El escándalo del vacunatorio VIP se instaló este martes por la tarde en la reunión de la Confederación General del Trabajo (CGT), pero a través de una fuerte defensa del ex ministro Ginés González García: fue reivindicado por varios sindicalistas que, luego de elogiar su larga trayectoria y su conocimiento del sistema de salud, coincidieron en criticar “la forma en que fue echado” del Gobierno.
El primero que habló sobre el ex funcionario fue Armando Cavalieri, líder del Sindicato de Comercio, que se consideró amigo de él y dio a entender que cayó por haber sido víctima de una operación política. Enseguida se sumaron el cotitular de la CGT Héctor Daer (Sanidad) y Antonio Caló, el titular de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), para respaldar la figura de González García.
De todas formas, la irrupción tangencial del tema vacunas sirvió para que varios de los dirigentes que participaron del extenso encuentro realizado en la UOCRA (duró tres horas y media) se quejaran de la falta de dosis de Sputnik V e incluso Caló comentó que no se había vacunado, pese a que la obra social metalúrgica había recibido 140 dosis, y que gestionó un turno “como cualquier ciudadano”.
Cavalieri no lo mencionó allí, pero horas antes su organización difundió un comunicado de prensa para desmentir que estuviera entre los privilegiados del vacunatorio VIP, tal como lo consignaron en los últimos días en las redes sociales, versiones a las que calificó de “mentirosas y lastimosas”.
La reunión del consejo directivo cegetista contó con la presencia de gremialistas que no integran la central obrera, como Sergio Sasia (Unión Ferroviaria), Guillermo Moser (Luz y Fuerza), Pablo Biró (pilotos) y José Ibarra (pilotos), además de un representante de la Unión de Trabajadores Rurales (UATRE), que lidera José Voytenco, que anunció que quiere volver a la central obrera.
Por la CGT estuvieron, además de Daer, Cavalieri y Caló, el otro cotitular, Carlos Acuña (estaciones de servicio), Gerardo Martínez (UOCRA), Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Mario Calegari (UTA), Sergio Romero (UDA), Jorge Sola (seguro), Julio Piumato (judiciales), Gastón Frutos (panaderos) y Rodolfo Daer (alimentación), entre otros.
Otro de los temas que se analizaron fue la convocatoria del Gobierno al acuerdo de precios y salarios y al Consejo Económico y Social. Daer informó sobre la participación de la CGT en estas instancias de diálogo y elogió que los funcionarios hayan prometido que las paritarias no iban a tener techo, mientras Sasia protestó porque no había presencia de dirigentes del transporte.
También hablaron sobre las modificaciones que impulsa el oficialismo para el Impuesto a las Ganancias: los dirigentes de la CGT confirmaron que el martes próximo se reunirán con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, para analizar el proyecto que fija un nuevo piso para el tributo y proponer que queden eximidos el aguinaldo, las horas extras y los adicionales.
Un día antes, Massa recibirá a Sasia y dirigentes de su sector, SEMUN (Sindicatos en Marcha para la Unidad Nacional), para plantearle específicamente cambios en el proyecto oficial que alivien a trabajadores que sufren un impacto mayor de Ganancias, como el transporte, marítimos y petroleros.
En medio de un clima armónico, los sindicalistas también tuvieron tiempo para hablar sobre la necesidad de llegar a la unidad para acelerar la próxima renovación de autoridades de la CGT. “La única manera de que el movimiento obrero tenga relevancia y una voz fuerte es que se comience a normalizar la CGT”, les dijo a sus colegas Andrés Rodríguez. Y quedó flotando la sensación de que el congreso para elegir la nueva conducción cegetista podría realizarse antes de fin de año.
En realidad, como anticipó Infobae, el mandato de la actual CGT está vencido desde hace seis meses, pero el Ministerio de Trabajo dispuso desde el comienzo de la cuarentena la prohibición de las elecciones, congresos y asambleas sindicales para evitar contagios, decisión que fue prorrogando.
Este martes apareció en el Boletín Oficial una nueva prórroga dispuesta por la cartera encabezada por Claudio Moroni: se extenderá hasta el 31 de agosto la suspensión de elecciones, congresos y asambleas en los sindicatos, mientras que los mandatos de los gremialistas y delegados continuará hasta febrero de 2022. De esta forma, el congreso de la CGT pasaría para el primer semestre de 2022, pero el artículo 5° de la resolución 133 podría ser la llave que permitirá hacerlo antes de fin de año.
Allí se instruye a la Dirección Nacional de Asociaciones Sindicales “a analizar y autorizar, a petición de las entidades sindicales, la realización de las asambleas, congresos o actos que fueren factibles llevar a cabo, y a coordinar las acciones necesarias a fin de determinar los requisitos y cronogramas que reúnan las mejores condiciones sanitarias y de seguridad, en el marco de la pandemia de COVID-19″.
De esta forma, siempre que haya acuerdo entre los distintos sectores sindicales, la nueva CGT podría quedar definida en noviembre o diciembre de este año. Después de las PASO y de las elecciones legislativas, claro está. Es impensable que una decisión de tanto voltaje político se haga cerca de un proceso electoral en el que Alberto Fernández pondrá en juego la gobernabilidad de su administración y la suerte del Frente de Todos para los comicios presidenciales de 2023.
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