Beatriz Sarlo: “La cuestión de las vacunas marca una zona de corrupción institucional que merecía que la Justicia se hiciera cargo”

La ensayista se presentó como testigo en Comodoro Py, en el marco de la investigación por el llamado vacunatorio VIP. En esta entrevista dice que no está arrepentida de haber denunciado la propuesta y explica por qué cree que los intelectuales deben intervenir en la esfera pública

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Quien la conoce sabe que está abrumada; que aunque no le teme a hacerse presente con la palabra, ser protagonista de un episodio que puede ser tildado de escandaloso no está en su horizonte como ambición. A los 78 años, Beatriz Sarlo estuvo este miércoles por la mañana en Tribunales por primera vez para dar testimonio ante la Justicia. Lo que comenzó como una denuncia televisiva de la ensayista a comienzos de febrero, cuando en un programa señaló que le habían ofrecido vacunarse antes de tiempo y “por debajo de la mesa”, hoy terminó con Sarlo explicando bajo juramento quién había sido la persona que le hizo el ofrecimiento y el modo en que el mismo tuvo lugar.

En su declaración en Comodoro Py ante la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Eduardo Taiano, la escritora declaró que a mediados de enero fue contactada por la administración de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires para participar de un operativo de vacunación para personas reconocidas con el objetivo de aumentar la confianza en la vacuna Sputnik V. El hecho ocurrió a través de un correo electrónico que le envió su editor Carlos Díaz, en el que le contaba que la esposa de Kicillof, la crítica e investigadora Soledad Quereilhac, le había transmitido la propuesta. Infobae se comunicó con Sarlo telefónicamente. Lo que sigue es la transcripción de esa conversación.

-¿Te arrepentís de haber hecho el comentario que hiciste en TV, no solo lo de la imagen de “por debajo de la mesa”, sino la denuncia concreta?

-¿Si me arrepiento de haber dicho en televisión que me habían ofrecido una vacuna?

-Exacto

-No. La razón es porque ese ofrecimiento no venía con ninguna información de la agencia pública que estaba ofreciendo esa vacuna. El ofrecimiento venía con nombres de personas. Yo considero que un tema de esa trascendencia, en un momento de escasez de vacunas, en ese primer momento parecía más álgida la cuestión de la escasez de vacunas. Ese mensaje debería haber venido acompañado por nombres que autorizaran el mensaje, como el Ministerio de Salud de la provincia encargado de la vacunación y también el criterio según el cual se habían formado listas de personas conocidas que darían el ejemplo vacunándose en un momento en el que había todavía cierta vacilación para vacunarse, un momento que pasó rápidamente, por suerte. O sea, no tenía ninguno de los rasgos de una comunicación que fuera confiable en el sentido de su origen y el manejo del tema.

-Pero vos conocías a la persona que te transmitía ese mensaje.

-Conocía a la persona que transmitía ese mensaje pero no la conocía políticamente, como figura política.

-¿Cómo sería eso?

-A veces yo conozco a algunas personas más políticamente que en términos personales. Por ejemplo, a (Hernán) Lombardi lo conozco más políticamente que en términos personales, a (Mariano) Recalde, lo mismo, y a veces hay personas a las que conozco solo en términos personales, primero porque su vocación por la política quizás fue no tan temprana como otras vocaciones y, entonces, cuando tuvieron relaciones conmigo no parecían interesarse por la política o porque alguna coyuntura en su vida la condujo a interesarse por la política. Por lo que a la persona que estaba nombrada en el correo no le conocía actividad política hasta su casamiento con el ahora gobernador de la provincia.

Sarlo en Comodoro Py (Adrián Escandar)
Sarlo en Comodoro Py (Adrián Escandar)

-Pero vos habías trabajado con Soledad Quereilhac.

- Ella había formado parte de mi cátedra pero ya en el momento final, cuando yo estaba ya contemplando la posibilidad de irme de la facultad de Filosofía y Letras, o sea que ella había entrado como ayudante de primera, había entrado en el primer nivel de la cátedra, era muy joven en ese momento y muy inteligente, pero yo no había trabajado con ella con la intensidad con la que trabajé con los jefes de trabajos prácticos o los ayudantes tiempo atrás como Sylvia Saitta, Aníbal Jarkowski o Graciela Speranza, por ejemplo.

-Cuando hablaste en la tele, fue antes de que se conociera el episodio de las llamadas Vacunas VIP. ¿En ese momento vos habías escuchado que les habían hecho ofertas a otras personas conocidas o te imaginabas o sabías que existía esto que entonces llamaste “por debajo de la mesa”?

-Yo no sabía eso pero como no tengo una imagen tan elevada de mí misma, tuve la hipótesis de que sí, de que había llegado un ofrecimiento que antes debía haberle llegado a muchas otras personas y, por otra parte, en el mail en el que estaba ese ofrecimiento decía que era para integrar un grupo de gente del arte y de la cultura para que dieran el ejemplo de la vacunación. O sea que por un lado era algo que se me había anticipado pero también era evidente que no me iban a elegir a mí primera para salvarme del Covid.

-En el transcurso que va desde que hiciste ese comentario y hoy en Tribunales, pasaste por algunos programas en los cuales, ante las preguntas de los periodistas, dijiste: yo no tengo por qué comentar de dónde vino esto y, en todo caso, que me llame la Justicia. ¿Pensaste que la Justicia te iba a llamar?

-Creía que sí; creía que la cuestión de las vacunas marca una zona de corrupción institucional que merecía que la Justicia se hiciera cargo de eso y, en efecto, sucedió. Por otra parte, si la Justicia no me hubiera llamado, hubiera sido una equivocación mía de evaluación per también está lo que sucede con mi propia subjetividad: yo no soy una denunciante si no está la Justicia de por medio recogiendo una denuncia, es decir, no soy una habitué de las denuncias, digamos.

-¿Habías ido a Tribunales por algo en algún momento antes?

- (Hace silencio, como pensando) Cuando juró como Procurador general Esteban Righi, que era un gran amigo mío, ahí fui a Tribunales y fui también cuando asumió Lorenzetti en la Corte y Albino Gómez era su relacionista público con el mundo intelectual y cultural y me invitó a conversar con él y fui también. Obviamente, uno tiene interés en reunirse con un miembro de la Corte Suprema de Justicia, eso me pareció bien. Y no recuerdo más.

-O sea, nunca habías sido citada a declarar como fuiste hoy.

-No, nunca.

-Para los que estamos en el mundo de la cultura no deja de ser raro que un tema como éste haya reunido un escándalo político con el mundo de la cultura, con el mundo de la universidad, con el de las editoriales, porque quien te transmitió la información es un editor muy conocido que es tu editor y también el editor de Quereilhac.

-No es tan extraño; ese mundo tiene una serie de puertas, puertitas y ventanas por las cuales está todo muy comunicado, sobre todo una editorial como Siglo, que publica libros que pueden ser de teoría filosófica, teoría literaria o teoría social pero también libros de política, tiene una tradición política, o sea que no es extraño. Creo recordar también al propio Kicillof en alguno de los asados de fin de año de la editorial. (Efectivamente, el gobernador Axel Kicillof publicó libros en Siglo XXI) El campo intelectual argentino tiene nexos con el campo político. Yo tengo un montón de nexos con el campo político, que no oculto. Y con el campo político partidario, aunque yo no sea partidaria de los partidos a los cuales pertenecen esos políticos. Pero siempre es muy interesante para un intelectual hablar con un político; son dos lógicas, dos razonamientos que es interesante poner en contacto, no en conflicto sino en contacto para ver cómo se movilizan frente a un problema.

-Cuando uno lee ese correo que le escribiste a Carlos Díaz que trascendió se lee un concepto tuyo que aparece muy marcado, que es el de “dimensión moral”. Uno lee ese correo y te lee un poco enojada, ¿te recordás enojada escribiendo ese mail?

Estoy de alguna manera poniendo en mi análisis político una dimensión ética. Porque el macrismo lo hizo necesario y las circunstancias que atraviesa la vicepresidenta de la República lo hacen muy necesario también

-Me recuerdo más bien crecientemente impactada en los últimos tiempos por incorporar la dimensión ética al análisis político. Y si eso le cayó en suerte al mail que escribí es porque en realidad, sin proponérmelo, estoy de alguna manera poniendo en mi análisis político una dimensión ética. Porque el macrismo lo hizo necesario y las circunstancias que atraviesa la vicepresidenta de la República lo hacen muy necesario también y por tanto uno no puede quedarse solo en las anécdotas de si van o no van a las audiencias y cómo les responden a los jueces sino también verlo desde una perspectiva más general. O sea que me sucedió sin que me diera cuenta que me estaba sucediendo. Cuando uno es marxista, la dimensión ética es tomada como una dimensión de la ideología. Cuando uno deja de ser marxista en el sentido más estricto y clásico, la dimensión ética toma una perspectiva, una importancia, que es independiente de lo ideológico aunque uno podría decir que forma parte del universo de las ideas.

Beatriz Sarlo
Beatriz Sarlo

-¿En un día como hoy te arrepentís de haber salido del mundo de la cultura para tener semejante presencia en la escena y en la discusión pública?

-No, no me arrepiento porque no quisiera ser hipócrita y decir “uy, yo no me di cuenta de que iba a armarse este despelote”. Cuando uno hace una intervención pública, uno sabe que lo público es lo público y va a resonar en lo público. Del mismo modo que cuando uno escribe un libro sobre Borges no espera que lo lean 50 mil lectores. No me arrepiento. Si me preguntás por mis arrepentimientos, yo digo cuánto tiempo he dedicado en todos estos años de democracia a algo que no es exactamente el territorio donde yo me siento yo, que es el territorio de la literatura, de la historia cultural. Sí, le he dedicado mucho tiempo al territorio político.

-En un día como el de hoy están los que dicen que este episodio es una operación política. ¿Los intelectuales deben intervenir de esta manera para entregar qué? ¿Para que la ciudadanía tome conciencia de qué?

-Bueno, hubo varios ejemplos de intelectuales que yo respeto que intervinieron en su momento de manera muy fuerte en la esfera pública. Uno puede decir Martínez Estrada juzgando al peronismo, por ejemplo. Yo sé que eso suena a muy del pasado, pero para mí el juicio de Martínez Estrada al peronismo es muy preclaro. Ve muy bien cosas que se van a ir desarrollando como ideas después. Y, sin dudas, alguien que fue en un sentido mi maestro como David Viñas intervenía permanentemente en la esfera pública, o sea que estoy siguiendo una tradición de gente que yo admiro mucho todavía hoy. Ambos siguen siendo hoy para mí intelectuales admirados.

-Hoy por radio dijiste que no fue afortunada tu imagen de “por debajo de la mesa”. Si tuvieras que volver a decir que te ofrecieron la vacuna y que, dentro de lo que entendés la dimensión moral, eso no corresponde, ¿qué imagen usarías?

-En principio trataría de explicar que eso sería violar el derecho que tienen otras personas que tienen antes que yo el derecho de vacunarse. Eso es lo que diría. Me parece realmente una tilinguería pensar que un grupo de notables vacunados va a convencer a gente que tal vez tiene más necesidades porque vive en peores condiciones. Buscaría explicar esto de manera menos acelerada que lo que la televisión me pide.

-¿Cómo llevaste lo de tener que dar nombres a la Justicia hasta el momento en que estuviste en Tribunales?

-Y… lo llevé mal, porque uno no está acostumbrado a eso. Mal en el sentido de que… que apareciera en un mail el nombre del editor Carlos Díaz me mortifica, es alguien con quien yo tengo una relación excelente, con él, con su padre, con su familia. Le escribí comunicándole que eso iba a suceder, me contestó extraordinariamente bien, pero evidentemente no es fácil para nosotros, los que no tenemos el espíritu de Verbitsky. Es decir, el espíritu de que hay que salir a denunciar a como de lugar, para los que no tenemos ese espíritu no es fácil. Yo no tengo un espíritu de denuncia, mis debates son más bien ideológico políticos y nunca son denuncialistas.

-¿Cómo te sentís ahora, después de pasar por Tribunales y de haber dado esos nombres y cuando vez que circulan los correos privados en todos los medios?

-Eso tiene que poner inseguro a cualquiera. Nunca imaginé que esos mails iban a ser de dominio público antes de que yo terminara el viaje en subte. Yo digo: si esto me pasa a mí cómo se puede sentir cualquiera que hace una denuncia ante una circulación tan rápida de esos documentos de prueba.

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