensivos (UCI) de 25 de las 27 capitales regionales están al borde del colapso o desbordadas.
El foco de Manaos se convirtió en la transmisión predominante de Brasil, pero lo mismo ocurre en otros países de Latinoamérica con un virus de linaje similar al que presenta la variante sudafricana y que comparte algunas de las mutaciones en la “proteína de pico”. En este tipo de mutaciones, no se descarta que pueda afectar a la inmunidad lograda después de la infección por otras variantes.
SEGUIR LEYENDO