El escándalo que se desató por las vacunaciones irregulares que llevó a cabo el ministerio de Salud de la Nación, tanto en su sede principal como en el Hospital Posadas, traspasó las fronteras. Dentro de un artículo que desgranó los distintos casos de distribución discrecional de las vacunas contra el coronavirus en Sudamérica, The New York Times remarcó lo sucedido en la Argentina y la consecuente renuncia forzada del ex titular de la cartera sanitaria, Ginés González García. De por sí, el título de la nota fue muy elocuente: “Vacunación VIP para los poderosos y sus compinches sacude a Sudamérica”.
“Una ola de escándalos de corrupción está exponiendo cómo los poderosos y bien conectados de América del Sur saltaron la línea para obtener vacunas temprano. La consternación pública se está convirtiendo en ira”, recalcó el prestigioso diario estadounidense, que a continuación describió cómo salió a la luz el escándalo en nuestro país.
“Un destacado periodista argentino reveló la semana pasada en una entrevista radial que recibió una dosis en el Ministerio de Salud, luego de llamar a su amigo, quien entonces era el Ministro de Salud, exponiendo lo que los locales llamaron ‘Vacunatorio VIP’ para los aliados del Gobierno”, afirmó el artículo, en alusión a las declaraciones de Horacio Verbitsky. “Los ministros de Salud han renunciado en Perú y en Argentina, donde el ex funcionario fue acusado de abuso de poder”, agregó.
“A pesar del alto número de víctimas, la pandemia reforzó el apoyo público para la mayoría de los gobiernos de la región, ya que varios ofrecieron apoyo financiero a sus poblaciones y pidieron unidad”, informaron sobre la ayuda estatal que, por ejemplo, otorgó el Gobierno de Alberto Fernández a través de distintos programas durante el desarrollo de la crisis sanitaria. Sin embargo, según Mariel Fornoni, una encuestadora que reside en la Ciudad de Buenos Aires que fue consultada por el medio neoyorkino, “los escándalos de las vacunas podrían poner fin a esta buena voluntad, anunciando una nueva ola de inestabilidad”. “A la gente le resulta mucho más difícil tolerar la corrupción cuando la salud está en juego”, aseveró Fornoni.
Asimismo, The New York Times enumeró todos los casos que despertaron sospechas en el continente: “La esperanza que trae la llegada de las primeras vacunas a América del Sur se está convirtiendo en ira a medida que las campañas de vacunación se han convertido en escándalos, amiguismo y corrupción, sacudiendo a los gobiernos nacionales y socavando la confianza en el establishment político. Dos ministros de Perú y uno de Argentina han renunciado por recibir o dar acceso preferencial a las escasas vacunas. Un ministro de Ecuador está siendo investigado por hacer lo mismo. Los fiscales de esos países, y de Brasil, están examinando miles de acusaciones más de irregularidades en las campañas de vacunación, la mayoría de las cuales involucran a políticos locales y sus familias que hacen fila”.
“A medida que las acusaciones de irregularidades atrapan a más dignatarios, aumenta la tensión en una región donde la indignación popular por la corrupción y la desigualdad se ha derramado en los últimos años en protestas estridentes contra el statu quo político. La frustración podría volver a encontrar una salida en las calles, o en las urnas, dando forma a las decisiones de los votantes en las próximas elecciones”, anticipó también el medio estadounidense, en alusión a las próximos comicios que se llevarán a cabo en Argentina y Perú.
Por otra parte, el artículo contextualizó los escándalos de las vacunaciones VIP al recordar los problemas que tuvieron algunos países de Sudamérica para conseguir dosis en cantidad: “Debido a que la mayoría de los países de la región han recibido hasta ahora solo una pequeña fracción de las vacunas que necesitan, varios grupos han estado luchando por la prioridad”.
En el caso de la Argentina y según los datos oficiales que figuraban en el Monitor Público de Vacunación, hasta este miércoles habían llegado 1,8 millones de dosis y habían sido aplicadas menos de la mitad. Casi un millón fueron distribuidas, pero todavía no se habían aplicado, y casi 100.000 aún no habían sido repartidas. El 92% de las inoculaciones aplicadas fueron al personal de salud.
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