La pregunta que se hacen en varios organismos es por qué el Presidente designó a Horacio Pietragalla en el cargo de secretario de Derechos Humanos. “Si hay algo donde el kirchnerismo puede estar orgulloso es por su política en la materia, pero en lugar de designar una persona que dé ejemplo en calidad humana y profesional, terminó poniendo a alguien con el que no se puede hablar, rústico, básico, educado en el resentimiento y –lo que es peor– sin ningún tipo de formación”, dijo un dirigente del movimiento que habló esta mañana con Infobae.
Pietragalla no fue la primera opción que tuvo Alberto Fernández. Estela de Carlotto tenía la aspiración de que nombraran a su hijo, Remo Carlotto, de buen vínculo con el CELS y con la oficina local de Amnistía Internacional, también con la Comisión de la Memoria de la Provincia de Buenos Aires, pero terminó avalándolo.
Trascendió que Cristina Fernández de Kirchner tenía otro candidato, Juan Martín Fresneda, hijo de desaparecidos, que no era de La Cámpora, pero que ya había sido funcionario en su gobierno. Finalmente, la conducción de La Cámpora propuso a Pietragalla, por entonces un diputado nacional que cumplió con el perfil que la agrupación consideraba valioso, por entonces: no dejarse atropellar.
Pietragalla terminó la secundaria en la Escuela Superior de Bachillerato ESBA del barrio en el que se crió, Villa Lugano. No es abogado ni realizó estudios vinculados a los derechos humanos. Inició dos carreras que no terminó, informaron desde su entorno. Su vínculo con el área surge a partir de su historia personal, que fue narrada en primera persona para un documental que fue subido a su página web. También el canal infantil Pakapaka le dedicó un capítulo de su serie “Así soy Yo”.
Hijo de desaparecidos (Horacio “Chacho” Pietragalla y Liliana Corti son sus padres), fue apropiado en Villa Adelina por grupos de tareas de la dictadura militar. En 2002 se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo, quienes le permitieron recuperar su identidad en abril de 2003. A partir de ese momento, empezó a participar en encuentros y congresos internacionales para difundir el derecho a la identidad.
En su perfil de LinkedIn, figuran antecedentes como “expositor en diversas mesas de escuelas e institucionales de la sociedad civil difundiendo la lucha de Abuelas en pos de la recuperación de los nietos y nietas robados por la dictadura cívico-militar”.
Integró el área de prensa y difusión de Abuelas entre 2003 y 2005, organizó eventos y produjo campañas de comunicación.
Su salto a la política fue de la mano de la entonces legisladora porteña Gabriela Alegre. Tiempo después se acercó a La Cámpora, primero a través de Juan Cabandié, otro hijo de desaparecidos que estaba como diputado en la Legislatura.
Desde que la ex presidenta lo designó a cargo del Archivo Nacional de la Memoria el 6 de diciembre de 2015, cuatro días antes de dejar el poder (cargo al que finalmente renunció el 20 de enero siguiente), su trayectoria no tiene fisuras.
El 16 de febrero de 2016 fue nombrado por Alicia Kirchner como secretario de Derechos Humanos de la provincia de Santa Cruz. Allí, los docentes recuerdan que cuando se movilizaron frente a la residencia de la gobernadora por la falta de pago de sus sueldos, fueron duramente reprimidos con balas de goma y gases lacrimógenos. Cuando le fueron a reclamar a Pietragalla dejó frases como “el kirchnerismo me atraviesa” y “la represión es siempre del lado donde se la mire”.
En Jujuy, ante el operativo de seguridad que se había realizado en los tribunales donde se iba a iniciar el juicio a Milagro Sala, golpeó a un policía que custodiaba una valla por donde no podía ingresar el público. Le dio dos golpes, uno en el labio, dejándolo lesionado. “Solamente hacíamos contención, ellos vinieron a agredir y querían pasar por donde no estaba permitido”, declaró el policía luego de presentar la denuncia.
Al año siguiente llegó a la Cámara de Diputados, donde también tuvo un accionar destacado unos días después de haber jurado, cuando el gobierno de Mauricio Macri buscaba aprobar la reforma previsional, iniciativa bloqueada por el kirchnerismo duro desde el recinto. Son recordadas las imágenes donde Pietragalla, mientras otros colegas de bancada agredían al presidente de la Cámara, Emilio Monzó, se robaba una lapicera. Sus compañeros de entonces lo justificaron: “No sabía qué hacer, hizo lo primero que se le ocurrió”.
Cuando asumió, publicó en su página una foto con Néstor y Cristina y un comunicado en el que destacó: “Es un honor para mí asumir el cargo de Secretario de Derechos Humanos de la Nación. Gracias ALBERTO y CRISTINA (sic, con mayúscula) por la confianza, tendremos una Secretaría de Derechos Humanos de la Nación que nos enorgullezca. Me guían en este camino los 30 mil, los organismos y un fuerte compromiso por poner a la Argentina nuevamente en la vanguardia de los Derechos Humanos”.
“Poco formado y muy fanático, tanto en lo que hizo con Ricardo Jaime (pidió la prisión domiciliaria) como en Formosa, queda claro cómo considera su función, que no es cumplir ningún protocolo internacional en derechos humanos, sino defender a los propios”, lo definió un ex funcionario del área. Infobae pidió a la Secretaría de Derechos Humanos su curriculum vitae, pero no obtuvo respuesta.
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