Este martes partió desde Ezeiza el tercer vuelo con destino a Moscú, Rusia, para buscar un nuevo cargamento de las vacunas Sputnik V. Por el momento no está confirmado oficialmente cuál será la cantidad de dosis que el avión de Aerolíneas Argentinas traerá en su bodega. Se debe a que el Estado ruso aún no brindó certezas sobre el número que podrán entregar.
Hasta ahora llegaron a la Argentina 600.000 dosis de la vacuna. 300.000 con el componente de la primera dosis y otras 300.000 con el segundo. De la primera etapa fueron aplicadas más del 90%. Los destinatarios fueron integrantes del personal médico.
Según el contrato que Argentina firmó con Rusia por la provisión de vacunas, antes de que finalice enero deberían llegar al país 5 millones de dosis. En la Casa Rosada dan por descontado que ese monto no llegará en su totalidad en la fecha prevista. Solo restan cinco días para que finalice el mes y cada viaje lleva cerca de 40 horas entre ida y vuelta, y puede cargar un máximo de 600 mil dosis.
Una voz oficial que explicó las causas de la demora en la producción de la vacuna Sputnik V fue el CEO del Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), Kirill Dmitriev, que fue entrevistado este martes por la cadena norteamericana CNBC.
Reconoció que hay demoras en la fabricación y sostuvo que “es comprensible que pase porque las vacunas utilizan muchos componentes” y pueden existir problemas en el suministro de esos materiales. Además, aseguró que es un problema de todos los laboratorios, no solo del centro Gamaleya.
“Puede haber un delay en una parte de nuestra producción a medida que incrementamos la capacidad”, reconoció, aunque dijo que esperan que el retraso solo sea mínimo. “Es un proceso que nunca se ha llevado a cabo en el mundo y las expectativas tienen que ser realistas”, indicó.
En el Gobierno entienden que todo el proceso será más lento que lo estipulado. En gran medida, porque Rusia no podrá cumplir con la cantidad de dosis pautadas en tiempo y forma. Sin embargo, comprenden que la demora está dentro de un contexto mundial de alta demanda de todas las vacunas que se están produciendo y que las demoras serán parte de un extenso proceso de vacunación.
Esa tardanza se replicará en el plan de vacunación y en el tiempo en que se ejecute. El Gobierno espera vacunar en los próximos cuatro meses a las 14,5 millones de personas que están dentro de los grupos de riesgo. Es decir, el personal de salud y de las fuerzas de seguridad, los docentes, los mayores de 60 años y las personas que tienen entre 18 y 59 años y padecen alguna enfermedad preexistente.
Las expectativas oficiales se van modificando en el tiempo. El máximo objetivo es tener a esos millones que integran los grupos de riesgo vacunados antes de que empiece el invierno. Temen una segunda ola de coronavirus y pretenden vacunar a los que están más expuestos al virus.
Según el calendario de acuerdos con los laboratorios que tiene Alberto Fernández, entre enero y julio Argentina debería recibir 51.431.000 dosis. Además de los 20 millones que están comprometidas por Rusia, entre marzo y julio deberían llegar 22.431.000 más de AstraZeneca, y en la misma ventana de tiempo se sumarían 9.000.000 del fondo COVAX.
Dos horas antes de la partida del vuelo, el presidente de Aerolíneas Argentinas, Pablo Ceriani, contó que “el AR1062 partirá desde el Aeropuerto de Ezeiza y serán en total 40 horas de operación” y señaló que se llevó a cabo “un importante trabajo logístico que implica la coordinación entre diferentes actores de ambos países”.
En paralelo el oficialismo levantó el perfil de la campaña de vacunación para generar confianza en la población sobre la aplicación de la vacuna Sputnik V. En los últimos días se vacunaron Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Ambos lo hicieron luego de que la ANMAT recomendara la aplicación de la vacuna rusa para mayores de 60 años.
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