El presidente Alberto Fernández tenía previsto viajar el lunes que viene a Chile en su primera visita de Estado, pero debió cancelarla porque su par chileno, Sebastián Piñera, entró junto a su esposa en una cuarentena preventiva ya que un contacto estrecho dio positivo de COVID-19. El encuentro entre ambos mandatarios quedará entonces postergado por unos días.
En Chile, al igual que en nuestro país, en las últimas semanas se produjo un aumento en los casos de coronavirus que condujo al Gobierno trasandino a dictar nuevas medidas para contener el avance de la enfermedad. Hay 63 comunas que volverán a una cuarentena estricta y más de 4 millones de ciudadanos chilenos quedarán confinados a partir de esta semana. Piñera y su esposa, Cecilia Morel, tuvieron contacto con una persona que trabaja en la casa del presidente, según informó en un comunicado el Gobierno chileno. Ambos se encuentran asintomáticos y el lunes por la noche habían dado negativo cuando se sometieron a un test de PCR. Por eso, en modo preventivo, deberán estar en cuarentena.
Este inconveniente de último momento obligó a Fernández a un abrupto cambio de planes. Todavía se estaba armando la lista de funcionarios que iban a acompañar al primer mandatario en su viaje a Santiago de Chile. Sobre todo porque en tiempos de pandemia las delegaciones que se confeccionan deben ser restringidas. Para la concreción de este encuentro resultaron clave los roles de Rafael Bielsa, el flamante embajador argentino en el país vecino, y el del embajador chileno en nuestro país, Nicolás Monckeberg.
Fernández y Piñera tuvieron varios roces en los primeros meses de 2020 pero las posiciones se fueron acercando paulatinamente. Sobre todo en el manejo de la pandemia se produjeron diferencias cuando el argentino exhibió “filminas” con estadísticas comparativas entre los dos países y sobre las medidas sanitarias que se adoptaron a un lado y al otro de la Cordillera de los Andes. Los chilenos, muy molestos por la difusión de esos datos erróneos, los desmintieron casi inmediatamente.
Luego empezaron los acercamientos. El 29 de agosto, por ejemplo, se eliminó el roaming para las comunicaciones telefónicas entre ambas naciones y ese fue un avance importante para mejorar las relaciones bilaterales. Ese día los mandatarios conversaron por teleconferencia durante 45 minutos y coincidieron en reactivar la economía y en promover una mayor integración en el continente.
También en los últimos meses se registró un acuerdo automotor bilateral que afianzó el vínculo, cuya entrada en vigor está prevista para marzo de este año. Se estima que las exportaciones argentinas en este rubro permitirán sumar unas 10 mil unidades al año, según lo que informó la Cancillería argentina. “El nuevo régimen establece un Índice de Contenido Regional –ICR– alentando un incremento sustantivo de los flujos comerciales bilaterales con miras a potenciar el comercio y las inversiones bilaterales, y a fin de avanzar en el encadenamiento productivo regional”, expresó el comunicado que difundió el ministerio que encabeza Felipe Solá a mediados de diciembre.
Habrá otros temas comerciales y políticos que se abordarán entre ambos presidentes cuando finalmente puedan encontrarse personalmente. Es probable que, luego de verse con Piñera, el presidente argentino se traslade a la ciudad de Valparaíso, donde está uno de los puertos más importantes de la nación trasandina, para visitar el parlamento chileno, que por estos días empieza a tratar la despenalización del aborto, un tema que tantas polémicas causó en nuestro país antes de la aprobación de la ley a fines de 2020.
La relación entre el Mercosur –donde Argentina ejerce la presidencia del bloque por seis meses– y Chile también podría ser un eje de los intercambios. Y también la solución de algunos diferendos limítrofes, como la delimitación de Campos de Hielo.