Ricardo Ángel Cavallo, más conocido como “Sérpico”, lideró el Grupo de Tareas 3.3.2 que secuestraba, torturaba y asesinaba personas en la ESMA, el mayor centro de detención clandestino entre 1976 y 1983. A mediados del año 2000, fue detenido en México y extraditado a España. Pero finalmente fue condenado en Argentina a cadena perpetua. Durante el desarrollo de la pandemia, ex capitán de corbeta intentó salir de la cárcel y presentó varios recursos. La Cámara de Casación acaba de rechazar su último intento.
La Sala de Feria del máximo tribunal penal- integrada por los jueces Mariano Hernán Borinsky, Juan Carlos Gemignani y Daniel Antonio Petrone- declaró inadmisible el recurso de casación interpuesto por su defensa contra una resolución del Tribunal Oral Federal 5, que en octubre del año pasado rechazó un pedido de libertad condicional.
Cavallo fue detenido por Interpol el 24 de agosto de 2000 en Cancún, cuando intentaba tomar un vuelo de regreso a la Argentina. Horas antes, la prensa mexicana había revelado su verdadera identidad. El represor, que para entonces era el director del Registro Nacional de Vehículos (RENAVE) en México, intentó escapar, pero fue capturado cuando hizo escala en Cancún.
Según contaron Eduardo Anguita y Daniel Cecchini en una crónica publicada en Infobae, había llegado a México en 1998 como un simple turista. Al mes ya le habían dado el permiso de residencia y de trabajo.
Horas después de su detención, la justicia española pidió su extradición en el marco de la causa que llevaba adelante el juez Baltazar Garzón e investigaba las desapariciones en la ESMA. En pocos días fueron a declarar a Madrid varios ex detenidos que vivían en Europa, entre ellos el periodista Juan Gasparini.
El 1 de septiembre del 2000, Baltazar Garzón firmó el procesamiento de Cavallo. Lo acusó de participar en 264 desapariciones de personas y de 159 secuestros y aplicación de tormentos. Durante años, el represor había esquivado a la Justicia con una identidad falsa: mientras estaba en la ESMA, Cavallo le pidió al detenido Mario Villani que le hiciera un documento falso con su apellido pero con nombre “Miguel Ángel” en vez de Ricardo.
El 12 de enero de 2001, Cavallo fue trasladado a Madrid para ser juzgado. Pero siete años después, la Audiencia Nacional de España decidió que debía ser juzgado por la justicia argentina, donde finalmente fue condenado a cadena perpetua. Para entonces, ya habían sido anuladas las leyes de impunidad.
En diciembre de 2011, durante el primer juicio por los crímenes cometidos en la ESMA, el Tribunal Oral Federal Nº 5 condenó a a “Sérpico”, como se lo conocía también en los grupos de tareas, a prisión perpetua e inhabilitación absoluta por los delitos de privación ilegítima de la libertad doblemente agravado, imposición de tormentos agravado, homicidio triplemente calificado en perjuicio de Alice Anne Marie Jeanne Domon, Ángela Auad, María Esther Balestrino de Careaga, Raquel Bulit, Eduardo Gabriel Horane, Patricia Cristina Oviedo, María Eugenia Ponce de Bianco, Remo Carlos Berardo, José Julio Fondovila, Horacio Aníbal Elbert, Azucena Villaflor de De Vincenti y Renée Leonnie Henriette Duquet. También fue condenado por el delito de homicidio doblemente calificado en concurso real con robo doblemente agravado en perjuicio de Rodolfo Jorge Walsh.
En abril de 2014, la Cámara de Casación Penal confirmó esa condena por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada. Tres años, después, Cavallo sumó otra condena en el juicio por los llamados “vuelos de la muerte”.
Recién el año pasado, y por un pedido expreso del gobierno de Alberto Fernández, Francia decidió retirarle la Orden Nacional del Mérito que le había otorgado en 1985, cuando se desempeñaba como agregado naval en la representación diplomática argentina en París.
Por ahora, todos sus intentos para salir en libertad fracasaron y deberá seguir cumpliendo su condena en la unidad 31 de Ezeiza.
Créditos fotos: NA y Télam
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