A las 11 de la mañana, en Mar Chiquita, el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, y parte de su Gabinete, volverán a reunirse con los intendentes de la Costa, con el fin de hacer una nueva evaluación sobre la situación epidemiológica de cada ciudad y el impacto de las medidas restrictivas que comenzaron a funcionar a partir del lunes. El aumento de casos de coronavirus preocupa al mandatario provincial, que monitorea muy de cerca lo que sucede en la temporada de verano.
La voluntad del gobierno bonaerense y de los intendentes es tratar de aplicar la menor cantidad posible de medidas restrictivas. Pero, al mismo tiempo, sobre todo desde el Poder Ejecutivo, miden el día a día de los contagios de coronavirus para evitar que un aumento exponencial los obligue a tener que avanzar con cierre de actividades. Esa decisión no solo tendría un costo político, sino que complicaría los resultados de una temporada que ya es bastante magra.
“Tenemos que ver si alcanza con las medidas que se tomaron y si existe margen para ampliarlas, en el caso de que haga falta”, explicaron a Infobae desde el gobierno de la provincia. La evaluación es municipio por municipio. Y en base a esa información se arma un rompecabezas sanitario. Por el momento, la voluntad es no tomar más medidas y seguir profundizando los controles.
En paralelo, en el ministerio de Salud de la provincia están esperando los casos de esta para tener un diagnóstico más certero de la situación epidemiológica. Esperan que sean días donde la cantidad de contagios sea alta. En Santa Clara se hará una evaluación de los últimos días y se pondrá en perspectiva el panorama sanitario en el corto plazo.
Desde este lunes comenzó a regir, en 118 municipios, la restricción para mantener abierto locales comerciales entre la 1 y la 6 de la mañana. El objetivo de esa medida, recomendada por el gobierno nacional e implementada con modificaciones por la gestión bonaerense, es restringir la circulación nocturna de la gente y lograr así bajar el nivel de contagios.
La medida está apuntada especialmente a los jóvenes que están de vacaciones y que son el foco principal de contagio, debido a que no cumplen con los protocolos básicos de higiene y distanciamiento. Sin embargo, dos de los municipios más importantes de la Costa no están de acuerdo con las medidas que se tomaron. Tanto Martin Yeza (Pinamar) como Guillermo Montenegro (Mar del Plata) creen que el cierre de actividades nocturnas solo genera más clandestinidad.
En Mar del Plata están enfocados en desarticular fiestas privadas clandestinas. Para el gobierno municipal la clave de la propagación del contagio está ahí. El sábado suspendieron 19 fiestas y el domingo otras 10. Todas a través de denuncias anónimas en un número de Whatsapp del municipio o por el seguimiento de la policía en las redes sociales para descubrir donde son las convocatorias.
“Decidieron cerrar, ahora hay que multiplicar los esfuerzos para controlar. Es imposible controlar toda la ciudad. Lo que hay que atacar son las fiestas clandestinas”, reflexionó un funcionario del gobierno marplatense. En la ciudad balnearia advierten que hay bastante menos gente que en una temporada común y que el problema no está en la afluencia de personas a los lugares públicos, sino en las reuniones y fiestas que no cumplen con los protocolos.
Yeza, el otro intendente que no quería aplicar restricciones nocturnas, tuvo un cruce en las redes sociales con el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollan. El jefe comunal de Pinamar dijo que estaban en una situación epidemiológica “más o menos manejable hasta que empezaron las nuevas restricciones y se fue haciendo más complejo”. Gollan le respondió en Twitter: “Tan apurado está el macrismo para hacer campaña electoral y criticar al gobierno que el intendente habla del efecto de las medidas antes de que estén en vigencia”. El cuestionamiento estuvo referido a que en el momento en que Yeza se expresó, las medidas no habían entrado en vigencia.
“Como intendente trato de dar certeza y certidumbre y nunca confundir a los pinamarenses, así que lo tomo como una chicana. No hablé del efecto de las medidas sino de la complejidad operativa que viene dada con estos controles”, escribió Yeza para defenderse. En ese contexto la reunión volverá a estar marcada por algunas diferencias entre oficialismo y oposición en la forma de llevar adelante la gestión.
Durante el fin de semana en el gobierno bonaerense dejaron en claro que la vocación no es realizar más cierres de actividades, pero que es importante que los casos empiecen a bajar para que eso no ocurra. El vocero del pensamiento de Kicillof fue el jefe de Gabinete, Carlos Bianco, quien aseguró :“Siguen aumentando los casos y todos nuestros indicadores predictivos muestran que, si no tomamos medidas, van a seguir aumentando”.
En declaraciones radiales sostuvo que las autoridades sanitarias y políticas no quieren que el alza de casos “se transforme en una segunda ola”, pero advirtió que si persisten los descuidos sociales “va a seguir en aumento la cantidad de contagios”. Y aclaró: “Si siguen los casos en aumento, implicará que tendremos que tomar medidas más restrictivas”.
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