Gustavo Sylvestre se autodefine como un gran laburante, con mucha pasión por la vida y por creer en las causas justas. Nacido en Concepción del Uruguay, empezó su carrera “desde abajo” y hoy es uno de los periodistas más influyentes del país.
Luego de trabajar 23 años en Canal 13, su alejamiento del Grupo fue una sorpresa para todos. En esta entrevista, el “Gato” cuenta el porqué de su decisión, analiza el periodismo actual y da detalles de su relación con Alberto Fernández. Eligió, además, a los cinco personajes de 2020 y se animó a un ping pong político.
Vida y profesión
—¿En qué momento de su vida se siente?
—Yo diría que uno muy bueno. Pleno, muy contento con mi trabajo profesional. Muy contento también con mi familia, que es un valor muy importante para mí, y al que le doy mucha importancia. Y la verdad que no soy de quejarme, soy de dar gracias por todo lo que tengo, por lo que recibo, por lo que puedo hacer, por poder realizar la vocación de mi vida, que ha sido el periodismo siempre, desde muy chico.
—¿Cómo nació esa vocación?
—Desde muy chico. Ya en la escuela primaria organizábamos con mis amigos los fines de semana en mi casa, con un pequeño grabador que me habían regalado mis padres, transmisiones, locutábamos. Y grabábamos programas de música. Y después, ya en el colegio secundario, a los 16 años, tenía un profesor de Historia que, en Concepción del Uruguay, en la provincia de Entre Ríos, trabajaba en la radio, en LT11. Cuando terminamos tercer año, él vio que yo tenía mucha pila, y que siempre estaba metido en todo, y me invitó a participar de un programa que empezaba en el verano. Y bueno, ahí empezamos, ahí empezó la aventura, y no paré hasta el día de hoy.
—¿Cómo llegó de Entre Ríos a trabajar en la Capital?
—En el año 83. Yo me vine a estudiar en el 82 a Buenos Aires. Se interrumpieron mis estudios porque yo había hecho la conscripción en el 81, y en el 82 me reincorporaron, cuando fue la Guerra de Malvinas, así que perdí también el 82. Y en el 83, cuando reanudé en la radio LT11, me puso, con el despertar de la democracia, de corresponsal. Así que el 30 de octubre del 83 tuve la suerte de votar por primera vez y de debutar periodísticamente en la Ciudad de Buenos Aires cubriendo esas elecciones. Fue, realmente, una experiencia magnífica.
—¿Y de la radio a la televisión cómo llegó?
—Por la radio estaba acreditado en la sala de periodistas de la Casa de Gobierno. Empecé a trabajar en radio El Mundo haciendo una suplencia, y en el año 87 comencé en Canal 13 a la mañana, a las siete, el programa Desayuno. Y crearon un turno nuevo, que no existía, a la madrugada. Parece que muchos no querían trabajar a la madrugada. Y me acuerdo que con mi amigo Sergio Elguezábal, que era periodista de radio Continental, nos fuimos a anotar a Canal 13. Nos tomaron una prueba. Bueno, en esos momentos estaba Sergio Villarruel, que era el director de noticias, y Rodolfo Pousá. Y bueno, no fuimos muchos los que nos inscribimos. Y pasó mucho tiempo, y finalmente nos tomaron a los dos. Y empecé así. Primero comencé, dos años y medio, cubriendo el turno de la madrugada. Entraba a las doce de la noche hasta las seis de la mañana. Y bueno, dos años y medio ahí… eso fue el 13 de abril del 87. ¿Sabés por qué me acuerdo? Porque ese 13 de abril del 87 se iba Juan Pablo II de la Argentina y radio El Mundo me había puesto como uno de los periodistas que cubría la gira papal. Fue algo, yo digo siempre, providencial, porque yo soy una persona muy creyente, para mí fue muy impactante estar cubriendo la visita del Papa. Y me acuerdo que despedimos al Papa en Ezeiza, y ese mismo día, después, empecé a trabajar en Canal 13.
—¿Y cómo llegó a la conducción?
—Uff. Pasó mucho tiempo. Porque la verdad que hice todo el cursus honorum. Todo, todo. Cuando comienza TN, que fue uno de los primeros canales de noticias, yo era cronista en la calle. A mí siempre me gustó la política, me apasiona, me gusta. Y cuando comienza TN tengo la oportunidad de ser, primero, columnista. Columnista en TN del noticiero de la mañana. Después tuve una columna que hacía todas las mañanas a las ocho y media de la mañana. En el 86, A dos voces era el programa emblema de TN, y había surgido con la conducción de Marcelo Bonelli y Luis Majul. Luis Majul creo que estuvo un año, y cuando él se va, me ofrecen a mí ser el coconductor con Marcelo Bonelli. Estuve quince años en la conducción de A dos voces y veintitrés en Canal 13.
—¿Por qué se fue del canal que, por lo que se ve, le brindó tanto crecimiento?
—Bueno, no compartía en ese momento la línea editorial del canal ni del Grupo. Lo que después Julio Blanck denominó “el periodismo de guerra”, que comenzó en 2008/2009, justo con la crisis de la 125, cuando hay un cambio en la línea editorial y un cambio, también, en la actitud editorial del Grupo y del canal. La verdad que yo trabajé en forma magnífica y con mucha libertad y mucha independencia. Pero cuando comienza la crisis del campo, que es cuando el Grupo toma una postura política muy fuerte a favor de la Mesa de Enlace y de los requerimientos del campo, ahí ya cambia. Cambia la modalidad, ya no teníamos tanta libertad para invitar a los invitados. Y se dejó el debate, que era esencial en A dos voces, un poco como que no se podía realizar. Entonces hubo un cuestionamiento interno mío, también, no me sentía cómodo con ese cambio en la línea editorial, y bueno, presenté la renuncia. Yo renuncié.
—¿Cuál fue la gota que rebalsó el vaso?
—Esa definición de Julio Blanck, uno de los principales editores del diario Clarín y, además, uno de los periodistas más emblemáticos del Grupo. Dijo: “Sí, hicimos periodismo de guerra”. Eso no es periodismo. Está grabado, incluso. Me parce que fue muy buena esa sinceridad en expresarlo. Y yo creo que cambió el periodismo, ahí hubo una bisagra. Y hubo una bisagra que se notó, y es esto: nosotros teníamos libertad absoluta para hacer debates; los mejores debates se hicieron en A dos voces, la verdad que todos los sectores iban.
—¿Por qué dice “iban”? ¿Quiénes dejaron de ir?
—Después se empezaron a poner condicionamientos. “Que todos aquellos que estaban a favor de la 125, no, porque el Grupo tenía una postura muy a favor del campo”. Estaban en todo su derecho. Y yo también tenía mi derecho a renunciar. La verdad es que se sorprendieron. Yo siempre fui muy bien tratado, esto tengo que decirlo. Yo no reniego de nada, todo en la vida es aprendizaje.
—Del Grupo Clarín se fue al Grupo América, en el cual estuvo menos años, ¿de ahí también se fue por temas editoriales?
—Sí, pero ahí me echaron (risas). Ahí no renuncié, ahí me echaron por no compartir la línea editorial. Bah, qué sé yo, la verdad que fue de un día para el otro. Me tomó por sorpresa.
—¿Cómo vivió esa experiencia de quedarse sin trabajo de un día para el otro?
—Fue impactante. Era la primera vez que me pasaba. Y sin demasiadas explicaciones, me dijeron: “Mirá, no están de acuerdo con tu postura”. Fue un momento de angustia. Uno vive de esto. Yo vivo de esto, de mi profesión. Y dependo del sueldo. Bueno, yo en ese momento estaba también trabajando en Radio Del Plata, es decir, tenía otro trabajo. Y fue duro, fue fuerte. Sobre todo cuando se produce por cuestiones políticas. La verdad que yo no soy una persona de tener rencores, y el pasado no lo miro, sigo para adelante.
—¿Cómo ve el periodismo hoy?
—Mal. Mal.
—¿Por qué?
—Porque yo creo que fue una bisagra, te vuelvo a reiterar, el tema de la crisis del campo. Y ahí cambió totalmente. Vuelvo a este concepto, que no lo dije yo, que patenta lo que ha pasado en estos años, el periodismo de guerra. Es decir, el periodismo tiene que ser crítico, estamos todos de acuerdo, pero no tiene que tomar posturas políticas. Y el periodismo ha tomado posturas políticas. Y se vio en estos últimos cuatro años, en los que la mayoría del periodismo en la Argentina jugó a favor del Gobierno de Macri. Encubrió al Gobierno de Macri. Y todo lo que no veían durante el Gobierno de Macri y ocultaron, ahora, de un día para el otro, lo empiezan a ver. Es muy notable la diferencia.
—¿Una autocrítica como periodista?
—Yo siempre me hago autocríticas, y me gusta que me critiquen.
—¿Cómo maneja las críticas?
—Yo acepto todo. Yo no contesto. No entro en debates absurdos. No me peleo. Tampoco entro a polemizar con colegas. No me gusta polemizar con colegas. Cada uno tiene su rol, cumple su rol. Yo en eso soy respetuoso. Además, yo sí he adoptado una postura por convicciones, por lo que creo que es mejor para el país, y bueno. Y también denunciando cuestiones por ahí fuertes, como en su momento fue lo de Santiago Maldonado, que fue una cuestión que nosotros seguíamos todos los días, o como fue, también, la cuestión del hundimiento del submarino ARA San Juan. En esas causas sí me puedo enrolar.
—¿Cómo ve el Gobierno actual?
—Bueno, no se puede hacer ningún análisis si no tenemos en cuenta esta pandemia que puso patas para arriba el mundo. No terminamos de salir y ya estamos hablando de una nueva cepa. De segunda ola. De tercera ola. Y yo creo que no se puede hacer una crítica o un análisis si no tenemos en cuenta esta pandemia y lo que ha significado para el mundo y para la Argentina. Pero más allá de eso, yo creo que es un análisis positivo. Que hay algunas cuestiones que el Gobierno debe profundizar, sobre todo en el tema precios, control de precios. Variables, el nivel de salarios en los que, bueno, se venía de muchos años en los que los salarios perdieron frente a la inflación. Y yo creo que también tiene que acelerar lo que el Presidente había prometido, que es la reforma judicial. Y hoy por hoy es principal y esencial en la Argentina la reforma judicial.
— ¿Cómo ve al Frente de Todos? ¿No advierte que viven su propia grieta?
—Tiene sus diferencias. Yo creo que rápidamente el Frente de Todos se tiene que institucionalizar. Se tiene que encontrar una mesa de diálogo interno. Que tengan allí la posibilidad de dirimir las diferencias hacia adentro del Frente de Todos y no que algunas diferencias que hay, que son notorias en las últimas semanas, puedan, en algún momento, afectar la institucionalidad. Yo creo que es el trabajo y la obligación que tiene el Frente de Todos: lograr una institucionalización.
—¿Y por qué cree que eso no se logra?
—Porque a los dirigentes políticos les cuesta lograr estas formas de institucionalizar, de canalizar. Yo creo que es un mal de la política.
—¿Cree que algunas de esas dificultades tiene que ver con no saber delegar o con el factor ego?
—Bueno, eso puede ser. El ego…, el ego a los dirigentes políticos es una cuestión en la que tienen que hacerse autocrítica. Y el diálogo. Tienen que aprender a dialogar entre ellos. A debatir entre ellos. A transitar ese mecanismo. Ya hubo una experiencia en la Argentina que terminó mal por no institucionalizarse, que fue la Alianza. Por supuesto que el Frente de Todos no tiene punto de comparación con lo que fue la Alianza. En nada. Pero hay que aprender esas cosas. Y yo creo, insisto con esto, que para mí es fundamental que puedan institucionalizar algo que es muy positivo y que ha sido muy importante para la Argentina, este conjunto de agrupaciones políticas y sindicales que se reunieron, que conformaron el Frente de Todos, porque la ciudadanía le ha dado la responsabilidad del Gobierno.
—¿Tiene diálogo con la vicepresidente?
—No, no. No tengo diálogo.
—¿Nunca lo tuvo?
—Sí, a ver, perdón, cuando era senadora, cuando era diputada. Yo los conocí en el año 1994; fui uno de los primeros periodistas en conocerla. Esa fue una posibilidad que me dio la Convención Constituyente en Santa Fe. Como también descubrí, porque fue allí, a Elisa Carrió en esa Convención. Yo les empezaba a hacer notas a ellos. A Elisa Carrió, a Néstor Kirchner, que era un desconocido en la Capital Federal. A la doctora Cristina Kirchner. Fue algo impresionante la Convención Constituyente de Santa Fe del 94 como semillero para la política. Fue importante.
—¿Le gustaría entrevistarla hoy?
—Sí. Sí. Yo creo que sería muy necesario que Cristina hable. Que dé un reportaje en estos momentos. Yo creo que sí, que sería muy necesario.
—¿Qué le preguntaría?
—De todo.
—¿Lo primero?
—Cómo se lleva con Alberto (risas).
—¿Y para usted cómo está esa relación?
—Yo creo que bien. Yo creo que whatsappean más seguido de lo que nosotros creemos. El Presidente tiene una característica muy positiva, que la tienen pocos argentinos, que es el diálogo. Esto que yo criticaba en otros. Es muy conciliador. Es muy conciliador, muy dialoguista, y busca permanentemente articular. Eso, que es una gran virtud, a veces puede ser un defecto. Yo creo que es uno de los presidentes que más habla con los periodistas.
— Usted es uno de los periodistas preferidos, durante el 2020 lo entrevistó cuatro veces…
—No, no, no. Salió con muchos más antes que…
—Y en las entrevistas que le hizo, ¿cómo le vio?
—Lo he visto muy enfocado, muy atado a la realidad. Muy informado, algo que me sorprende. Mira que un presidente tiene que bancarse una hora y media de reportaje, o dos horas de reportaje, como ha bancado el presidente. Muy informado sobre todos los temas. No hay un tema que se le escape o que diga “de esto no sé”, o como nos decían en el pasado “esa te la debo”. Nunca me respondió con un “esa te la debo, eh”. La verdad que lo veo bien. Yo creo que tiene que, por ahí, ajustar algunas áreas, todavía, del Gobierno.
—¿Por ejemplo cuáles?
—Yo creo que tiene que ajustar algunas áreas del Gobierno, y creo que él también se da cuenta. Pero bueno, todo a su tiempo. Recuerdo que en la última nota que le hice le dije: “Presidente, pensar que entre el primer reportaje que hicimos en enero de este año y lo que hoy hablamos, si hacemos un punto de comparación, cambió el mundo”. Y todo lo que tenía como idea de hacer en enero se diluyó después por la crisis del coronavirus. Y bueno, hay que estar en la cabeza de un presidente que tiene un proyecto de país que de un día para el otro te levantás y dice “pandemia, pandemia, bicho nuevo que no conocés”. Y me parece que hay un hecho político para destacar en la Argentina, inédito, que ha sido este trabajo en conjunto del presidente con los 24 gobernadores en forma mancomunada para enfrentar el coronavirus. Esto se destaca poco. Este es el gran acuerdo político que la Argentina ha tenido este año. Un presidente con los 23 gobernadores, con Horacio Rodríguez Larreta también colaborando. Con la seriedad con que Fernán Quirós ha enfrentado muchas veces rompiendo los delirios que decían desde su propio partido, y con mucho conocimiento decía: “No, no estoy de acuerdo con eso”. O cuando Macri proponía que se contagie el que se tenga que contagiar, que se muera el que se tenga que morir, y Quirós decía: “No estoy de acuerdo con la teoría del rebaño”. Yo creo que esto hay que destacarlo en la Argentina. Es el hecho político de 2020. Un hecho inédito para la vida de los argentinos.
—¿Cómo ve la comunicación, en general, del Gobierno?
—A mí no me gusta hablar de eso. ¿Sabés por qué no me gusta? Porque sabés que ese es un tema que siempre se dice “falla la comunicación”. A todos los Gobiernos les han dicho que “falla la comunicación”. A ver, asumamos que al Presidente le gusta comunicar él. Entonces, muchas veces por ahí los ministros también quedan cohibidos de tener un presidente que habla con la mayoría de los periodistas y que responde siempre.
—¿Cuál cree que fue el papelón político de 2020?
—Bueno, yo creo que la oposición en la Argentina ha hecho muchos papelones este año. Lamentablemente no han acompañado como deberían haber acompañado. Cierto sector de la oposición. Lo que yo llamo “el macrismo residual”. Me parece que no han estado a la altura de las circunstancias de lo que significa una pandemia.
—¿Cuáles son los cinco personajes más importantes del año?
— Bueno, el Presidente. La vicepresidenta, obviamente, que es la figura política de la Argentina, sin lugar a dudas. Esta figura de los gobernadores, para no poner un nombre, pero englobar también ahí a Horacio Rodríguez Larreta. Me parece que sí, que han tenido un papel preponderante. Y el personal de salud. El personal de salud tiene que estar, realmente cómo han demostrado la capacidad que han tenido para responder. Yo creo que han dejado la vida. Han dejado la vida muchos de ellos.
Los personajes más importantes del 2020: fueron: Alberto, Cristina, los gobernadores, Horacio Rodriguez Larreta y el personal de la salud
—¿Cuál fue el día más feliz de tu vida?
—Cuando me casé, y el día del nacimiento de mis hijas, de mis dos hijas. Y todos los días agradezco tener trabajo y trabajar de lo que me encanta; que es la pasión de mi vida, el periodismo.
Ping pong
—¿El papa Francisco?
—Una persona extraordinaria. Tuve la oportunidad, este año, de recibir una invitación suya para viajar a Roma. Yo soy un tipo creyente, así que para mí fue realmente algo impactante compartir su misa diaria privada. Charlar. Es una figura, a nivel mundial, hoy por hoy, esencial. Es muy importante. Solo la Argentina puede hacer lo que hizo el gobierno de Macri de hacerle la campaña de desprestigio que le montaron en contra al Papa. Es imperdonable. Entre otras tantas cuestiones del gobierno de Macri.
—¿Diego Maradona?
—Yo soy cero fútbol, así que… La verdad que yo descubrí con la muerte de Maradona lo que significaba Maradona para muchos argentinos, y ahí lo empecé a respetar.
—¿Mauricio Macri?
—El pasado, que no vuelva más.
—¿Elisa Carrió?
—Una persona que demuestra tener muchas luces. Muy inteligente. Pero que todavía no me explico cómo pudo actuar como la blanqueadora de Macri.
—¿Sergio Massa?
—Un dirigente político muy importante. Muy válido. Y que siempre está.
—¿Máximo Kirchner?
—Una gran incógnita. No lo he podido entrevistar. No he podido profundizar. Una gran incógnita.
—¿Juan Grabois?
—Un dirigente social muy importante. Válido. Que hay que comprender. Pero que a veces tendría que bajar un poquito los decibeles. Pero un dirigente social muy importante.
—¿2021?
—Un año de mucha expectativa favorable, creo, para la Argentina, si sabemos realmente prepararnos como país, como sociedad, queriéndonos un poco más, queriendo un poco más a la Argentina. Dejando de vapulear tanto a la Argentina, que a muchos les ha dado tanto y después hablan en contra o que se quieren ir afuera, cuando han hecho todo y la Argentina les ha dado todo. Bueno, yo creo que va a ser un año muy positivo para la Argentina.
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