Tanto el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, como el intendente de Vicente López, Jorge Macri, tienen altos niveles de conocimiento en la provincia de Buenos Aires -rondan entre el 80 y el 90% aún en distritos con importantes índices de pobreza-, baja imagen negativa -no superan el 20%, lo que les permite una buena perfomance general), tienen amplia experiencia de gestión y son adultos jóvenes casados con bellas e inteligentes mujeres.
Ambos, además, saben navegar en aguas peronistas con la misma facilidad con que lo hacen en el PRO, dos espacios políticos nada sencillos de transitar, con innumerables secretos, experiencias vitales buenas y malas, odios, pasiones y amores, en fin, la vida misma traducida en la lucha por el poder.
Para el 2023, aspiran a gobernar Buenos Aires. Y aunque no es imprescindible, las legislativas del 2021 pueden ser el escalón que facilite ese despegue, posicionándolos aún perdiendo, una circunstancia por la que María Eugenia Vidal ya no querría pasar. Quienes frecuentan a la ex gobernadora, aseguran que preferiría preservarse del desgaste electoral para dar pelea en los comicios de 2023.
Descartada ella, son muchos los que se anotan en Juntos por el Cambio, la coalición que está decidida a mantenerse unida para volver a gobernar. Desde la Cámara de Diputados, Cristian Ritondo, asegura que tiene los votos y el armado político. Emilio Monzó, desde Carlos Tejedor, confirmó que sigue en carrera. Esteban Bullrich también se anota para el primer lugar en la lista. Y los peronistas, que van desde Miguel Angel Pichetto a Joaquín de la Torre, también trabajan en el diseño de un armado.
También pulsan los radicales, claro, pero la UCR todavía tiene que pasar una interna que todos saben que será dura entre Maxi Abad, el diputado provincial que tiene el aval de Daniel Salvador y la mayoría del radicalismo bonaerense, y el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, que cuenta con el respaldo del senador Martín Lousteau. De todos modos, y aunque la UCR tendrá mucho peso en el armado de las listas bonaerenses del 2021, es poco probable que encabece las listas.
En las filas del PRO, también desestiman un primer lugar en la lista para alguien de la Coalición Cívica. Aseguran que la oferta de Juntos por el Cambio tiene que pulsar la fibra peronista para ser competitiva en la provincia de Buenos Aires. “Lilita encabezando nos asegura el 25% de los votos, nosotros no podemos bajar del 40% si queremos tener chances de volver a gobernar la provincia en el 2023″, dicen con pragmático cálculo en el PRO.
Sin embargo, la misma Elisa Carrió aseguró públicamente en más de una oportunidad que será candidata en territorio bonaerense. Incluso llegó a insinuar que podría disputarle la conducción del Poder Ejecutivo a Axel Kicillof en 2023. “Hay que limpiar en serio la provincia”, declaró semanas atrás.
Este miércoles, en la cena que organizó junto a los intendentes Jorge Macri y Néstor Grindetti (Lanús), Carrió planteó que formaría parte de la lista fuera necesario para asegurar más votos. La ex diputada no comparte el diagnóstico de algunos de sus aliados y confía en su potencia electoral en el distrito.
Entre las figuras del PRO, el problema es dónde se deciden las candidaturas. Antes era relativamente fácil. Mauricio Macri era el candidato y después fue el presidente. Uspallata y Casa Rosada eran las sedes ordenadoras de la última concejalía, no necesariamente con buen criterio. Uspallata sigue en pie, pero cada distrito pretende ahora decidir sus propios caminos.
“No se trata de una discusión de nombres, sino de criterio. La provincia de Buenos Aires ya no es un lugar vacío, hay construcción política en serio y 58 intendencias, no nos pueden imponer un candidato desde la Ciudad de Buenos Aires, esto ya no funciona así. Si cuando se discutan las candidaturas el que más mide es el oso Arturo, nosotros vamos a acompañar”.
El que habla con Infobae es un dirigente curtido de la primera sección electoral, con fuertes conocimientos de lo que sucede en cada rincón de la provincia. Agrega que “Jorge Macri va a salir a recorrer hasta abril 70 localidades bonaerenses, cinco distritos por semana, va a dar la batalla del posicionamiento con el aval del Grupo Dorrego”, que integran los intendentes Néstor Grindetti (Lanús), Diego Valenzuela (Tres de Febrero), Julio Garro (La Plata) y los ex intendentes Martiniano Molina (Quilmes), Ramiro Tagliaferro (Morón) y Nicolás Ducoté (Pilar).
“Nadie quiere imponer a nada, sino sumar a lo construido y ganar. Diego (Santilli) es el que mejor mide y cualquiera sabe que es el candidato más competitivo. A Jorge le sigue pesando el apellido Macri y Mauricio tiene altísima imagen negativa. Lamentablemente las cosas en la provincia suelen suceder así, porque en el conurbano se consume el posicionamiento porteño y tanto el Jefe como el Vicejefe de Gobierno de la Ciudad son los que tienen mejores números”.
Quien explica ahora esta posición es un joven dirigente del PRO bonaerense, que valora al intendente de Vicente López y reconoce que estuvo relegado en su crecimiento cuando a Macri le iba a bien en las encuestas, porque el entorno de su primo no quería mostrar nepotismo, y ahora vuelve a estarlo porque a Macri le va mal. “Pero tenemos que hacer la mejor elección posible, y cada vez que Diego sale a caminar por el conurbano tiene una empatía descomunal con la gente, una simpatía natural que te hace creer hasta que podemos ganar”, explica.
Cerca de Macri se quejan porque “el Pelado (Horacio Rodríguez Larreta) pretende expandirse a la Provincia, cuando no puede con lo que pasa en la Capital”. En el entorno de Santilli mucho no quieren decir, más bien se sonríen. Y deslizan, con ironía: “¿pero quieren ganar o quieren perder?”.
Nadie tiene demasiado claro cómo será la mesa donde se decidirán las candidaturas. Si el calendario electoral continúa sin cambios, en mayo deberían estar decididos los nombres principales, para presentarlos a fines de junio y votar en primarias en agosto. Hay tiempo, pero tampoco demasiado.
Transitar sin padres, se sabe, es una experiencia difícil en la política de todos los tiempos. El 2021, con el ex presidente fuera del ring, será una prueba de fuego para el futuro del PRO.
Seguir leyendo: