Una de las primeras iniciativas diplomáticas del gobierno de Carlos Menem fue la construcción de un vínculo aceitado -incluso una amistad- con el presidente estadounidense de entonces, el republicano George W. Bush. Ahora bien, no se trató de una relación signada por la ideología, ya que la cercanía continuó pese al cambio de signo partidario, al asumir en 1993 el demócrata Bill Clinton.
En noviembre de 1991, Carlos Menem hizo su primera visita oficial a los Estados Unidos. En el Congreso estadounidense, los legisladores lo recibieron con una ovación que duró más de un minuto.
Por esos años, Argentina retomaba sus relaciones con Gran Bretaña, poniendo en suspenso la discusión sobre el fondo del tema Malvinas, es decir la soberanía, con lo que se llamó “paraguas diplomático”. En el año 1998, Carlos Menem fue recibido por la reina Isabel II, un viaje que habilitó los vuelos del Continente a las islas, suspendidos desde el final de la guerra.
Pero para ese entonces, ya habían visitado la Argentina la gran mayoría de los jefes de Estado del mundo y Menem realizado innumerables visitas de Estado.
En octubre de 1997, Bill Clinton visitó la Argentina y calificó a Carlos Menem como un estadista.
En esos años visitaron la Argentina casi todos los presidentes latinoamericanos, así como los jefes de Gobierno de la Unión Europea: el canciller alemán Helmut Kohl, padre del euro y artífice de la reunificación alemana, lo hizo en 1996; el socialista español Felipe González, en 1995, el presidente francés Jacques Chirac, en 1997, por citar sólo algunos.
La apertura diplomática de la Argentina al mundo no se hizo en desmedro de los vínculos regionales: en julio de 1990, Menem y su par del Brasil firmaron al Acta de Buenos Aries que aceleraba los tiempos de puesta en marcha del Mercado Común del Sur.
El Tratado de Asunción fue firmado por los mandatarios de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay en marzo de 1991. Y en diciembre de 1994, se firmó el Protocolo de Ouro Preto que le daba personalidad jurídica internacional al Mercosur.
La firma del Acuerdo sobre los Hielos Continentales en 1998 fue una consecuencia directa de la firmeza con la cual Carlos Menem defendió la soberanía jurídica de Chile cuando Gran Bretaña y España pretendieron erigirse en jueces del pasado chileno. Se cerraba así el último diferendo limítrofe con el país hermano y vecino.
El 6 de octubre de 1998, Carlos Menem habló ante la Asamblea General del Fondo Monetario Internacional. El marco era el de una sucesión de crisis internacionales que tenían en vilo al mundo: México en 1995, el Sudeste asiático en 1997 y Rusia en 1998. La Argentina fue elogiada por su economía abierta y estable. “My friend presidente Menem”, decía el presidente Bill Clinton, encargado de darle la bienvenida al mandatario argentino.
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