“A mí no me asusta el debate, me asustan las mentiras. Me asusta que impregnen mentiras en los argentinos. Hasta hace 20 días yo era un envenenador serial, había comprado unas vacunas para envenenar a la gente, y ahora resulta que me piden por favor que consiga veneno para todos los argentinos”, expresó Alberto Fernández, en alusión a la vacuna rusa Sputnik V, cuyos resultados positivos se publicaron recientemente en The Lancet.
“No sé cómo paso. Es el país que nos tocó en suerte”, apuntó el Presidente, en el marco de un encuentro con industriales y representantes del NEA y NOA en Tucumán.
La referencia a la vacuna rusa llegó como consecuencia del tema anterior: el cruce con el sector agropecuario, luego de que el Presidente advirtiera el último domingo que podría aumentar las retenciones o establecer cupos a la exportación. “Hay que prestarles menos atención a los profetas del odio, que, cuando uno dice ‘quiero preservar la mesa de los argentinos’, ellos leen ‘promueven una nueva pelea con el campo’. Y cuando uno dice ‘queremos revisar la ley de biocombustibles’, ellos leen ‘quieren terminar con los biocombustibles’. Cuando decimos queremos revisar es ‘queremos hacerlo mejor’”, contextualizó Alberto Fernández. Y enseguida, en la misma línea, afirmó que días atrás lo acusaban de comprar “vacunas para envenenar a la gente”.
Sucede que la objeción científica que arrastraba la Sputnik V sobre la validación de los resultados de su Fase III revisados por pares internacionales, como lo exige el trabajo de la ciencia, quedó saldado una semana atrás a partir de la publicación de su estudio de evidencia y eficacia completos en la prestigiosa revista The Lancet. En un análisis intermedio de un ensayo clínico de Fase III, Sputnik V mostró resultados sólidos en cuanto a eficacia, inmunogenicidad y seguridad. La eficacia de la vacuna rusa contra el COVID-19 fue del 91,6 por ciento.
El proceso científico avanzó hacia el casillero correcto, pero la Argentina y el resto de la región –que apostó por esta vacuna como el único suministro disponible en esta primera etapa para perforar la pandemia contra el COVID-19– aún aguarda las dosis prometidas. Hasta el día de hoy, llegaron al país tres envíos vía aérea: los dos primeros con 300 mil dosis y el tercero, con 220 mil.
En ese sentido, el gobierno nacional enviará este miércoles el cuarto avión a Rusia para buscar un nuevo cargamento. De esta forma se retomará el envío por parte del Fondo de inversión ruso, que se había cortado debido a una demora en la producción en escala.
En principio, el vuelo de Aerolíneas Argentinas traería al país 400.000 primeras dosis, pero la cantidad aún no fue confirmada al Gobierno. Alberto Fernández monitorea en forma permanente las tratativas y lo único que quiere es que lleguen la mayor cantidad de dosis posibles para darle volumen al plan de vacunación.
El máximo de dosis que puede traer un avión de la aerolínea de bandera en la bodega son 600 mil dosis. Sin embargo, no hay garantías desde Rusia de que en cada envío puedan cargar el total del espacio disponible.
En el Gobierno insisten, cada vez que sale un avión hacia Rusia, en que la programación de los vuelos puede modificarse de acuerdo a la confirmación de los rusos respecto a la cantidad de vacunas que envíen. En esta oportunidad, el vuelo está confirmado para mañana. A lo sumo, podría posponerse para el jueves por una demora en la logística.
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