A Diego Molea, el flamante presidente del Consejo de la Magistratura de la Nación, no le molesta que le digan kirchnerista, aunque prefiere “académico kirchnerista”. Peronista con paso por el duhaldismo y otro breve por el massismo, Molea se acercó al oficialismo en 2003. Llegó al Consejo en 2018 tras ser elegido por los representantes de la universidades nacionales –él es rector de la de Lomas de Zamora, una de las más importantes del Conurbano– y se enfrentó al macrismo. De buena relación con el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, y su hermano de crianza y representante del Gobierno en el Consejo, Gerónimo Ustarroz, Molea fue elegido hoy presidente del cuerpo para el 2021 por unanimidad con el apoyo de la oposición.
“Veo una señal muy clara del Presidente en no interferir en las cuestiones judiciales”, sostuvo Molea en la charla con Infobae, y apuntó al gobierno de Mauricio Macri: “Hubo muchos dirigentes de la oposición que sufrieron ataques políticos, mediáticos y judiciales. Pero también hubo presión a jueces que no actuaban de la manera que el Gobierno quería, como el caso de Farah”.
Habló sobre las reformas judiciales que plantea el gobierno de Alberto Fernández, que son criticadas por la oposición y sectores de la Justicia, de sus objetivos como presidente del Consejo y de qué perfil de juez debe tener el Poder Judicial.
—Hoy se eligieron las autoridades del Consejo pero costó llegar a un acuerdo. ¿Eso prenuncia la relación que van a tener los dos bloques?
—No, al contrario. Demuestra que se pueden encontrar consensos entre distintos sectores. Pero yo no estoy viendo distintos bloques, sino estamentos. Lo dije cuando hablé en el plenario de asunción que algunos pensamos parecido y otros no.
—¿Cuál será el objetivo de su presidencia?
—Primero, continuar con la dinámica que le estamos dando a los concursos de jueces en la Comisión de Selección con celeridad y transparencia. Otra premisa será trabajar para que la Comisión de Acusación sea un ámbito donde se traten todas las denuncias por igual con absoluta imparcialidad y no se utilice para condicionar a los jueces. Por otro lado hay que terminar con que se diriman las cuestiones políticas en ámbitos judiciales. Esto lo vimos en el gobierno de Mauricio Macri, que se utilizó a la Justicia para presionar políticos opositores de ese momento. La Justicia tiene que tener otro rol que nos ayude a construir comunidad. La sociedad demanda un país más justo y eso es parte de nuestro desafío en el Consejo. La Justicia está en deuda con la sociedad. Otro tema para mí muy importante es el abordaje de la cuestión de genero. Es fundamental y avanzamos mucho con un observatorio sobre cómo tramitan las denuncias de género.
—¿En qué casos vio la presión del gobierno de Macri en la Justicia?
—Hubo muchos dirigentes de la oposición que sufrieron ataques políticos, mediáticos y judiciales. Pero también hubo presión a jueces que no actuaban de la manera que el Gobierno quería, como el caso de Farah.
—¿En el gobierno de Alberto Fernández no hay presiones?
—Para nada, y veo una señal muy clara del Presidente en no interferir en las cuestiones judiciales.
—Muchos jueces y dirigentes de la oposición entienden que son una presión la reforma a la Justicia federal, a los cambios en la ley del Ministerio Público Fiscal y en la resolución de la ANSES sobre las jubilaciones de los magistrados. ¿No ve presión en esos casos?
—Creo que son necesarias varias reformas judiciales. Hay reformas que son en temas procesales, otras de organización del Poder Judicial, y para mí la reforma judicial más grande es la que está por venir que es la que atiende los problemas cotidianos de la gente. Me preocupan más los tiempos que tarda una sucesión o un juicio de alimentos que los temas que salen en los medios. Me preocupan las causas por despidos, las cuestiones previsionales, lo engorrosa que es una adopción. No hay una sola reforma, son varias las que hay que dar.
—Hoy está planteada una pelea política entre el macrismo y el kirchnerismo por las causas judiciales de ambos y en el Consejo están esos dos espacios. ¿Ese contexto cómo influye en el organismo?
—Para nada influye. Porque es cierto que hay representación de estamentos políticos, pero también hay otros que son los abogados, los jueces y los académicos. Y con mi elección como presidente por unanimidad queda claro que se pueden encontrar consensos.
—¿Cómo cree que influirá el año electoral en el trabajo del Consejo?
—No. Soy un hombre de gestión, tengo ese andamiaje y voy a meterle mucho diario. Hay temas de agenda y otros del Consejo sobre los que se conoce poco pero en los que se trabaja todos los días.
—Siempre fue tensa la relación del Consejo con la Corte Suprema de Justicia de la Nación por la administración del Poder Judicial. ¿Cómo la encarará?
—Voy a generar una mesa de trabajo con la Corte para abordar los temas de administración, tecnología y capacitación de gestión de los jueces. Quiero trabajar en conjunto en esas áreas y en las que la Corte entienda que debemos abordar juntos.
—¿A qué perfil de jueces apunta?
—Que trabajen comprometidos con la sociedad, que entiendan los problemas que atraviesa la sociedad, que tengan empatía, que hablen claro, que sean independientes. Que bajen al llano y entiendan los problemas de la gente. Que tengan perspectiva de género. Desde hace un año comenzamos a trabajarlo y los resultados se están viendo.
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