Descubrió su vocación jugando, cuando cursaba séptimo grado. Con sus compañeros hacían un periódico en máquina de escribir, con carbónico, y lo repartían en el colegio. Su primer trabajo en los medios fue a los 19 años, en Rosario; comenzó a trabajar en un programa de mucho rating al mediodía. Aunque ella nunca soñó con ser famosa, desde entonces, trabajó sin interrupciones en distintos medios hasta mayo del 2020. Durante 22 años fue la conductora emblemática del noticiero central de América Noticias.
En una charla íntima con Infobae la periodista asegura que no cree que el periodismo haya muerto, pero afirma que está “en terapia intensiva, agarrado de un respirador, luchando por sobrevivir”.
Gestó a sus tres hijos haciendo televisión y hace 30 años convive con Alejandro, su compañero de ruta y padre de Greta, Azul e Izan. En lo personal, se siente orgullosa de haber mantenido a una familia unida y se siente acompañada de ella a pesar del trabajo que eligió. Hoy se encuentra en un momento de transición y asegura que lo primero que aprendió de la pandemia es aceptar las frustraciones.
—¿En qué momento de su vida se siente hoy?
—Me siento en un momento de transición. En una suerte de punto de inflexión ya que tenía algunos proyectos al desvincularme de América, que obviamente se interrumpieron por la pandemia, con lo cual estoy tratando de capitalizar esta oportunidad trágica. Preparándome para el nuevo mundo.
—¿Qué mundo se viene?
—Nadie va a salir de esta situación de la misma manera en la que entró, y eso hay que tenerlo en la cabeza. Ninguno de nosotros va a ser igual que cuando entró, porque tuvimos capacidad para pensar y pensarnos en esta situación, y en este tiempo que nos tocó vivir tuvimos tiempo para reflexionar acerca de un montón de cosas. Para algunos la tragedia es superlativa porque han perdido calidad de vida, mucha gente ya no está entre nosotros, mucho sufrimiento personal, familias que han perdido a seres queridos. Yo tengo especial pensamiento para los que integran los equipos de salud, que no son solo los médicos y los intensivistas, son también los que limpian, las enfermeras, los ambulancieros, los camilleros, toda esa gente que está en la primera línea poniendo en riesgo su vida.
—¿Qué fue lo primero que aprendió de esta nueva realidad?
—Lo primero que tuve que hacer fue, y creo que esto vale para todos, aceptar las frustraciones de las cosas que no podemos hacer por la pandemia, y que no sabemos si vamos a poder hacer más adelante. Luego, el duelo del mundo que ya no va a volver. La pandemia cambió la agenda. La naturaleza se rebeló contra nuestros atropellos y nos puso en alerta máxima. Vienen nuevos liderazgos. Todavía no sabemos cómo serán. Estamos empeñados en mirar para atrás, el pasado. No va más. La hoja de ruta atrasa. Se demandan soluciones globales, de cooperación. No hay salida desde el prejuicio ideológico y el aislamiento.
—¿Cuándo se dio cuenta de que quería ser periodista?
—Muy chiquitita. Yo siempre cuento una anécdota: en 7º grado hacíamos un periódico, lo escribíamos en máquina de escribir con carbónico, nada de máquina electrónica. Hablo de cosas muy antiguas porque soy una chica grande (risas). Lo hacíamos y lo repartíamos en el colegio. Hacíamos entrevistas, contábamos las cosas que pasaban. Después, te diría que las primeras sensaciones relacionadas, porque yo tengo una relación con la profesión que es del mundo de las emociones, era la idea de cambiar el mundo. Pensaba: “Voy a opinar sobre las cosas que pasan, voy a hablar de los gobiernos”. Mi relación era más intuitiva. A mí me gustaba mucho ver el viejo Telenoche, el de Mónica y Andrés. Yo era muy chiquita y me hacía cosquillas en la panza ver las coberturas. Hay algo que me excitaba mucho de todo eso.
Con el tiempo me fui dando cuenta de que todo esto tenía que ver con una profesión, en la que no sólo yo iba a poder estar en el mundo de una determinada manera, echando rienda suelta a mi curiosidad, a mi capacidad un poco contestataria frente a lo que veía, sino que también tenía que ver con una profesión. Y bueno, así fue como, a los 18 dije: “Voy a estudiar periodismo”.
—¿Recuerda cuál fue su primer trabajo en los medios?
—Fue en Rosario, en un programa de mucho rating al mediodía haciendo una nota diaria a los 19 años, pintada como una puerta, maquillada. El programa se llamaba La botica del 5.
— ¿Qué opina del escándalo del vacunatorio VIP?
— Creo que el Gobierno enfrenta la peor crisis desde que asumió y que al presidente Alberto Fernández le va a ser sumamente difícil remontar esta crisis. Muy difícil. Porque esta situación de las vacunas de privilegio, las vacunas de cortesía o como querramos llamarlas ya que no quieren hablar de vacunatorios VIP, que dicen que no existen, la verdad es que le pega al Gobierno en su línea de flotación y muy especialmente al comenzar el año electoral. Esto afecta el remanente de credibilidad y confianza que tenía el Presidente. Ahora podemos pensar que lo movió a Ginés y se acabó. No, no se acabó nada, esto recién empieza. El Frente de Todos siempre vendió una idea y un relato de cuidado del otro, la patria es el otro, estamos para cuidar a los vulnerables, a los más débiles, todos somos iguales, una cultura igualitaria, de distribución equitativa de las oportunidades. Qué oportunidad más importante hoy que una vacuna. La vacuna es la vida en este caso. Entonces la aparición de estos casos le pega a ese catecismo. Yo no sé cómo va a hacer. El Presidente en lugar de reaccionar en la senda de la moderación que venía pregonando -que iba a ser su caballito de batalla para este año electoral- aparece absolutamente destemplado en México.
Al presidente Alberto Fernández le va a ser sumamente difícil remontar esta crisis
— ¿Cómo ve al Gobierno hoy?
— Este gobierno se enoja, todos se enojan. Todos se enojan. El Presidente se enoja, Kicillof se enoja, los ministro se enojan, Cafiero se enoja, todos se enojan. Y en realidad no se sabe con quién están enojados. Yo creo que hoy el Presidente tendría que estar enojado con muchos referentes de su fuerza política. Casi todos los que han optado por esta vacuna que no les correspondía, colándose en la fila son funcionarios del Gobierno, muchos de los cuales adscriben a la línea del Instituto Patria. Entonces que se enoje con ellos, no con los periodistas.
— ¿Cómo ve a la nueva ministra de salud Carla Vizzotti?
— Débil, absolutamente débil. La nueva ministra de Salud no sé cuánto va a durar en su puesto. Primero porque la gestión que la trajo hasta aquí está complicada. O sea, no es que fluyeron las vacunas de Rusia. Ya sabemos que Putin dijo que no hay posibilidades de acelerar los tiempos de la producción. Es más, Rusia tiene dificultades para vacunar a su gente mal va a andar vendiendo vacunas por ahí. Y además es imposible que ella no supiera. Y además no sabemos si no hay otro sector del Gobierno que está codiciando ese lugar para alguno de los suyos.
— ¿El Gobierno sabía lo que pasaba en el Ministerio de Salud?
— Yo creo que el Gobierno sabía, o podía sospechar, o tenía elementos para sospechar. No digo el Presidente en persona, pero digo, Vizzotti lo tenía que saber. Que no me digan que Vizzotti no lo sabía. Había como un guiño, un “andá a vacunármelo a Fulano; Andá, vacúnalo a Zutano”. ¿Quién manda a vacunar a Zannini? ¿Quién manda a vacunar a Devoto? ¿Quién manda a vacunar o pide la vacuna para Verbitsky? ¿Quién manda a vacunar a tantos otros que no tenían nada que hacer en una lista de vacunación?
— ¿Quién los manda?
— Y, yo supongo que el Presidente o el jefe de Gabinete, o el staff de Ginés completo lo debían saber. ¿Quién levanta el teléfono y le dice al director del hospital mandame una vacuna para tal? Sí, Ginés. ¿Pero se le ocurre a Ginés?
— A casi una semana del escándalo del vacunatorio VIP, la vicepresidenta no se manifestó. ¿Qué piensa?
— La Vicepresidenta nunca se manifestó en situaciones de extrema gravedad para la integridad física de las personas. Tardó siempre en manifestarse en las situaciones de catástrofes, de accidentes. No le gusta estar cerca de las tragedias. Más allá de las personales, obviamente. Esta situación afecta terriblemente al Frente de Todos como coalición y muy especialmente al kirchnerismo. ¿Por qué? Primero porque el que expone esta situación es alguien absolutamente relacionado con el ideario de Cristina que es Horacio Verbitsky. Y después porque muchos de los vacunados en la primera línea fueron del staff electoral incluso, Zannini, Scioli, Devoto es un amigo personal de Cristina y de su familia.
— ¿La Vicepresidente estaba al tanto de estas vacunaciones de la polémica?
— Y supongo que sí. Si yo tengo un íntimo amigo que además es vicepresidente de la Nación y me acabo de vacunar con la vacuna de la cual el gobierno tiene absoluto monopolio, porque no estamos hablando que vos vas a una farmacia y te la comprás.
— ¿Si tuviera enfrente al Presidente qué le diría?
— Le diría que se serene. Que la versión destemplada filo Instituto Patria no le cierra. No le va bien. No le sienta. Que trate de moderarse. De mirar a cada uno de nosotros a los ojos y devolver un tono de moderación. Y con eso hacer lo que puede a esta altura, porque ya en el camino lamentablemente se perdió bastante de esa capacidad de confianza con la que él subió a la Presidencia con el argumento de que nos iba a reunir a todos bajo un mismo país, una misma causa.
Presidente serénese. La versión destemplada filo Instituto Patria no le sienta
—¿Cómo se piensa Mónica Gutiérrez en la nueva normalidad?
—Primero, la nueva normalidad todavía no la veo. Yo estoy en el grupo de riesgo y no veo vacuna a la vista para mí. Entonces, la nueva normalidad es salir a medida que me anime a cumplir determinadas tareas por la calle. Yo no ando mucho por la calle en este momento, ni me expongo, porque no me quiero contagiar, no quiero ir a parar a un respirador. Todo lo que viene hacia adelante es incierto, impredecible. Mi condición de periodista me impide desconectar.
Ping pong
—¿El papa Francisco?
—Me puso muy contenta, en su momento, tener un Papa argentino. Lloré ante las cámaras cuando me enteré de que el Papa iba a ser Bergoglio. Mis hijos me miraban azorados llorar, mientras miraba una noticia. Y quisiera verlo menos involucrado en los temas del país. Más distante, más retirado de toda esa escena.
—¿La Justicia argentina?
—Es la que tenemos. Le comprenden las generales de la ley. Expresa bastante una sociedad que metaboliza la corrupción como si fuera tomar agua y está dispuesta a dejarla pasar. Y bueno, debe ser reformada, pero no en este contexto, porque cualquier reforma está atravesada por una distorsión que es liberar de las causas a los corruptos del gobierno.
—¿Alberto Fernández?
—Creo que Alberto Fernández debe tener una lucha interior bastante fuerte, porque tiene que tomar decisiones que, seguramente, contrarían muchos de sus principios más profundos o de sus miradas frente a las cosas.
—¿Cristina Kirchner?
—Y, está buscando pasar a la historia sin causa de corrupción. Le va a costar.
—¿Mauricio Macri?
—Tiene que mirarla de afuera. Ya tuvo una oportunidad, un tiempo. No pudo manejar una cantidad de situaciones y tiene que dejar paso a otros de su espacio político para asumir responsabilidades.
—¿Horacio Rodríguez Larreta?
—Le admiro la condición de funcionar a lo Gandhi; a él le pegan y se queda sentadito. Creo que la gente valora mucho todo eso, valora un estilo de conducción que no te haga sentir que la vida es una trinchera. Ojalá lo pueda mantener. Es difícil en este contexto que se pueda mantener así. Si es que no explota por adentro, algún día explota para afuera.
—¿María Eugenia Vidal?
—Bueno, pertenece a una generación que todavía puede remontarla. Creo que tuvo su experiencia y si tiene la fuerza, la convicción y la capacidad de renunciar desde la condición femenina donde está más requerida por los mandatos de los hijos y de todo lo demás, puede salir adelante, porque meterse en la carrera política es dejar en el camino mucho de tu vida personal.
—¿Elisa Carrió?
—Por momentos dice grandes verdades, y a veces se pasa de revoluciones y eso un poco la saca de eje, pero bueno, es una persona a la que hay que escuchar porque como no tiene demasiado para perder, expresa sus verdades.
—¿Sergio Berni?
—Quiere ser presidente.
—¿Máximo Kirchner?
—Quiere ser presidente.
—¿Sergio Massa?
—Quiere ser presidente.
—¿El político más respetado de la Argentina hoy?
—Mira, creo que un tipo que ha sobresalido en esta escena es Fernán Quirós, el ministro de Salud de la ciudad de Buenos Aires, porque ha sido un tipo que sin venir de una experiencia política y sin tener la ambición de una carrera política por delante ha logrado mantenerse templado, no se dejó conmover por las tensiones de la provocación política y se ha entregado a una tarea de cuerpo entero.
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