El fin de semana pasado, Alberto Fernández aprovechó la soledad de Olivos para escribir su discurso en Davos. El Presidente sostiene en la intimidad del poder que la pandemia concede una oportunidad de crear un nuevo orden mundial y apuntala ese pensamiento en la perspectiva global de Francisco, Angela Merkel y Emmanuel Macron.
Alberto Fernández utilizó la oportunidad de Davos para explicitar su política exterior ante los protagonistas más importantes del capitalismo moderno y tomar distancia del kirchnerismo duro que todavía propone una agenda ideológica vinculada a los antiguos cánones estatistas del siglo XX.
El Presidente escribe sus discursos a solas, pero en esta circunstancia debatió sus ideas con Martín Guzmán y Gustavo Béliz. El secretario de Asuntos Estratégicos, Béliz, tiene cercanía ideológica con Francisco y es su amigo personal. El Papa organizó un seminario de economistas en Asis, y allí hizo un aporte notable Luigino Bruni, profesor de Economía Política en la LUMSA (Libera Universita Maria Santissima Assunta) de Roma.
Bruni tituló su último libro Capitalismo infeliz, que tiene 170 páginas y se puede leer en tres horas. Béliz leyó Capitalismo infeliz e hizo una referencia a Alberto Fernández. El presidente elogió la mirada de Bruni y Béliz le regaló un ejemplar que Alberto Fernández tenía a mano cuando hizo su discurso en Davos.
“Un mal común (el COVID-19) nos reveló qué es el bien común y la pandemia nos ha hecho ver que con los bienes comunes son necesarias las comunidades y no solo el mercado. La salud, la seguridad, la educación no pueden quedar libradas al juego del lucro”, sostuvo Bruni cuando le preguntaron sobre la actual situación del mundo.
Esta perspectiva sobre las consecuencias sociales y económicas de la pandemia impactaron sobre el Presidente, y por eso refirió a Bruni y su libro Capitalismo infeliz ante los más poderosos CEO, banqueros y líderes políticos del mundo que todos los años participan del Foro de Davos.
“La pandemia nos demostró una vez más que para lidiar con los grandes desafíos globales debemos cooperar entre actores públicos y privados”, enfatizó el jefe de estado en sintonía con la mirada del profesor Bruni.
Como ministro de Economía, Martín Guzmán aportó la última información sobre la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Y Alberto Fernández utilizó esa información para ratificar a banqueros e inversores globales que Argentina tiene intenciones de pagar la deuda externa contraída durante la administración de Mauricio Macri.
Además de los datos aportados por Guzmán y el libro recomendado por Béliz, Alberto Fernández leyó los discursos de Angela Merkel y Emmanuel Macron en Davos. La canciller alemana y el presidente francés hicieron una defensa explícita del multilateralismo y la importancia de la cooperación internacional en épocas de pandemia, muerte y desolación.
“No nos engañemos: la pregunta de quién recibe qué vacuna y qué tan rápido creará una nueva narrativa, si se quiere. Porque cuando uno recibe ayuda en un momento de tanta necesidad, lo recordará mucho más que la ayuda que recibió en mejores tiempos. Esta es la hora del multilateralismo”, opinó Merkel.
Y Macron fue más allá: aseguró que la agenda multilateral había sido bloqueada por Donald Trump y su mirada fuera de tiempo en el siglo XXI.
Alberto Fernández respalda la perspectiva de Merkel y Macron, y en Olivos elogió con generosidad el discurso del presidente francés. Por eso, al momento de su propio discurso, Alberto Fernández reivindicó y compartió la posición geopolítica de Merkel y Macron.
“Esta crisis es un momento único para repensar las modalidades de desarrollo y los esquemas de cooperación internacional. En este escenario es necesario vincular el multilateralismo con un concepto de multisolidaridad, que involucre Estados, empresas y también a trabajadores”, aseguró el Presidente en Davos.
Alberto Fernández también defendió la vigencia del tratado de Cambio Climático de París, que apoyan Francisco, Merkel y Macron, y manifestó su voluntad de vincular al Mercosur con el mundo a través de “una agenda que promueva una integración más profunda e innovadora”
Davos se observa como un punto de inflexión en la política exterior de Alberto Fernández. Cristina Fernández de Kirchner siempre repudió ese foro económico, y el discurso presidencial contradijo la esencia misma del kirchnerismo duro y su agenda geopolítica, adonde el enemigo siempre es el capitalismo y poco importa si es salvaje o infeliz.
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