Una canilla con su nombre, una bala de cañón, un muñeco con su imagen como Presidente hecho con hilo, un casco de bombero de madera de los que usan en las minas de Bolivia, una réplica de un equipo de perforación usado por YPF en Neuquén. Una copia de la Copa América y otra de la Copa Libertadores, obsequio del presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, camisetas de fútbol, incluida una de la Selección argentina que le regaló el dirigente paraguayo; merchandising de Argentinos Juniors, entre el cual figuran 20 barbijos con el escudo del club de sus amores que le entregó la Confederación Nacional de los Trabajadores de la Salud. Un almanaque que le envió el CEO de Clarín, Héctor Magnetto. La colección completa de discos del músico cubano Silvio Rodríguez; instrumentos musicales; un reloj de madera en forma de guitarra; gorras, medias, remeras con leyendas alusivas; una decena de mates; y más de un centenar de libros de los géneros más diversos.
Estos son algunos de los 277 regalos que recibió el Presidente en su primer año de gobierno, según el Registro de Obsequios y Viajes relevado en su totalidad por Infobae, desde el 10 de diciembre de 2019 al cierre del 2020.
Por un decreto dictado en 2016, los jefes de Estado y funcionarios nacionales deben hacer públicos los obsequios que reciben durante el ejercicio de su función, en ese Registro de consulta pública en la web, que funciona bajo la órbita de la Oficina Anticorrupción (OA). Con el objetivo de evitar dádivas o favores, así como posibles conflictos de interés, los agentes públicos tienen prohibido recibir presentes o favores que “no se hubieran ofrecido si el destinatario no se desempeñara en su cargo”. Solo están exceptuados los regalos de cortesía, protocolo o por “costumbre diplomática”.
Entre los obsequios que recibió Fernández como presidente, hay una docena provenientes de reconocidos líderes mundiales. También de gobernadores e intendentes, de empresarios, de organizaciones políticas, sindicales y deportivas, de referentes religiosos -incluido el Papa Francisco-, y también de ciudadanos, sin identificar por su nombre. Uno de ellos, le regaló un óleo con el retrato del Presidente y su vice, Cristina Kirchner, cuyo destino -al menos hasta ahora- es la residencia presidencial de Olivos.
También hay una bala de cañón encontrada en el sitio histórico del combate de Vuelta de Obligado, que le entregó el 20 de noviembre pasado el militante kirchnerista Valentín Mastrángelo cuando Fernández estuvo en el acto de Vuelta de Obligado. Sería una de las que utilizó la Confederación Argentina para enfrentar a la flota anglofrancesa el 20 de noviembre de 1845. Mastrángelo contó que “un plomero que estaba haciendo un trabajo de desagüe en Vuelta de Obligado la encontró” y le dio la pieza. “Quedamos en que se la daríamos al primer presidente que viniera, con la convicción de que no hay nada de esto en el Museo del Bicentenario”, le dijo este abogado del PAMI al semanario La Opinión el mes pasado, tras su encuentro con el Presidente en el acto oficial por el aniversario de esa batalla.
Obsequios musicales
Reconocido melómano y guitarrista aficionado, Fernández fue destinatario de tres guitarras. Una de ellas fue obsequiada por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, tras la comida que ambos mandatarios compartieron en París el 5 de febrero pasado. Otra por el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti; y la tercera por el mandatario de La Rioja, Ricardo Quintela, quien también le regaló uno de los dos bombos que recibió. El otro bombo se lo obsequió la intendenta de Juntos por el Cambio de la capital riojana, Inés Brizuela y Doria. También llegó a la residencia presidencial una quena personalizada con el nombre del mandatario, un presente del reconocido músico catamarqueño Juan Molina. Todos los instrumentos quedaron en la Quinta de Olivos, para uso del Presidente.
Además de la veintena discos de uno de los íconos la trova cubana, el jefe de Estado también recibió otra docena y media de CDs de los géneros más diversos. Entre ellos, el último disco de Bob Dylan, Rough and Rowdy Ways, uno de sus ídolos musicales y por quien bautizó con su nombre a su ya famoso perro Collie. Se lo regaló el intendente de Escobar Ariel Sujarchuk. También, le obsequiaron una copia del CD Se vino la Pachanga de la banda rosarina Vilma Palma e Vampiros, y el CD Che Piazzola!, de Yamil Le Parc. Hijo del reconocido artista plástico Julio Le Parc y curador de sus muestras, este cantor de tangos le regaló también una botella de Rutini Wines que lleva el nombre de su célebre padre.
Eclecticismo literario
Los 116 libros registrados como obsequios incluyen obras de todos los géneros. Desde un ejemplar de “D1os, Miradas sobre el mito Maradona”, enviado premonitoriamente por el diario Página 12 veinte días antes de la muerte de Diego Armando, hasta una copia de “Covid-19 el gran reinicio”, de Achwab Klaus, el economista y empresario alemán, fundador de Foro Económico Mundial.
Entre el centenar de textos también figuran desde “Proyecto de Investigación sobre el alma. Psiquismo Individual de Energías Cuánticas”, de Mario Bruno, hasta “Parece cuento que la Argentina aún exista”, el último libro del economista e historiador argentino Mario Rapoport. Si la función pública le dejó algo de tiempo, quizás Alberto Fernández pudo llegar a hojear “Galán mata billetera”, de Vitale Alberto Ignacio, o “La Historia de Mamá Cultiva” Argentina, de Valeria Salech, un libro que recoge experiencias curativas con el cannabis medicinal.
También llegó a sus manos un ejemplar de “La Marchita, el escudo y el bombo”, de Ezequiel Adamovsky y Esteban Buch, que le regaló el joven compositor argentino Fernando Manassero, quien integró la comitiva de artistas argentinos en Francia que participaron del almuerzo ofrecido por el presidente Macron a su colega argentino, en el Palacio del Elíseo.
Muchos los libros -según se informa en el registro- fueron destinados luego al Ministerio de Educación de la Nación.
Regalos permitidos
El jefe de Estado tiene vedado, como regla general, recibir obsequios, “beneficios” o “gratificaciones” con motivo o en ocasión de sus funciones, o viajes financiados por terceros. Así lo establece la Ley de Ética Pública con el objetivo de evitar que organizaciones de todo tipo, gobiernos o privados busquen influir en determinadas políticas o beneficiarse de determinadas decisiones suyas, y prevenir así posibles conflictos de intereses.
La norma excluye a los regalos de cortesía, protocolo o costumbre diplomática que recibe el Presidente en sus actividades, visitas públicas, viajes y actos oficiales.
Muchos de ellos provienen de mandatarios extranjeros, especialmente luego del estreno del cargo. Así, por ejemplo, dos semanas después de que Fernández desembarcara en la Casa Rosada, el hoy ex presidente norteamericano Donald Trump – de excelente relación con su antecesor Mauricio Macri- le envió una caja para su escritorio con forma de águila, símbolo de los Estados Unidos. El Presidente decidió que fuera destinada a la residencia de Olivos.
El 31 de enero de este año, en su primera visita oficial al Papa Francisco en la Biblioteca Privada del Palacio Apostólico del Vaticano, el Pontífice le obsequió un rosario, una escultura con la paloma de la paz hecha en cobre, varios libros de religión y una medalla.
Macron, en cambio, cuando Fernández visitó Francia en febrero, como cierre de su primera gira europea antes de que estallara la pandemia, decidió darle un regalo más personalizado: una guitarra en un estuche. El instrumento fue hecho por un luthier argentino que vive en París, Víctor Iermito.
Cómo reflejo de la buena sintonía entre el jefe de Estado argentino y Cuba, el presidente de la isla caribeña, Miguel Díaz Canel - quien reemplazó a Raúl Castro en octubre del año pasado-, no ahorró presentes para su par argentino, todos vinculados a productos emblemáticos de su país. A poco de su llegada a la Casa Rosada le regaló cinco cajas de habanos “Cohiba Behike” y “República de Cuba”; una caja del tradicional Ron 1519 Havana Club; el libro del fotógrafo cubano Alejandro Azcuy Domínguez “Noble Habana”; un tradicional mantel bordado con servilletas; y un perfume “Habana”. Dos meses después le obsequió 20 CDs con la discografía completa de Silvio Rodríguez, y otros 10 discos con la “Colección Memorias” de música cubana de otra época.
Su par paraguayo del Partido Colorado, Mario Abdo Benítez, le obsequió cuando vino a la asunción presidencial en diciembre de 2019 una tradicional camisa de lino blanca, más allá de que Fernández prefiera los trajes y la corbata.
El mandatario colombiano, Iván Duque, le envió en diciembre del año pasado un ejemplar del libro “Caminando Colombia”, que el Presidente envió al Ministerio de Educación, y una vasija, que fue destinada a la cartera de Desarrollo Social.
Del presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, Fernández recibió un adorno de pie tradicional de su país. Por su parte, el ex primer ministro de Japón, Shinzō Abe –quien dimitió en septiembre último-, le regaló un camino de mesa Kikyoya. Salomé Zurabishvili, la primera mujer en ocupar la presidencia de Georgia, le obsequió una vasija de cerámica en forma de cabra.
En el marco de la última cumbre del G20, que se realizó de manera virtual con epicentro en Arabia Saudita, el rey Rey Salmán bin Abdulaziz de ese país le envió una moneda representativa con el logo G20, un paquete de café en granos “Kholani Coffee Beans”, y otro de higos secos, además de “una plaquita conmemorativa de agradecimiento” por su participación en este encuentro mundial, el primero que tuvo a Fernández como primer mandatario.
Qué dice la norma
La norma establece que los obsequios que puede recibir el Presidente no deben provenir de personas, gobiernos o entidades que sean contratistas, concesionarios o proveedores del Estado, o que realicen actividades reguladas o controladas por éste, o estén bajo su área de influencia directa.
Si el Presidente recibe o le ofrecen un obsequio indebido por su valor, su naturaleza o por de quién viene, debe rechazarlo o devolverlo.
Si el regalo supera los $12.000, debe incorporarse al patrimonio del Estado. Si su valor es inferior a ese monto, el Presidente puede disponer del obsequio para uso personal, al igual que los comestibles, independientemente de su valor.
La Ley de Ética Pública fue sancionada en 1999, sobre el final de gobierno menemista, ocho años después del episodio de la Ferrari 348 TB roja que le fue obsequiada a Carlos Menem dos años después de asumir. Valuada en USD 120.000, se la regaló el inversionista italiano Massimo del Lago, quien junto al contador Mariano Perel, estuvo a punto de obtener la concesión para la construcción de una autopista de USD 80 millones en Morón. No solo Menem la usó sin culpa, sino que le respondió a los periodistas cuando le recriminaron el exceso de velocidad para ir desde la Quinta de Olivos hacia Pinamar: “La Ferrari es mía, ¿por qué la voy a vender?. Es mía, ¡mía!”. Lo amparaba la inexistencia de una norma que le impidiera disponer de ella para su uso personal.
El decreto que, recién en 2016 durante el gobierno de Macri, reglamentó el artículo 18 de la Ley de Ética Publica, además de establecer cuáles son los regalos permitidos, dispuso que todos - se incorporen o no al patrimonio del Estado -, deben ser informados en el Registro de Obsequios a funcionarios públicos, para asegurar el control y seguimiento de su destino, y evitar su incorporación ilegal al patrimonio personal del funcionario. Lo mismo con los viajes financiados por terceros a fin de transparentarlos. Fernández no registró ningún viaje de este tipo en su primer año de mandato.
Regalos de empresarios
Una semana después de asumir, el Presidente recibió una canasta con productos alimenticios de Nesha Alexis, director de Celulosa Moldeada SA, que incluía una lata con trufas “Lacasa”, un pan dulce, un vino blanco de uva riesling -originaria de Alemania-, un tinto Enzo Bianchi, y un champagne Chandon extra brut. Por esos días, Magnetto, uno de los blancos predilectos del kircherismo durante la gestión de Cristina Kirchner, le envió un presente más “austero”: un almanaque 2020 del Grupo Clarín.
A un mes de que el jefe de Estado dispusiera la cuarentena y con la pandemia ya decretada, Eduardo Eurnekian, de Corporación América, le obsequió un termómetro digital y un Butterfly iQ, un ecógrafo portátil que permite obtener imágenes de ultrasonido conectado a un celular, para que el mandatario conozca su tecnología de última generación. El empresario donó 200 de estos al Ministerio de Salud de la Nación. El dispositivo fue destinado a la unidad médica de la Quinta presidencial.
Para mitad de año, el vicepresidente de IRSA, Saul Zang, le obsequió un presente más autóctono: un poncho tejido.
La fábrica textil Ciudadela, le envió a mitad de año 24 pares de medias de algodón de mujer, 66 de hombre, 15 máscaras protectoras, 11 bolsitas con barbijos descartables. Todos fueron destinados al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
La canilla con el nombre del Presidente Alberto Fernandez fue un regalo que le hizo Luis Schamun, titular de la firma de grifería Hidromet, en septiembre pasado. Ese mismo mes, el presidente de Samsung Argentina, el coreano Ricardo Chang, no le regaló un celular, sino un juego de té y una caja de Korean Ginseng Tea Gold.
Martín Ticinese, presidente en Cervecería y Maltería Quilmes, le obsequió cuatro vasos cerveceros, dos botellas de cerveza, dos botellas de alcohol sanitizante, “dos pancitos” y “dos frasquitos con cebada”.
Sin control de oficio
Ante la consulta de Infobae, desde la OA explicaron que “no hacen un control de oficio, sino a partir de una denuncia” sobre los regalos que recibe el Presidente. “No revisamos la veracidad de lo que carga cada funcionario. La Oficina hace un análisis del cumplimiento de la norma. Si nos enteramos de un regalo que no está permitido, por ejemplo por un medio de comunicación, le decimos ‘esto no lo puede recibir”, o le pedimos que lo registre. O sea, incentivamos el uso del Registro de Obsequios para un mejor control por parte de la sociedad. Hacemos acciones para que el funcionario sepa que tiene el deber de declarar lo que le regalan”.
¿Qué pasa si un Presidente no registra un obsequio que recibe? “Cualquier funcionario que no lo haga, viola la Ley de Ética Pública. Se le puede abrir un sumario, y podría llegar a sufrir un descuento de sueldo”, explicaron en la OA.
Lo cierto es que si un Presidente o funcionario recibe un regalo o, por ejemplo, un viaje pagado por un privado, podría constituir una dádiva, y abrirse una causa penal. Aunque muchos advierten que el regalo puede llegar a torcer la voluntad de un funcionario de rango más bajo, pero no el de rango más alto, que suele ser quien define una política pública.
“El objetivo del Registro de Obsequios es poder trabajar sobre el posible conflicto de interés que hay entre las decisiones de los funcionarios y los intereses del sector privado. La idea es que un funcionario no esté influenciado en sus decisiones por un regalo. El tema es que hay que ver cuán efectivo puede resultar este mecanismo, ya que es un poco naif. Si hay un funcionario corrupto que hace un acuerdo irregular con un privado, no va a quedar registrado”, advierte Pablo Secchi, director ejecutivo de Poder Ciudadano.
“Son prácticas que vienen de países mucho más avanzados en materia de ética pública, y estas extrapolaciones no terminan de ser efectivas en Argentina por nuestra clásica anomia. Este tipo de registros de obsequios que reciben los funcionarios son necesarios para el control, pero se tienen que complementar con otras herramientas de la Ley de Ética Pública”, agrega el director del capítulo argentino de Transparencia Internacional.
Regalos de gobernadores
Varios gobernadores también le dieron obsequios al Presidente en su primer año de gobierno. En su mayoría, representativos de sus provincias. Todos fueron del oficialismo. El más generoso fue el riojano Quintela. Además de una guitarra y un bombo, le obsequió seis botellas de vino blanco torrontés riojano y otras seis de tinto malbec “Raza Argentina”. También, le regaló un poncho, un cuadro pintado de Manuel Miguel de Güemes, dos monedas del bicentenario de La Rioja , y un cuadro con la Oda a los caudillos.
Perotti, además de una segunda guitarra, le regaló una caja de los tradicionales alfajores santafesinos Gayalí.
El misionero Oscar Herrera Ahuad le obsequió un coatí de cerámica, un animal típico de la provincia mesopotámica, y una escultura del Andresito Guacurarí, el único gobernador indio de la historia argentina.
Sergio Uñac le dio una medalla con la imagen del sanjuanino más destacado en la historia de la provincia, Domingo Faustino Sarmiento, además de vinos, aceto balsámico, aceite de oliva, bolsitas con pistachos con cáscaras y mermelada de lima, todos producidos en su distrito. Raúl Jalil, mandatario de Catamarca, también eligió enviarle productos típicos de su provincia, como nueces, además de vino catamarqueño y una estatuilla de la Virgen del Valle de Catamarca.
El pampeano Sergio Ziliotto, le regaló una manta artesanal y una olla comunitaria ranquel, realizada por artesanos de esa comunidad indígena de Baigorrita. La artesanía obtuvo en 2017 el primer premio en el Fondo Nacional de las Artes y en 2019.
Sobre el filo de la Navidad, el gobernador entrerriano, Sergio Bordet le regaló un vino tannat y dos dulces de arándanos y naranjas. El presente fue en el marco de la visita el 22 de diciembre del Presidente a Concordia para abrir los sobres con las ofertas para la licitación de obra de renovación del aeropuerto binacional de esa ciudad, para la operación de vuelos comerciales regulares, tanto para el transporte de pasajeros como de cargas, especialmente de cítricos y arándanos, la principal producción de la provincia.
Intendentes bonaerenses también le entregaron obsequios al jefe de Estado. Además del CD de Bob Dylan que le dio Sujarchuk, el jefe comunal de Escobar le entregó una placa conmemorativa por la inauguración del Hospital Municipal Presidente Néstor Kirchner en ese municipio, el 28 de septiembre último, acto al que asistió el primer mandatario.
Fernando Gray, del municipio de Esteban Echeverría, le regaló una bandeja conmemorativa. Federico Achával, de Pilar, un set de pluma y tinta por los 200 años en la historia. Y Juan Zabaleta, de Hurlingham, le obsequió dos adornos de corazón realizados en los talleres de “La casa de la Mujer”, que funciona en ese municipio.
Los 277 presentes informados por Fernández en este primer año de mandato resultaron mucho más austeros que lo que fueron en otras épocas, acorde con los tiempos de crisis económica y pandemia.
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