Tras semanas de intensas negociaciones subterráneas -Alberto Fernández pidió bajo perfil-, la lista principal del PJ nacional quedó cerrada bajo el liderazgo del Presidente, con representación mayormente equilibrada de los sectores que integran el Frente de Todos. Los principales lugares fueron para La Cámpora, el albertismo, los gobernadores y el sindicalismo. Sin embargo, hay malestar por las concesiones a las presiones que llegaron desde las provincias, y quedaron algunos “heridos”, entre ellos el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, y el titular saliente del partido, el sanjuanino José Luis Gioja.
Los nombres en la lista fueron meticulosamente analizados desde la futura conducción del PJ y pueden ser leídos como señales del armado para las elecciones, así como un reflejo de la distribución actual del poder en el Frente de Todos. La presencia del dirigente de Camioneros, Hugo Moyano, del cosecretario de la Confederación General del Trabajo (CGT), Héctor Daer, y el titular de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Antonio Caló, son un reconocimiento a los sectores más fuertes del movimiento obrero, en los que el Presidente asienta las bases de su gobierno y que le garantizan la paz social en medio de la crisis económica. Mientras que la representación de intendentes y gobernadores como Fernando Espinoza (La Matanza) y Raúl Jalil (Catamarca) muestran la intención de apostar al armado en el conurbano y en el interior.
En Gobierno buscaron restarle importancia a las negociaciones por los cargos en el PJ y su resultado. El Presidente bajó la línea, hace semanas, de que el proceso de disputa de poder partidario debía pasar inadvertida en el contexto de la crisis económica y sanitaria. En el kirchnerismo acordaron con el diagnóstico. Y así fue: excepto por los disidentes de San Luis y el kirchnerismo duro -Alberto Rodríguez Saá, Gabriel Mariotto y Milagro Sala-, que presentaron una lista propia e hicieron ruido con reclamos públicos para que los dejaran competir por fuera de la lista principal, la mayor parte de los dirigentes mantuvo bajo el perfil. “La gente no está preocupada por la pelea por los cargos en el PJ, sino por la vacuna, la inseguridad y su sueldo”, explicó el razonamiento de la cúpula de la Casa Rosada una alta fuente gubernamental.
En los canales subterráneos, las conversaciones se prolongaron durante semanas y tuvieron su pico durante el fin de semana previo al cierre del lunes. La “lapicera” estuvo a cargo del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quien fue asesorado por jefe del jefe de Asesores del Presidente e histórico dirigente del PJ porteño, Juan Manuel Olmos, ambos del riñón de Alberto Fernández; y el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, principal representante de La Cámpora en el Gobierno. El reparto fue equitativo y el albertismo como la fuerza de Cristina Kirchner quedaron conformes con sus respectivas porciones de cargos.
Según pudo saber Infobae, los diálogos por los lugares en el PJ se llevaron a cabo principalmente a través de los medios digitales, chats y videoconferencias debido a la pandemia. En ese vaivén de conversaciones hubo presión, desde las provincias, de los dirigentes del peronismo que buscan disputarle poder a los gobernadores. La decisión desde la Casa Rosada fue dar algunas concesiones. Una fuente de Gobierno mencionaba como caso testigo el lugar que obtuvo Carlos Caserio, que busca disputarle poder a Juan Schiaretti en Córdoba; y el de Lucía Corpacci, de relación ambigua con el gobernador de Catamarca, Jalil, quien quedó ubicada como quinta vicepresidenta.
En la Casa de Gobierno relativizan estos desencuentros y aseguran que “todos quedaron contentos”. Pero, según pudo saber este medio, hubo algunos “heridos”, como los describió una fuente al tanto de las negociaciones. Uno de los más relevantes fue el ministro de Salud, González García, histórico dirigente del PJ que quedó excluido de la lista a pesar de su importante rol en Gobierno.
En los pasillos de la Casa Rosada, algunos leían esa ausencia como una derrota. González García, apreciado por Alberto Fernández, quien lo considera un “amigo”, tiene defensores y detractores en el Frente de Todos. Unos destacan su trayectoria histórica, tanto en la gestión sanitaria, como en la partidaria, y consideran que Cafiero tuvo una actitud “ingrata” con Ginés, al recordar que fue jefe de campaña de su abuelo, Antonio Cafiero. Destacan, además, que “se puso al hombro” la gestión de la pandemia. Otros, en cambio, lo responsabilizan por errores en declaraciones y procesos administrativos que incomodaron al Gobierno en su primer año. También al interior de la cartera sanitaria hay roces, por esos motivos, entre el círculo de Ginés y el de la viceministra de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, quien tuvo un rol protagónico en la gestión de la pandemia de coronavirus, en particular en el último tramo, vinculado a la adquisición de la vacuna rusa.
De todas formas, en la lista solo figuran tres ministros: Cafiero, De Pedro, y el titular de Defensa, Agustín Rossi. El resto de los funcionarios son la presidenta del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, Victoria Tolosa Paz; la titular de Anses y dirigente de La Cámpora, Fernanda Raverta; el secretario general de Presidencia, Julio Vitobello, el referente de Movimiento Evita, Luis Fernando “Chino” Navarro, y el secretario de Malvinas, Daniel Filmus.
También Gioja quedó decepcionado por el relegado lugar que obtuvo en la lista, en la posición 51, varios puestos por debajo del actual gobernador de San Juan, Sergio Uñac, con quien mantiene diferencias internas. Gioja estuvo a cargo del -más reciente- período “oscuro” del PJ, tras la derrota contra Mauricio Macri, y fue una pieza clave en la unión del peronismo, por lo que esperaba mayor consideración. En su entorno explicaron que fue él mismo quien se apartó de la disputa partidaria, como gesto de humildad, y aseguraron que el sanjuanino contrajo coronavirus en las dos últimas semanas previas al cierre, por lo que tampoco pudo participar del tramo final de negociaciones.
Las presencias y ausencias en la lista del PJ se explican por los respectivos pesos en el armado institucional y político del Frente de Todos. La conducción del partido le servirá al Presidente no solo como base del andamiaje legal para presentarse a elecciones, sino que será una herramienta para dirimir con mayor espalda el cierre de listas para las PASO.
Seguí leyendo: