El porcentaje informado por el Instituto Gamaleya sobre la eficacia de la vacuna Sputnik V en los mayores de 60 años no necesitó la traducción del ruso al inglés: “91.8″. Ese número exacto del dossier científico remitido por Moscú, que la ANMAT protegió ayer como un secreto de Estado, permitirá al Gobierno aplicar la vacuna rusa al grupo de riesgo más importante de la Argentina: 7.400.000 adultos que están a merced del COVID-19. Incluido el Presidente.
La ANMAT corre detrás del reloj para publicar este mediodía un resumen del informe oficial ruso que servirá de precedente técnico para recomendar la utilización de la Sputnik V entre los mayores de 60 años. Y con esa recomendación publicada en la página oficial de la ANMAT, el Ministerio de Salud emitirá una resolución oficial autorizando la aplicación de la vacuna rusa en el principal grupo de riesgo de la Argentina.
Alberto Fernández está en La Rioja y aún no decidió si se aplica la vacuna cuando regresa a Buenos Aires o aguardará su momento para comparecer ante las cámaras con el objetivo de explicar que la Sputnik V tiene un alto grado de eficacia contra el COVID-19. Y añadir que, por ahora, es el único recurso farmacéutico que tiene el Estado Nacional para enfrentar una pandemia que no da tregua.
La recomendación de la AMNAT y la autorización final del Ministerio de Salud llegan a destiempo con la provisión de la vacuna investigada y creada por el Instituto Gamaleya. Alberto Fernández aseguró que cinco millones de dosis -una y dos- aterrizarían entre el 21 y el 31 de enero. Se trata de una promesa de difícil cumplimiento: no hay ese stock de Sputnik V a disposición de la Argentina en ningún centro de producción ubicado en Rusia, Corea del Sur y la India.
Y tampoco hay posibilidades de acceder a otras vacunas durante los pocos días que quedan de enero.
Sin embargo, y a favor de la estrategia presidencial, es inminente la firma del contrato con la empresa estatal china Sinopharm, que fabrica una vacuna de dos dosis, tiene un precio cercano a los 25 dólares y su logística no prevé una compleja cadena de frío.
Alberto Fernández calcula que un primer millón de esas vacunas podrían salir de Beijing a principios de febrero. Y alienta a que la ANMAT y la cartera de Salud sumen sus esfuerzos técnicos y burocráticos para lograr que las dosis remitidas por Sinopharm se puedan aplicar sin demoras antes que inicie marzo.
En Balcarce 50 no se descartaba anoche una posible conferencia de prensa liderada por Ginés González García. La intención del ministro de Salud es replicar las opiniones contrarias a la vacuna Sputnik V y asegurar que el informe técnico del Instituto Gamaleya es robusto desde una perspectiva científica.
Pero esa hipótesis de comunicación dependerá de la voluntad política de Alberto Fernández. El Presidente ya sabe del porcentaje de eficacia de la vacuna rusa en adultos mayores (91.8 por ciento) y Ginés González ya le adelantó que la autorización formal de aplicación de la Sputnik V está redactada y a la firma.
Entonces, sólo falta aguardar el anuncio oficial de la ANMAT y del Ministerio de Salud, que se conjugará con una estrategia de comunicación que resolverá Alberto Fernández durante su camino de regreso a Buenos Aires.
El Presidente anoche cenó en La Rioja y estaba expectante con este anunció y su impacto institucional. Apostó a la Sputnik V pese a las críticas de la oposición y ahora aguarda capitalizar una movida geopolítica que aún depende de la voluntad de Vladimir Putin. Sin apoyo del Kremlin, las vacunas pueden tardar más de lo prometido en un contrato bilateral que permanece secreto.
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