Alberto Fernández pelea contra sus propios demonios para fijar el tono político del discurso que pronunciará hoy ante la Asamblea Legislativa. El presidente está irritado por las críticas de la oposición respecto a la vacunación VIP y molesto por la actuación de jueces y fiscales que confirmaron sentencias contra Milagro Sala, Amado Boudou y Lázaro Báez, tres condenados por violencia y corrupción vinculados a Cristina Fernández de Kirchner.
Y aún no decidió si utilizará la sintaxis y la lógica verbal que aplicó en la conferencia de prensa que compartió junto a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para cuestionar a la oposición y la Justicia o estará mas equidistante para tratar ciertos hechos políticos que afectan su imagen pública y su futuro en los comicios legislativos de octubre.
Alberto Fernández accedió al “voto blando” por su discurso incluyente durante la campaña presidencial y mañana en la Cámara de Diputados estará frente a una bisagra política. Si opta por la Línea AMLO, se encamina a la soledad del poder, porque los votos que quedarán pertenecen a CFK.
Una simple referencia a la palabra “payasada”, que funciona como la negación adjetivaba del abuso de poder cometido por Ginés González Garcia, puede transformar la Asamblea Legislativa en un acontecimiento inédito para la democracia. Lo sabe el círculo de poder del Presidente, y lo asume la oposición que espera su momento rutilante.
El jefe de Estado escribe en su despacho de Olivos acompañado por Dylan y consulta los informes preparados por cada ministerio del Gabinete Nacional. Esos informes fueron recopilados por Santiago Cafiero en un pendrive que entregó a Alberto Fernández antes de aislarse por compartir un viaje en auto con Carla Vizzotti que está contagiada de COVID-19.
Alberto Fernández defenderá su decisión de expandir el gasto público para aplacar los efectos de la pandemia en el empleo y los salarios. Martín Guzmán y Matías Kulfas entregaron informes detallados sobre los millones de pesos públicos aportados a la actividad privada y una lista de cuadros -”filminas” que demuestran el crecimiento del consumo de acero y cemento en los últimos meses.
El Presidente también hará hincapié en la negociación exitosa de la deuda pública con los acreedores privados y afirmará que se está dialogando con el Fondo Monetario Internacional (FMI) bajo tres condiciones básicas: habrá Acuerdo de Facilidades Extendidas si no implica ajuste fiscal, devaluación del peso y pago inmediato del capital comprometido en épocas de Mauricio Macri.
Alberto Fernández escribe en una McBook Pro y después va sumando los informes aportados por sus 21 ministros. Toma gaseosa, café, té y agua mineral. Le gusta retocar los textos, una y otra vez, y consulta a cinco funcionarios de su cercanía personal: Cafiero, Gustavo Beliz, Vilma Ibarra, Julio Vitobello y Juan Pablo Biondi.
El Presidente ya tiene escrito un largo capítulo vinculado a la Ecología y a las Relaciones Exteriores.
Hace 48 horas mantuvo un “call” importante con John Kerry, consejero de Joseph Biden para el Cambio Climático, adonde coincidieron en diseñar una hoja de ruta común entre Argentina y Estados Unidos. Alberto Fernández abordara este asunto en su discurso de apertura de sesiones ordinarias y reiterará que es clave para su administración.
Respecto a la política exterior, el jefe de Estado explicará su mirada sobre las consecuencias del COVID-19 en el sistema internacional. Alberto Fernández considera prioritario un cambio de modelo post pandemia y cree que el G20 es un foro multilateral clave para debatir las futuras reglas de la gobernanza global.
En este contexto, el presidente cree necesario que se revise la política de acceso a las vacunas contra el COVID-19, el concepto de país mediano para los organismos de créditos multilaterales (FMI, Banco Mundial, BID), la participación de América Latina en el diseño de medidas mundiales y la necesidad de robustecer al Mercosur como bloque regional en una coyuntura económica que ha multiplicado las diferencias entre países ricos y naciones pobres.
El discurso en Diputados durará cerca de 90 minutos.
Y Alberto Fernández aprovechará el domingo en Olivos para ajustar los últimos detalles y hacer las últimas consultas a sus ministros y secretarios más cercanos.
Sólo falta saber si ganaron los demonios de Alberto Fernández o habrá una Asamblea Legislativa cargada de tensión con un discurso de Estado que se espera con muchísimo interés.
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