El Boletín Oficial publicará mañana la designación de Eduardo Antonio Zuain, alias “El Chango”, como embajador argentino ante la Federación Rusa. Zuain fue vicecanciller de Cristina Fernández de Kirchner, tuvo un papel clave en la redacción del Memorándum con Irán, convenció a Mauricio Macri para continuar su carrera diplomática en Paraguay, y asegura que Nicolás Maduro es un líder democrático que enfrenta al poder global de la Casa Blanca.
Vladimir Putin, junto a los regímenes de China, Irán y Cuba, sostienen a Maduro por los millones de barriles de petróleo que tiene Venezuela, sus reservas infinitas de minerales raros para el uso secreto en defensa militar, y la posición geopolítica que ocupa en el área de influencia de los Estados Unidos.
Alberto Fernández apoya una transición ordenada en Venezuela con participación de todos los protagonistas en conflicto, incluido Maduro. Joseph Biden, sucesor de Donald Trump en el Salón Oval, considera que Maduro es un dictador y que se debe mantener el bloqueo y las sanciones económicas sobre Venezuela. Putin, Xi Jinping, la nomenclatura cubana y los ayatollahs iraníes tomaron a Maduro como su aliado regional.
La posición diplomática del Presidente va en línea con la estrategia diseñada por el Grupo de Contacto -sostenido por la Unión Europea- y apunta además a aplacar las posiciones explícitas de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Grupo de Lima, que consideran al régimen populista de Venezuela una dictadura cívico-militar.
Alberto Fernández también afirma en Olivos que puede liderar una agenda regional que apacigüe a los halcones de Washington y encuentre una posible equidistancia con los intereses de Moscú, Beijing, Teherán y la Habana. Esta construcción diplomática del jefe de Estado es una tarea solitaria que recibe aportes políticos de un número limitadísimo de ministros y secretarios del Poder Ejecutivo.
Zuain es un soldado de Cristina Fernández de Kirchner. Compartió su estrategia geopolítica al momento de negociar el Memorándum con Irán y considera que Maduro es un blanco móvil de la Casa Blanca por su perspectiva ideológica del sistema internacional.
El futuro embajador en Rusia piensa igual que Alicia Castro y Carlos Raimundi respecto a la situación en Venezuela. Y como Castro y Raimundi, Zuain cree que es una calamidad la estrategia de Alberto Fernández planteada para lograr una transición acordada desde el régimen populista de Maduro a la democracia liberal que se aplica en la mayoría de los países de América Latina.
Pero Zuain es más inteligente que Castro y Raimundi, y conoce cómo funciona el poder detrás de los cortinados. El embajador ante Rusia jamás hubiera tuiteado en contra del Presidente y su Canciller, y menos aún hubiese desobedecido órdenes secretas del Palacio San Martín sobre las violaciones sistemáticas a los derechos humanos en Venezuela.
La perspicacia de Zuain y la protección que detenta de CFK colocarán a la diplomacia argentina en una peculiar posición institucional. El futuro embajador en Moscú cumplirá órdenes formales de Alberto Fernández y Solá, pero frente a Putin y la nomenclatura rusa ajustará sus conversaciones reservadas a las instrucciones de la Vicepresidente.
Será otra complicación en política exterior para Alberto Fernández. Ya tiene un Canciller que interpreta sus conversaciones con Joseph Biden. Y ahora designó en Rusia a un embajador de carrera que responderá sin titubeos a Cristina Fernández de Kirchner.
Zuain jura que ya está alineado con Felipe Solá y que cumplirá las instrucciones del Presidente. En Gobierno pocos le creen y aseguran que hará un doble juego con la Casa Rosada y la Cámara de Senadores. Doble juego: la disciplina política que Putin practica desde sus épocas de la Unión Soviética y la KGB.
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